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Un Pulitzer con sabor español

Una de las fotografías galardonadas muestra un rescate en Haití protagonizado por bomberos españoles

SUSANA HIDALGO

El último premio Pulitzer de fotografía tiene algo de español. Tres fotógrafos de The Washington Post han ganado este prestigioso galardón por su cobertura del terremoto de Haití del pasado 12 de enero de 2010. Y entre las impresionantes imágenes figura una que plasma el rescate de entre los escombros por parte del equipo de bomberos de Castilla y León de un pequeño llamado Redji, que en ese momento contaba con dos años de edad.

La imagen de este pequeño (no la ganadora, si no otra del rescate) ya dio la vuelta al mundo durante la catástrofe. Público encontró al pequeño en el aniversario del terremoto y comprobó que, a pesar de aquellos momentos de fama, seguía malviviendo junto con su familia en unas tiendas de campaña ancladas en el barro en un suburbio de Puerto Príncipe.

En la imagen ganadora del Pulitzer, el pequeño Redji, con la ropa destrozada y lleno de heridas, sale en brazos de uno de los bomberos del equipo español, Óscar Vega. Pero en ese rescate también participaron otros rescatadores vallisoletanos, como Israel Martín, o el grupo de bomberos de la Comunidad de Madrid.

Redji permaneció tres días sepultado bajo los escombros, sin comer ni beber, atrapado entre el cadáver de su abuela, que lo sostenía en brazos. 'Redji no se acuerda de nada, tenía dos años. Con el terremoto, su abuela, ya muerta, lo agarraba así, con las dos manos', explicaron a Público en enero pasado Reginald y Plaisir Claude, sus padres, una pareja de clase media que lo perdió todo ese día, también a Marvou, su otro hijo de 8 años y de cuya fotografía Redji no se separa. Ahora, están viviendo en casa de un amigo. El padre trabaja en una empresa y la madre no tiene empleo.

El pequeño celebró el pasado 10 de enero su tercer cumpleaños

A Redji le gustan Messi y el F.C. Barcelona y un año después del terremoto jugaba con una niña de su edad a hacer que hablan por teléfono y que de repente viene el goudou goudou. Redji, en su juego, grita y patalea como si temblara de nuevo la tierra. Ese día, el 12 de enero de 2010, sus padres estaban fuera de casa. Él y su hermano se habían quedado al cargo de su abuela y en el inmueble había además otros dos familiares.

Todos menos Redji murieron y los cadáveres no fueron recuperados hasta cinco meses después.'La casa, de tres plantas, estaba totalmente aplastada, empecé a gritar y nadie contestaba. Pasaron los días, me desesperaba, nadie me ayudaba. Un día regresé a las ruinas, un vecino me dijo que había oído algo; volví a llamar a Redji y le escuche decir 'siiiiii' muy bajito', recordaba su padre. Ese mismo sonido, 'parecido al del maullido de un gato', es el mismo que recuerda que escuchó Óscar Vega, el bombero español que le sacó de los escombros.

De aquella pesadilla, a Redji le quedó una herida en la rodilla y una infección al final de la espalda. 'Pasó tres días entre cadáveres, de ahí le pueden venir las infecciones', señala su padre. Pero eso ya forma parte del pasado. El pequeño celebró el pasado 10 de enero su tercer cumpleaños, entre la miseria. Y ahora, una vez más, una de sus imágenes vuelve a dar la vuelta al mundo.

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