Rouco gana por la mínima en un clima de división
El cardenal seguirá presidiendo la Conferencia Episcopal
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Los obispos españoles podían optar por la renovación, por una Iglesia más abierta y dialogante, o continuar apostando por la Iglesia del no y la confrontación. Por escaso margen, apenas un voto más de los necesarios Rouco ha conseguido 39 votos de un total de 75, optaron por la segunda vía. De este modo, con casi 75 años, el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, se convierte, de nuevo, en presidente de la Conferencia Episcopal hasta 2014, cuando cumplirá 12 años en el cargo, superando la mítica barrera establecida por el cardenal Tarancón.
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La elección trajo consigo, además, la configuración de un Comité Ejecutivo donde los equilibrios de poder entre moderados y ortodoxos se han roto. Ahora, tras la salida del cardenal Lluís Martínez Sistach y del arzobispo Carlos Osoro, sólo la vicepresidencia renovada de Ricardo Blázquez y la presencia del arzobispo castrense, Juan del Río, aportan algo de color a una cúpula monocorde y que auspicia un otoño caliente con la mirada puesta en las elecciones generales del próximo año.
El purpurado no mostró el más mínimo rasgo de autocrítica
Henchido de satisfacción, Rouco hizo una breve alocución en la que quiso dejar claro que, pese a lo obvio de la realidad, "el presidente de la CEE no es el presidente de los obispos; ese es el papa".
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"La CEE no es un parlamento, no es un gobierno, todos son responsables últimos de la vida y acción de las iglesias diocesanas", proclamó el purpurado, quien insistió en que el Episcopado "no termina ni empieza en los Pirineos". "La Iglesia es santa, católica y apostólica", remachó.
Sobre las relaciones Iglesia-Estado, el cardenal de Madrid indicó que "desde la Transición siempre fue correcta, muchas veces es cordial y siempre coo-perante". Eso sí, no mostró el más mínimo rasgo de autocrítica, pese a que las encuestas y estudios confirman un creciente desprestigio de la Iglesia española en la sociedad.
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"La sociología no es una ciencia infalible ni la definitiva medida de lo que significa la Iglesia en la vida de las personas. El calor popular es muy grande; el índice de participación en la misa dominical es muy alto; en Madrid hemos construido 60 iglesias y centros parroquiales nuevos, y todo eso procede de la iniciativa de la gente. No tengo yo la sensación de que la Iglesia en este momento no sea creíble o estimada, sino al contrario", aseguró el cardenal.
Sobre el futuro de las relaciones con el Gobierno, el ree-legido presidente exhibió un tono conciliador y calificó de "intensa y satisfactoria" la actual colaboración con las administraciones públicas de cara a la Jornada Mundial de la Juventud, que traerá a Benedicto XVI a Madrid el próximo mes de agosto. Sí reconoció que existen "conflictos históricos sin solucionar", como la presencia de la asignatura de Religión en la escuela pública, el papel de los padres en la educación de los hijos y, como ya apuntó en su discurso del lunes, la "situación crítica" que en España viven el matrimonio y la familia. "Hay corrección y una relación personal de cordialidad, aunque las divergencias sobre la visión del hombre, y otras, siguen vivas", concluyó.
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Siguiendo el protocolo, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, envió un telegrama de felicitación a Rouco, a quien deseó "éxito en el desempeño de su responsabilidad", al tiempo que expresó la disposición del Ejecutivo a "continuar con la colaboración y el diálogo" con la Iglesia "para el bien general de la sociedad". Desde el PP, el vicepresidente tercero del Congreso, Jorge Fernández, destacó la "continuidad y renovación" en el Episcopado, y subrayó que la próxima visita papal "habrá pesado" en la reelección de Rouco.