Nadie quería perderse la visita. El Ayuntamiento enseñaba a los medios de comunicación su nueva sede en el antiguo Palacio de Telecomunicaciones (ahora de Cibeles), y todos acudieron a la cita: teles, radios, periódicos. Incluso un equipo del programa rosa Aquí hay Tomate, en busca del jacuzzi, inexistente, del alcalde.

La cita era a las cuatro y media en una entrada de la calle de Montalbán. La reforma de la nueva sede todavía no está terminada y las máquinas seguían trabajando. En el interior, las huellas del traslado: cajas por un lado, algún electricista por otro y mujeres de la limpieza escaleras arriba y abajo sin parar.

Desde ayer, la Alcaldía, la Vicealcaldía, la Dirección General de Medios y las áreas de Estudios, Coordinación Institucional y Coordinación Territorial ya trabajan en el palacio. Amalia Castro Real, directora general de Patrimonio, ejercía de Cicerone por el edificio, cuya reforma ha costado 71 millones de euros. 'La zona administrativa tiene una superficie de 21.000 m2', explicó.

A falta de unos pequeños remates aquí y allá, el traslado quedará listo en breve. El presidente de la federación regional de vecinos, Ignacio Murgui, criticó el derroche de la nueva sede porque 'hay otras necesidades reales'.

A lo que todavía le queda un tiempo para que llegue la mudanza es la conocida como 'zona cultural' que según el Ayuntamiento es la que se lleva el 70% del presupuesto. Tendrá 44.000 m2 y no estará lista hasta la primavera de 2009. En ella se construyen salas de exposiciones, de conferencias, un salón de actos con capacidad para 300 personas y una cafetería con un mirador en el último piso.

Esta zona también albergará el salón de plenos, donde hasta hacía poco se almacenaban las sacas de cartas que llegaban a Correos. Ayer no era más que un patio lleno de andamios.

Decoración minimalista

Quien sí estrenó despacho fue el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, que posó fugazmente. A su oficina, de 78 m2, en la cuarta planta, se llega a través de una sala, con dos grandes mesas de cristal. Junto a ella, la sala de la Junta de Gobierno.

La decoración es minimalista, tonos claros y con sofás de piel en todo el edificio salvo en la Alcaldía que son de tela. 'Al alcalde no le gusta la ostentación', matizan en su gabinete.