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Un recuerdo republicano se salva en una calle de Barcelona

Los vecinos promueven la iniciativa para salvar la pintura que rendía homenaje a un miliciano muerto en el frente de Aragón en 1936 

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Aunque el régimen franquista se encargara de eliminar cuantos símbolos pudieran recordar la existencia de la II República algunos de ellos se salvaron de la criba. Es el caso del tributo que rindieron los vecinos de un barrio de Barcelona al miliciano republicano Miquel Pedrola en nombre de calle y que ahora, la insistencia de varios particulares le ha devuelto un lugar en el recuerdo gracias a su restauración. 

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En la fachada de una de las casas de la calle San Miquel, en la Barceloneta, se puede leer el nombre con el que el ayuntamiento de Barcelona homenajeó al combatiente republicano durante la Guerra Civil. Pero antes de este reconocimiento formal, que se vio traducido en la colocación de una placa , los vecinos se adelantaron pintando a mano en la fachada el nombre de su popular compañero. Al finalizar la guerra y tras la ocupación por las tropas franquistas de cada pueblo y ciudad española, todos los nombres de calles que homenajeaban a republicanos ilustres o combatientes que defendieron la legalidad de la II República, fueron eliminados sistemáticamente y "rebautizados" por los de santos o militares y políticos afectos al "movimiento nacional".

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"La pintura se ha salvado gracias a la insistencia de los vecinos", asegura Cortijo 

Este fue el caso de la calle "Miquel Pedrola", nombre que figuraba tanto en la placa colocada por el ayuntamiento, como en la pintura manual realizada por los vecinos. La placa fue destruida y la pintura tapada con más pintura encima. Aún así no se pudo borrar este recuerdo material del combatiente republicano, miembro del POUM y descendiente de una conocida familia de actores ya que la pintura "franquista" lo único que consiguió fue conservar la pintura "republicana". 

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Así lo explica Daniel Cortijo, historiador y principal promotor de la iniciativa para recuperar este símbolo. "El nombre se encontraba muy borroso y casi oculto tras las capas de pintura que le habían aplicado los franquistas". Según las investigaciones que ha realizado Cortijo, del nomenclator de la guerra civil en Barcelona tan sólo pervive esta calle a Pedrola y la plaza del Milicià Desconegut (Miliciano Desconocido), con vestigio también localizado. 

Durante la investigación del personaje que estaba llevando a cabo Cortijo, se encontró un día por casualidad un andamiaje que cubría la fachada donde había localizado la pintura. Tras preguntar a los trabajadores sobre la intención de las obras que se estaban acometiendo le dijeron que el "grafiti histórico"sería tapado nuevamente como consecuencia de la restauración de la fachada del edificio. 

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Tras ese  halllazgo, el historiador catalán contactó con la administración competente la cual le puso una serie de impedimentos para proteger el símbolo "por no estar catalogado". En primer lugar, relata Cortijo, "me exigían documentar históricamente la pintura para que fuera protegida y restaurada, así como presentar un apoyo vecinal traducido en la firma de un documento para proceder con la iniciativa".

A pesar de lograr el apoyo ciudadano solicitado y de presentar todos los documentos que poseía sobre la pintura, el Instituto de Paisaje Urbano de Barcelona, encargado de su restauración, ha tardado un año en llevar a cabo la reparación.

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La pintura, que está protegida contra actos vandálicos, ha sido amenazada, según explica Cortijo, por grupos de extrema derecha que desean su eliminación. Por otro lado, el Distrito no descarta la colocación de una placa homenaje de la que aún se está estudiando la forma que revestirá. Tributos aparte, la calle continuará denominándose oficialmente San Miquel. 

Este historiador y autor de 'Històries de la història de Barcelona', tiene claro que "los pocos símbolos republicanos se deben conservar ya que el franquismo honró durante casi 40 años a sus fallecidos y en democracia llega la hora de reivindicar la memoria de los que defendieron la legalidad republicana".

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Miquel Pedrola ha recuperado la calle con la que sus vecinos trataron de mantener vivo su recuerdo en el tiempo. Este miliciano, que murió en el frente de Aragón en septiembre de 1936 ya tiene su hueco en la memoria colectiva de los barceloneses. En esa línea, numerosas asociaciones de víctimas continúan su trabajo diario para sacar del olvido los nombres de más de 130.000 desaparecidos en fosas y cunetas víctimas de la represión franquista.

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