La soflama del cura de Madrid cuestiona la tregua de Rouco
Los exabruptos del sacerdote de Villanueva del Pardillo contra el Gobierno no sorprenden en el Episcopado. No se prevén medidas contra él
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"Esto se veía venir. Tanta presión política, tanta misa en Colón y alguno tenía que saltar. Lo extraño es que nadie se haya quejado antes". Así trataba de explicar ayer un veterano sacerdote que trabaja en la sede de la Conferencia Episcopal Española la polémica protagonizada por el padre Enrique Olmo, coadjutor de la iglesia de Villanueva del Pardillo (Madrid), quien en su homilía del pasado domingo acusó al Gobierno socialista de "matar a los niños en el seno de sus madres" y de ser "más nazi que los nazis de Alemania". Sus palabras motivaron la protesta del catedrático Primitivo González López, y la furibunda reacción de varios feligreses, que expulsaron a este hombre de la iglesia. González López presentó una denuncia en el juzgado número 3 de San Lorenzo de El Escorial asegurando que el "sacerdote oficiante pronunció en público graves injurias contra el Gobierno de España".
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No es la primera vez que algún eclesiástico traspasa las líneas del discurso religioso, y realiza propaganda política desde el púlpito. En las últimas semanas, varios obispos han emitido cartas pastorales recomendando votar a partidos que defiendan la vida y la familia. Especialmente graves fueron los casos del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, quien vino a pedir el voto para los partidos de derechas, o del obispo de Ávila, Jesús García Burillo, quien apeló directamente al voto en blanco. Con anterioridad, ha habido auténticos mítines, como los protagonizados cada fin de año en la plaza de Colón, por representantes de los movimientos más ultraconservadores de la Iglesia, como los kikos o Comunión y Liberación.
Hablar desde un púlpito no exime de cumplir con la legislación vigente
No obstante, en este caso en el entorno de Rouco hay "preocupación" por el escándalo, toda vez que desde la Iglesia no se quiere dar ningún paso que pueda poner en peligro la colaboración del Gobierno en la inminente visita de Benedicto XVI en agosto a Madrid, para clausurar la Jornada Mundial de la Juventud.
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Una de las claves para explicar lo ocurrido en Villanueva del Pardillo es que, ante la escasez de vocaciones, los nuevos sacerdotes el de Villanueva se ordenó en 2006 provienen preferentemente de la cantera de los citados movimientos ultraconservadores, que han asumido desde la victoria electoral de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 la existencia de un "laicismo agresivo" en España. El propio Benedicto XVI hizo suya esa tesis en su visita a Santiago de Compostela y Barcelona. "Los nuevos curas son extremadamente conservadores y están acabando con los restos de la Iglesia abierta y democrática del cardenal Tarancón", asegura a Público el citado religioso del episcopado, que prefiere no dar su nombre.
"Los nuevos curas son muy conservadores", admite un religioso
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Pero quien marcó el tono, antes de la actual tregua, fue el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, que en marzo, y junto al resto de los obispos de Madrid, fijó su posición ante los comicios del 22-M. En la carta de la jerarquía madrileña aparecen las consideraciones que después han hecho suyas otras diócesis.
Según sus razonamientos, la primera preocupación de los fieles debe ser la defensa de la vida desde la concepción hasta su final natural, es decir, el rechazo a las candidaturas que defiendan el aborto, la eutanasia y el uso de anticonceptivos como la píldora del día después.
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Por otro lado, en España no hay legislación específica para regular las intervenciones de responsables religiosos, que deben, como cualquier otro ciudadano, ajustarse a los límites constitucionales, algo que no parece haber hecho el coadjutor de Villanueva del Pardillo. Así, expertos en Derecho Eclesiástico consultados por este diario insisten en que, en todo caso, "de comprobarse estas declaraciones, el cura debería ser suspendido de sus funciones, a expensas de lo que puedan hacer o no los tribunales".
Los movimientos ultras creen que en España hay un "laicismo agresivo"
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Sólo los obispos gozan en la práctica de cierto privilegio a la hora de enfrentarse a la Justicia, toda vez que, de una u otra manera, forman parte de la jerarquía de otro Estado, el Vaticano. En los últimos 30 años sólo un prelado, el arzobispo de Granada, se sentó en el banquillo por una cuestión patrimonial, y únicamente cuando se supo que el delito había prescrito y, por tanto, no habría pena. Pese a todo, fue declarado culpable.
En la parroquia de Villanueva del Pardillo ayer era imposible contactar con el párroco, Gabriel Comas, ni con el sacerdote protagonista del altercado. El día anterior, en declaraciones a la web Religión Digital, Comas incidía en que su compañero "predica siempre de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia" y en que sus afirmaciones "se sacaron de contexto".
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De todos modos, las fuentes consultadas no ven factible que una demanda así prospere, pues "a fin de cuentas, se trata de la palabra de una persona contra la del cura, o la de la comunidad. Y es bastante improbable que si los que le echaron eran feligreses, declaren contra sí mismos".
Fuentes del Arzobispado de Madrid no quisieron hacer ninguna declaración al respecto, aunque en privado aseguran que el cardenal Rouco no tomará ninguna medida contra el coadjutor. "Dejarán que el asunto muera por sí solo", inciden.