Refugiados sin derecho a los servicios básicos
Kenia se resiste a llevar a los recién llegados a un nuevo campamento ante el riesgo de que se convierta en un asentamiento permanente. El puente aéreo de la ONU empezará hoy
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El drama humanitario causado por la hambruna en Somalia, que ha motivado el éxodo de miles de refugiados a los campamentos de los países limítrofes Kenia y Etiopía, donde según Naciones Unidas se hacinan más de 500.000 personas, vivió ayer un nuevo episodio a la espera de que empiece a llegar la ayuda prometida por los países desarrollados.
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La situación es especialmente grave en Dadaab (Kenia), el campo de refugiados más grande del mundo, desbordado por el alud de refugiados de las últimas semanas. Mientras que cada día un millar largo de personas se agolpa en las inmediaciones del campamento, en el país crece la polémica acerca del nuevo espacio que debe acomodar a los 35.000 recién llegados. Ante la marea humana que ha inundado los tres campos existentes que conforman Dadaab, el Gobierno keniano anunció el pasado 14 de julio la apertura de Ifo 2, un campo que tenía que haberse empezado a utilizar en noviembre del año pasado y que dispone de las instalaciones necesarias para dar cobijo y cubrir servicios mínimos como letrinas, pozos y duchas y que cuenta con suministro eléctrico, escuelas y hospital. Pero, en vez de utilizar estas infraestructuras, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y el Gobierno keniano están trasladando desde el viernes a decenas de familias a otro espacio que han llamado Ifo 3, que no "cumple los estándares humanitarios mínimos", denuncia Médicos Sin Fronteras (MSF).
"Lo que se está haciendo es trasladar a los refugiados de un desierto a otro", señaló Carlos Ugarte, responsable de relaciones externas de MSF.
Según Ugarte, Acnur lleva desde noviembre negociando con Kenia la apertura del Ifo 2. Sin embargo, y a pesar de la situación crítica que se vive en la zona, este campo continúa desocupado.
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La reticencia de Kenia a abrir el campo ya listo se debe a su percepción de que pese a la situación de temporalidad que debería asociarse a los refugiados, el campo de Dadaab,tras 20 años de existencia, se está convirtiendo en una residencia permanente, y lo mismo podría ocurrir con el nuevo campo preparado con las instalaciones necesarias.
Mientras, la afluencia de desplazados desde el interior de Somalia a Mogadiscio, la capital del país, alcanzó ayer las 100.000 personas, según Acnur. Precisamente para atenderlos está previsto que hoy, con un día de retraso, se ponga en marcha el puente aéreo de ayuda humanitaria procedente de Nairobi, según David Orr, portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU para África del Sur, Central y del Este. "Hablamos de un avión que transportará suministros a Mogadiscio y regresará a Nairobi dijo Orr a Efe. No sé si será un vuelo diario; supongo que sí, pero será un vuelo regular de suministros de emergencia para niños". El vuelo llevará 14 toneladas de comida precocinada a la capital somalí, que está solo parcialmente bajo el control del gobierno interino. El resto de la capital sigue controlada por el grupos islamista de Al Shabab, que también mantiene el control de la mayoría del centro y sur del país.
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También para hoy está prevista en Nairobi una reunión de la conferencia de países donantes para decidir la cuantía de nuevas ayudas. Naciones Unidas calcula que unos 3,7 millones de somalíes necesitan asistencia humanitaria inminente, debido a la falta de lluvias y al incremento del precio de los alimentos, pero sus agencias tienen complicaciones para trabajar en el país porque Al Shabab les tiene bajo amenaza.
El grupo islamista les acusa de politizar la actual crisis humanitaria y de utilizarla para sus propios intereses. Incluso tildó de exageración la declaración de hambruna que el organismo internacional hizo el pasado miércoles.
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Por otro lado, 15 de los 25 millones de euros comprometidos por España ya están en manos de las ONG, según anunció ayer la secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez, tras reunirse con las organizaciones.
Concretamente, España ya ha donado dos millones de euros a Acnur y dos y millones y medio al PMA para que inicien cuanto antes la cadena de distribución de alimentos dentro de Somalia. A esta cifra hay que sumarle otros ocho millones, que se repartirán entre ambas organizaciones para que atiendan a habitantes de Kenia y Etiopía que también están sufriendo las graves consecuencias de la sequía que azota la zona. Mientras, MSF ya ha recibido 1.300.000 para que amplie las instalaciones sanitarias de la zona.
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Las ONG tildaron ayer de "muy generosa" la aportación española, según Elena Sgorbati, de Intermón Oxfam.