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Rubalcaba a Zapatero: "Yo no hubiera hecho así" la reforma

"Sé lo difícil que ha sido todo esto para él y las dificultades que le he creado para la campaña", se disculpa Zapatero. El candidato aplaca las críticas del PSOE a la iniciativa que blindará el d&e

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“Yo no lo hubiera hecho así y así se lo dije al presidente. A mí me hubiera gustado haber podido consultar la decisión con la dirección del partido”. El candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, reprochó al jefe del Ejecutivo con estas palabras –reproducidas por portavoces autorizados– la falta de debate previo a su anuncio de blindar el déficit en la Constitución.

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La propuesta de reforma, acordada en 48 horas entre el PSOE y el PP, sembró de desconcierto a los socialistas –incluido el propio Rubalcaba– por la posibilidad de que la medida ahogue el margen del Estado para financiar políticas sociales. La fórmula pactada, que no acota un límite de déficit en la Constitución, atenuó el malestar del PSOE, que se esforzó en exteriorizar ayer la imagen de una herida cicatrizada.

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El organigrama socialista escenificó con esa intención un cierre de filas en los tres escalones que habían exteriorizado mayores críticas: su dirección federal, los líderes territoriales y el Grupo Parlamentario. Las tres instancias fueron convocadas por separado bajo la dirección de Rubalcaba, en vísperas de que el Congreso apruebe hoy la toma en consideración de la reforma.

El coro de discrepantes se apagó ante el candidato con la misma rapidez que empleó días antes en elevar sus críticas, después de que Zapatero y Rubalcaba se sentaran cara a cara con su partido. Quienes abogaban por un referéndum –Juan Fernando López Aguilar o Guillermo Fernández Vara– se limitaron a pedir pedagogía.

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Convertida la jornada en una suerte de terapia colectiva, Rodríguez Zapatero acabó disculpándose con Rubalcaba ante la Ejecutiva: “Alfredo me manifestó las muchas reticencias que tenía sobre el proyecto de reformas. Sé lo difícil que ha sido todo esto para él y las dificultades que le he creado para la campaña electoral, aunque estoy seguro de que lo hemos resuelto bien”.

“Por responsabilidad y por el estrecho margen que teníamos, le dije al presidente que adelante”, contestó Rubalcaba, que defendió la modificación constitucional “como una vacuna que hay que ponerse para afrontar la situación que podemos tener en los próximos meses”.

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La posibilidad de que Italia no pueda colocar en el mercado los 70.000 millones de euros en deuda que emitirá en octubre justifican esta urgencia, según explicó a su dirección el líder del PSOE. Esta premura desaconseja la idea de habilitar una tercera urna en las elecciones del 20-N para someter la cuestión a referéndum, según evalúan los socialistas; la tormenta italiana puede desatarse antes. “Momentos excepcionales requieren situaciones excepcionales”, justificó el número tres del PSOE, Marcelino Iglesias, enarbolando un argumento de Zapatero y Rubalcaba. No hay tiempo, dicen. El mensaje de confianza a los mercados ante inminentes turbulencias que trata de enviar España con esta reforma es incompatible, a su juicio, con la dilación que conllevaría un referéndum: “Crearía más incertidumbre a aquellos a quienes queremos transmitir certidumbre”, explicó Iglesias.

Había que hacerlo y hacerlo ahora es la tesis oficial que enmendó en una mínima medida Rubalcaba, refractario a un mandato constitucional contra el endeudamiento. Su juicio de ayer fue más pragmático: sin una marcha atrás posible, la única opción era el mal menor: limitar en la Constitución, sí, pero sin concretar cifras: “Me empeñé en mejorar la propuesta para lograr el mejor acuerdo posible”, apuntó el candidato.

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Después de hacerlo ante la Ejecutiva, Rubalcaba trasladó esta película de los hechos –casi de héroes y villanos– a los líderes territoriales del PSOE, convocados también en la sede federal del partido. “O hacemos ahora la reforma o no servirá para nada”, argumentó ante ellos, para descartar la vía del referéndum que había defendido, entre otros, el responsable del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara.

Suavizando su recriminación inicial a Zapatero –“yo no lo haría así”–, Rubalcaba ensalzó ante los secretarios generales de las federaciones del PSOE el sacrificio político del jefe del Ejecutivo en esta cuestión: “Entiendo su situación, su responsabilidad. Ha hecho un gesto político relevante que nos sirve”, agradeció al presidente del Gobierno.

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“Cuando las cosas se explican se pueden entender. Pero quienes tienen que entenderlo no somos solamente nosotros, sino todos los ciudadanos”. Acusando recibo de la reconvención de Rubalcaba, Fernández Vara dulcificó de esta forma su apuesta por el referéndum. El líder del PSM, Tomás Gómez, otras de las voces menos amables con la reforma, suavizó también sus reticencias, saliendo “más satisfecho” de lo que entró a la reu- nión y calificando de “extensas, concretas y completas” las explicaciones del candidato.

Era uno de los principales escollos a allanar. Horas antes, su lugarteniente en la cúpula del PSOE, Maru Menéndez, había sido “la voz más discrepante” con el acuerdo, que criticó “en fondo y forma” en la reunión de la Ejecutiva, según reconocieron fuentes de la dirección socialista.

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La sintonía oficial se impuso también en la larga reunión del Grupo Socialista que continuaba anoche al cierre de esta edición. Una veintena de parlamentarios pidieron la palabra. Izquierda Socialista abogó en la reunión a favor de la celebración del referéndum y el exlíder de CCOO, Antonio Gutiérrez, confirmó su posición contraria a la reforma y favorable a la consulta.

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