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El Parlament catalán desactiva el debate independentista

CiU se abstiene y aborta una ley que habría permitido proclamar la secesión por mayoría absoluta en la Cámara autonómica

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El pasado domingo, los soberanistas catalanes celebraron como un gran éxito que 877.885 ciudadanos participasen en Barcelona en una consulta informal sobre la independencia. Un 19% del censo electoral la apoyó. Ayer, en el Parlament, esa cifra se redujo un poco más: sólo el 10% de los diputados (14 de 135) apoyaron una iniciativa en favor de un Estado catalán.

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La votación en la Cámara catalana sirvió para calibrar cuánto ha calado en el plano político el proceso de las consultas no vinculantes impulsadas desde la sociedad civil. Medio millar de manifestantes se apostaron ante la puerta del Parlament con sus estelades bandera independentista para recalcar que no se trataba de una jornada más. Acarreaban unas pancartas con un mensaje nítido: "68 diputats = independència". La fórmula hubiera sido real si hubiera prosperado la propuesta de ley de Solidaritat Catalana per la Independència (SI), pero esa posibilidad remota no se dio. Los ruidosos independentistas señalaron con sus silbidos y abucheos a aquellos diputados que consideraban contrarios a sus intereses.

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Ni Mas ni la inmensa mayoría de su Ejecutivo asistieron al debate

La práctica totalidad de los representantes públicos se llevó una bronca al entrar en el Parlament y eso resultó premonitorio de lo que iba a ocurriren el hemiciclo.

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La abstención de CiU, que roza la mayoría en la Cámara catalana, y de ICV-EUiA propició que prosperaran las enmiendas a la totalidad interpuestas por el PSC, el PP y Ciudadanos. El resultado final fue concluyente: 49 diputados se expresaron contra la propuesta de ley de SI, 14 estuvieron a favor y 72 se abstuvieron.

Sólo 14 de los 135 diputados votaron la proposición de ley de Solidaritat

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Desde los sectores más soberanistas se había criticado en las últimas semanas el doble discurso que emplea CiU en materia identitaria con alusiones incluso al "independentismo de fin de semana" de la federación nacionalista. Así, la práctica totalidad del Govern de Mas y los pesos pesados de Convergència votaron en las consultas y se dejaron ver la semana pasada con motivo del referéndum de Barcelona, pero ayer la actitud fue otra.

"Esta es una causa noble, pero el debate no puede ser frívolo", manifestó Jordi Turull,portavoz parlamentario de la federación. "No podemos despistarnos, porque en lugar de hacer un paso adelante podríamos dar cinco para atrás", agregó.

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CiU recurrió a su argumentario de los últimos días y recordó que su programa electoral no habla de la proclamación de la independencia en la presente legislatura. "Nosotros hablamos muy claro: esta debe ser la legislatura de la transición catalana hacia el derecho a decidir", recordó Turull.

PP y C's defendieron la Constitución y el PSC planteó su reforma

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Asimismo, el portavoz de CiU valoró con frialdad el resultado obtenido el domingo por la consulta en Barcelona donde se alcanzó un 21,3% de participación, con 257.645 votos: "Demuestra que mucha gente pide la independencia, pero aún falta mucha más que lo defienda para que esto sea una ola imparable". Una interpretación distinta a la que hacía el presidente del grupo parlamentario de CiU, que manifestó que la sociedad civil está "dos pasos por delante de los partidos" y agregó que "tomaban nota".

Pero la federación no estaba ayer por la labor de dar su apoyo a la propuesta estrella de SI para esta legislatura. La mejor prueba de ello fue la ausencia de la práctica totalidad del Govern durante el debate. La vicepresidenta, Joana Ortega que según su jefe de filas, Duran i Lleida, votó no en la consulta pero que, según la mujer del expresident Pujol, Marta Ferrusola, votó a favor, fue la única de todo el ejecutivo que siguió el debate. En algunos instantes pudo verse al conseller de Interior, Felip Puig. Sólo a la hora de votar comparecieron Mas y el resto de consellers.

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Y eso fue así a pesar de una maniobra de SI que intentó, a lo largo de la jornada, que CiU se replanteara su voto retirando de la proposición de ley el artículo referente a que la declaración de la independencia pudiera producirse durante la presente legislatura. Sin embargo, CiU no mordió el anzuelo y no alteró su postura.

La sesión sirvió para comprobar el amplio abanico de posturas identitarias que cohabitan en el Parlament. Mientras el presidente de SI, Antoni Strubell, lamentaba que Catalunya es "una nación de preámbulo y posdata", los opositores al proyecto se esforzaban en diferenciarse.

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Llamativa fue la explicación del PP, expresada por María de los Llanos de Luna, que no reprimió sus temores: "Dios quiera que esto no vaya más allá". La diputada no tuvo inconveniente en referirse a la "indisoluble nación española" y se explayó en detallar las consecuencias que tendría para Catalunya la independencia, un discurso que la llevó a citar a Josep Pla: "Los catalanes fabricaban mucha ropa interior, pero no había tantos catalanes para usarla".

Mientras, el PSC abría las puertas a cambios en el tablero de juego. "Si la Constitución, 33 años después, no se ajusta a nuestras aspiraciones, lo realmente valiente es afirmar que a lo mejor se tiene que cambiar", aseveró Montserrat Tura. "No romperemos el orden constitucional, pero exigimos que España escuche, que escuche y cambie".

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Desde Ciudadanos, Albert Rivera habló de una propuesta "ilegal e inconstitucional" y de "fraude de ley".

El peso de la aritmética frenó el proyecto, pero no los ímpetus de SI. El diputado Alfons López Tena aseguró que volverán a presentar la propuesta y dejó un recado a CiU: "Los diputados de CiU podían elegir ser traidores o patriotas y han elegido ser traidores".

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