Vampirella, de cronista de la noche madrileña a documentalista social
La periodista Paloma Aznar echa de menos la radio de madrugada, pero se resarce con la denuncia de los efectos de la crisis o la represión durante la proclamación de Felipe VI
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Aunque Paloma Aznar nació en Wiesbaden en los sesenta, su rebautizo tuvo lugar en las páginas de El Independiente, donde firmó la crónica canalla de la noche madrileña bajo un pseudónimo que le venía al pelo: Vampirella. El mote le quedó para los restos y prácticamente no recuperó su nombre de pila hasta que se puso a grabar documentales al rebufo del 15-M.
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En el diario de Pablo Sebastián apuró la madrugada. “Madrid estaba en plena efervescencia, con Gaultier paseando por la Gran Vía y Warhol por la galería Vijande”, recuerda Vampirella, de sarao en sarao hasta que cerró la cabecera. “Publiqué crónicas salvajes por las que ahora iría a la cárcel. En el mundillo pensaban que las firmaba Almodóvar y llegaron a decirme que una mujer no podía escribir así”.