Servando Rocha, el abogado que defiende subvertir el sistema
Servando Rocha, además de amparar los derechos de activistas, edita libros que nos enseñan la historia extraoficial a través del discurso de los iconos de la contracultura
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Servando Rocha es un libro abierto. Sus páginas, una mecha. Palmero del 74, ejerce de abogado de las causas sociales, que no perdidas: animalistas, manifestantes, activistas, militantes de izquierda... Ha arrancado el curso pendiente de cómo afectará la reforma del Código Penal a esa España contestataria que trata de hacer suyas las calles. "La sociedad no está pidiendo un endurecimiento de las leyes. La media de presos por habitante es altísima y, si criminalizas los movimientos, provocas que la ciudadanía siga el camino de la cárcel", explica. "A este paso, veremos a gente en prisión por participar en una protesta".
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Un pueblo sometido a la represión y las amenazas crea monstruos, entrecomilla. "Los desahuciados que se suicidan son la punta del iceberg". Luego hay un témpano oculto que sufre el deshielo en silencio, acosado por el goteo de medidas de un Gobierno que, a su juicio, carece de legitimidad. "No puedes tratar a quienes no te han votado como enemigos". Algunos son sus clientes, como dos de los detenidos tras la manifestación que dio origen al 15-M, aquejado según él de miopía. "Está volviendo a adoptar formas políticas más ortodoxas y menos imaginativas. Ya no sorprende, necesita símbolos", asegura en la trasera de un bar añejo del centro de Madrid. "Una ciudad, por cierto, con una desproporción entre policías y manifestantes que no se ha visto en ningún país, si acaso en Brasil. Imagínate al turista que llega a la Puerta del Sol y se encuentra el kilómetro cero tomado por las fuerzas del orden, incluido el Congreso".
Hace años, podría ser el argumento de una novela suya, hoy carecería de originalidad. Porque Rocha, de palabra profusa, también escribe: sobre el lado salvaje, la sublimidad del horror, el reverso de lo correcto... "Siempre me he preguntado por qué nos fascinan los extremos de la cultura popular. Una de las respuestas me la dio Edmund Burke, ahora reivindicado por Esperanza Aguirre y la derecha liberal: la oscuridad es bella. Algo revolucionario a cargo del inventor del término terrorismo, aunque luego renegó cuando llegó la Revolución Francesa".
Autor de crónicas de la disidencia, Servando también dirige una editorial, La Felguera, que abunda en el género. Además de ensayos, como su Historia de un incendio, publica una revista homónima, "la más comprometida del mundo", excepto con su periodicidad. "Me interesan los fenómenos contraculturales del siglo XX, porque ahora ya no hay enigmas: vas a la Wikipedia o a la FNAC y solucionado". Contar un tiempo a través de los renglones torcidos de la historia, desde la Inglaterra victoriana de Jack el Destripador hasta los trémulos Estados Unidos de Charles Manson. "Ha pasado a la posteridad como un asesino en serie, pero él concentra todo lo que fueron los años sesenta: las sectas, el verano del amor, las drogas...".
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Los Weathermen o los Motherfuckers protagonizan sus ensayos, cuyas páginas pringan los dedos de sangre y pólvora. Aunque con la ficción (Mirad a vuestros verdugos, un homenaje a la Angry Brigade) también tuvo que ensuciarse las manos. "Cuando maté a un personaje, me dio una contractura en el cuello", recuerda con ironía y acento canario, del que no se ha desprendido desde que hace dos décadas llegó a Madrid, donde alternó los estudios de Derecho con la batería de grupos punk y hardcore. Rollo duro, como el de los forajidos afroamericanos que cabalgan a lomos de sus motos por las carreteras de Oackland, en plan angelitos negros del infierno.
"Hay otra historia de América más allá de los Panteras Negras. Para contarla, me fui a California y entrevisté a miembros de The East Bay Dragons Motorcycle Club, que alucinaron cuando les dije que voy a dedicarles mi próximo libro". Como dirían los propios dragones, un respeto: "100% Harley, 100% negros y 100% outlaw".