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Stiglitz da el espaldarazo al 15-M: "Esto no funciona, hay que cambiarlo"

El premio Nobel se presenta en el Foro Social de los indignados y asegura estar "impresionado por ver toda esta energía"

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El tradicional gesto de manos agitadas en el aire con el que los indignados muestran su conformidad con una propuesta, se convirtió en sonoros aplausos y gritos de alegría. El moderador de la asamblea del I Foro Social del 15-M que se celebraba en el Parque del Retiro, en la que se debatía sobre la deuda y los desajustes sociales, preguntó al auditorio si estaba dispuesto a hacer un hueco en el turno de palabra al Nobel de Economía Joseph Stiglitz.

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“Todo el mundo ha comenzado a gritar y a aplaudir, ha sido muy emocionante”, cuenta José Bellver, doctorando en Economía en la Universidad Complutense. Él, junto a otra compañera de su departamento, había coincidido en El Escorial por la mañana con el economista en el curso de verano Economía Política de la crisis. “Cuando terminó la charla nos acercamos a hablar con él y le invitamos a venir a este Foro. Ya conocía el 15-M, nos dijo incluso que el domingo se había pasado por la marcha”, cuenta Bellver.

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Y allí se plantó poco antes de las 20.00 horas Stiglitz, en zapatillas y con ropa de sport, junto a su mujer y su hijo. Ante la sorpresa del público, el execonomista jefe del Banco Mundial agarró el mismo megáfono con el que los indignados llevaban desde por la mañana debatiendo acerca de la democracia participativa o las deficiencias del sistema e hizo un breve repaso a algunos de los problemas de Europa y Estados Unidos, como las graves cifras del paro o la situación en Grecia. “Esta es una oportunidad para que la economía aporte medidas más sociales”, argumentó el economista, que esbozó un discurso crítico con cómo los poderes políticos están gestionando la salida a la crisis. El premio Nobel animó a los presentes a responder a las “malas ideas”, no con la indiferencia, sino con “buenas ideas”. “Esto no funciona, hay que cambiarlo”, concluyó.

El economista se mostró además ilusionado con el 15-M y aseguró que la energía del movimiento le llegaba “al corazón”. No obstante, advirtió a los indignados de las dificultades de alcanzar éxitos en este proceso de cambio y aludió, para ello, a la necesidad de establecer diálogos y liderazgos.

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Por la mañana, Stiglitz había asegurado que el Banco Central Europeo es un gobierno económico “atado a la teoría errónea” de que la inflación debe ser la piedra angular que conforme las políticas económicas, al tiempo que criticó que el Fondo Monetario Internacional se centre más en controlar a países pequeños, cuya incidencia en la economía es mínima, y no vigile a países como EEUU. “Tienen que vigilar a Estados Unidos y no a Guatemala”, espetó durante su paso por los Cursos de Verano de El Escorial, organizados por la Universidad Complutense de Madrid. De esta forma, Stiglitz señaló que “la mayoría de los bancos centrales deberían preocuparse del empleo, de la estabilidad financiera”, pero aquí, en Europa, “dijeron que sólo tenía que controlar la inflación”. Stiglitz, como integrante del Comité Científico que orienta a la Fundación Ideas, se reunirá hoy con Zapatero y Rubalcaba.

Tras la breve intervención, la visita del premio Nobel se convirtió en el centro de muchas de las conversaciones de los indignados. “Es un referente para todos los que estudiamos economía desde un punto de vista crítico”, aseguró Manuel Gracia, estudiante de la Universidad Complutense.

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Antes de que Stiglitz irrumpiera por sorpresa, los indignados llevaban desde las diez de la mañana organizados en asambleas en el primer Foro Social 15-M. Las profesoras de Historia y Sociología Marta Casaus y Teresa García Jiráldez inauguraron la jornada con una charla sobre la democracia participativa a la que siguió un largo de debate que se alargó hasta casi las tres de la tarde. En el turno de palabra, la diversidad del movimiento se dejó ver en lo variado de las intervenciones. “No representamos todavía a nivel numérico a nadie, pero mientras conservemos esta espontaneidad, sobreviviremos”, aseguró un joven llamado Alberto. “Hay que mover a la población con propuestas”, apuntó otro indignado de Salamanca.

A lo largo de toda la explanada que rodea al Palacio de Cristal, los indignados, sentados en círculos debatieron durante horas sobre política a corto y largo plazo, medio ambiente, cultura o sanidad. En la asamblea de Internacional, plantearon estrategias de coordinación de cara a la movilización del 15 de octubre y apuntaron la necesidad de buscar “señas de identidad” en materia de contenidos y acciones concretas con otros países.

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En otra de las asambleas, un grupo de indignados decidió iniciar esta misma tarde una marcha a Bruselas con el objetivo de concentrarse ante el Europarlamento. “El 15-M no puede parar y no puede hacerlo ahora”, arengó un asistente.

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