"No quiero que otros niños sufran como yo"
Dos afectados por religiosos pederastas en Estados Unidos relatan su experiencia y las razones para denunciar
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Rita Milla vivía en Los Ángeles. Con 16 años, quería ser monja, cuando un sacerdote abusó de ella y le obligó a no decir nada: "Comenzó a traer a otros sacerdotes y alguno de ellos, no sé quién, me dejó embarazada". Su congregación la envió a Filipinas para tener allí el niño y abandonarlo, pero ella que hoy ya es abuela salió adelante con su hija. "Denuncié con 23 años y los obispos me aseguraron que actuarían contra los sacerdotes, pero no lo hicieron. Hoy, mi hija tiene tres niños y quiero que crezcan sin peligro".
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Phil Saviano, de Massachusetts, tenía 12 años cuando sufrió abusos por parte de un sacerdote. "Tenía que hacer sexo oral y tocamientos y, aunque me negaba, él era más fuerte". Con el tiempo, supe que ese cura había sido trasladado de parroquia en parroquia, y que "docenas de niños habían sido sus víctimas". ¿Por qué presenta la demanda? "Porque quiero proteger a otros niños para que no tengan que sufrir lo que yo".