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El rey Juan Carlos, Fraga y González fueron premiados por la dictadura argentina

Antes de entregar el poder, los militares enviaron medallas a personalidades e instituciones españolas, entre las que figuran la Fundación Marcelino Botín y los diarios 'ABC' y 'El País'

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Imagen del documento que atestigua las condecoraciones a Juan Carlos de Borbón, Felipe González y Manuel Fraga por parte de la dictadura argentina.

BILBAO.- Un régimen tan asesino como moribundo, un país plagado de víctimas inocentes… Y un último gesto hacia quienes los verdugos consideraban sus “amigos”. El 23 de noviembre de 1983, 17 días antes de abandonar el poder que ilegítimamente ocupaban desde hacía siete años y ocho meses, la dictadura argentina envió a su embajada en Madrid un sobre con medallas destinadas al rey Juan Carlos, al ex ministro franquista Manuel Fraga y al presidente Felipe González, así como a otras personalidades, instituciones y medios periodísticos españoles.

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La lista de medallas se formó con sugerencias de la embajada argentina en Madrid, que albergaba una red de control y espionaje a cargo de varios represores que seguían muy de cerca a los refugiados argentinos

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De acuerdo a este documento, la lista de medallas había sido confeccionada en base a las sugerencias formuladas por la embajada argentina en Madrid. No se trataba de una representación diplomática cualquiera: detrás de su fachada, aquella oficina albergaba una red de control y espionaje a cargo de varios represores que seguían muy de cerca a los refugiados argentinos. Esta red criminal habría estado detrás del asesinato de Noemí Gianotti de Molfino, una madre de desaparecidos que fue hallada muerta en un apartotel de la madrileña calle Muralto en julio de 1980. Su crimen, a pesar de las huellas dejadas por sus asesinos, jamás fue aclarado.

Lista de condecorados dictadura argentina.

Una de las últimas actuaciones de aquella tétrica embajada consistió en elaborar el listado de premiados por el bicentenario de Bolívar. La más alta distinción iba dirigida al Rey Juan Carlos, a quien el agónico régimen otorgó una medalla de plata con su correspondiente diploma. Por entonces, el monarca guardaba la declaración de “Huésped de Honor” que el propio Videla había firmado en noviembre de 1978, en ocasión de la visita de Juan Carlos y Sofía de Borbón a Argentina. Tal como ya reveló Público, el rey aprovechó aquella oportunidad para condecorar a Videla y a sus principales colaboradores.

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Envidia argentina

En aquel contexto, la dictadura incluyó en su último listado de condecoraciones al entonces diputado y presidente de Alianza Popular, Manuel Fraga Iribarne, una de las figuras españolas que más atractivo despertaba entre los militares argentinos. No en vano, los uniformados que habían tomado el poder por las armas sentían una profunda admiración hacia los excargos públicos franquistas que —al igual que Fraga— no habían tenido mayores inconvenientes a la hora de reciclarse en demócratas.

Uno de los más siniestros jefes de la Junta Militar argentina, el almirante E. E. Massera, realizó varios viajes a España para estudiar cómo reconvertirse en demócrata

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Esa era una de las pretensiones de uno de los jefes más siniestros de la Junta Militar argentina, el almirante Emilio Eduardo Massera, quien llegó a realizar varios viajes a España para empaparse sobre el modelo de la transición.

Según el documento que obra en poder de este medio, el régimen argentino también envió medallas al ministro de Relaciones Exteriores del gobierno socialista, Fernando Morán, y al exembajador de España en Argentina, Manuel Alabart, quien en los meses anteriores había mantenido distintos encuentros con varios jefes militares. Esas reuniones eran notificadas periódicamente por Alabart a través de cables cifrados que llegaban al ministerio de Exteriores en Madrid.

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En una de sus visitas a Madrid, Massera logró reunirse con el entonces líder del PSOE, Felipe González

En uno de esos informes, Alabart daba detalles sobre la reunión que había mantenido a comienzos de septiembre de 1983 con el brigadier Augusto Hughes, uno de los últimos mandos del siniestro gobierno militar. Sin pelos en la lengua, el militar le había advertido que la “totalidad de las Fuerzas Armadas, monolíticamente, se sienten solidarias con lo actuado en la guerra antisubversión (sic)”, eufemismo empleado por las jerarquías castrenses para justificar las atrocidades cometidas contra miles y miles de personas.

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Cable de Alabart, embajador de la dictadura argentina en España. 

También hubo distinciones para los diarios ABC y El País, así como para el programa Mundo Iberoamericano que se emitía por Radio España. En el listado figuran además el Instituto de Cooperación Iberoamericana, la Oficina de Educación Iberoamericana, el Instituto Español Sanmartiniano, el Colegio Mayor Universitario “Nuestra Señora de Guadalupe”, la Sociedad Bolivariana de Madrid, la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo y el Colegio Mayor Argentino “Nuestra Señora de Luján”.

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