El PP español se desmarcó ayer del Partido Popular Europeo para, sin ocultar cierto escepticismo sobre los resultados, cerrar filas con el Gobierno. Jaime Mayor Oreja, portavoz en el Parlamento Europeo, y su predecesor, Luis de Grandes, fueron dos de los 11 eurodiputados españoles que intervinieron en el debate.

Mayor Oreja recordó expresamente que su partido 'ha apoyado los objetivos de la presidencia', para después añadir que ahora 'se trata de aplicarlos en la buena dirección' y 'el termómetro van a ser los resultados, no el número de encuentros ni los discursos convencionales'. De Grandes dijo que el presentado por Zapatero es 'un programa ambicioso, compartido por el PP, que ojalá se llene de contenidos', y afirmó estar seguro de que el presidente 'estará a la altura de nuestro país'.

Esta posición contrastó con la del portavoz del PPE mayoritario en la Cámara, que cuestionó que las soluciones propuestas por Zapatero 'permitan salir de la crisis'. En su lugar, Daul Joseph defendió recortar el gasto público y promover 'entornos favorables a las empresas'.

Los socialistas europeos aprecian una 'bocanada de aire fresco'

El Grupo Socialista, por el contrario, ofreció un apoyo cerrado. Su portavoz, Martin Schulz, apreció una 'bocanada de aire fresco' en el programa español, que también recibió un claro apoyo del Grupo Liberal, cuyo portavoz alabó la 'tenacidad' de Zapatero.

Los más críticos fueron los euroescépticos, que lideran los conservadores británicos, quienes acusaron a Zapatero de pretender un 'control centralista de la economía'. Algunos aprovecharon para sacar asuntos domésticos, como la 'rapiña' en la costa española de propiedades de ciudadanos británicos.

El presidente de la Comisión, Durao Barroso, al que acompañó Joaquín Almunia, consideró una 'muy buena noticia' que sea presidente alguien de 'incuestionables credenciales europeístas'.