El mito de la generación 'ni-ni' se viene abajo
Sólo el 1,1% de los jóvenes son "parásitos sociales", según un informe. Hay 80.358 de entre 16 y 29 años que ni quiere estudiar ni trabajar
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Un ni-ni pata negra considera justificado colarse en el metro o robar en el El Corte Inglés "porque es muy caro". La sociedad y la familia están en su contra y tienen la culpa de que le sobre el tiempo libre. Él piensa que los jefes te explotan y estudiar no sirve para nada. Así es el perfil de los peores ejemplares de la generación de "parásitos sociales" acotada en 80.358 ejemplares de entre 16 y 29 años, según un estudio elaborado por el Instituto de la Juventud (Injuve).
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Afortunadamente, ese perfil es una minoría de los 7,9 millones de jóvenes españoles. Apenas llegan al 1,1% del total. El estudio Desmontando a ni-ni. Un estereotipo juvenil en tiempos de crisis, dirigido por el profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Lorenzo Navarrete, ha analizado los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2009. En ese momento, los jóvenes que ni estudiaban, ni trabajaban, ni tenían justificación alguna para no desear cambiar su situación, llegaban a 136.696 personas, un 1,73% del total. Aplicando el mismo filtro a la EPA del último trimestre de 2010, se han reducido a 80.593.
"Su único objetivo es el ocio y el consumo", define el director del Injuve
"Son jóvenes sin motivación. Su único objetivo es el ocio y el consumo", definió ayer el director general del Injuve, Gabriel Alconchel, en la presentación del informe. El inicio del estudio se encuentra en la estigmatización de la juventud española despertada con la llegada de la crisis económica que escupió al paro a miles de jóvenes empleados en trabajos normalmente relacionados con el consumo y la construcción. En 2009, el 28% de los jóvenes de entre 16 y 29 años figuraba como un inactivo que no está formándose ni trabajando. Actualmente, ese porcentaje alcanza el 32%, pero no todos son ni-ni.
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El Injuve ha querido señalar que pese a la apariencia estadística no es cierto que esos jóvenes "no hagan nada", detalla Alconchel. "Desgraciadamente, lo común en España entre los jóvenes es querer trabajar y no poder", añade.
Fernando Suárez tiene 28 años y está en paro desde el pasado enero. Licenciado en Ingeniería Informática, enseguida cambió los ordenadores por la cooperación. Fue delegado de una ONG en Níger y al volver a Madrid siguió trabajando en la misma asociación como técnico de proyectos. Hasta el 31 de diciembre del año pasado, cuando entró en el cajón de sastre que llenan los llamados ni-ni. "Se me terminó el contrato y no me renovaron, pero me lo habían avisado, así que no fue una sorpresa", recuerda ahora.
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Los voluntarios y los discapacitados habían sido metidos en este grupo
Además del paro, Fernando tiene "algo ahorrado" y por eso todavía no ha empezado a buscar trabajo. Aun así, no se ha quedado quieto y por eso asegura que no siente un ni-ni pese a que la EPA parezca que le señala como tal, puesto que figura entre los que ni estudia ni trabaja. Los voluntarios, los que colaboran en el hogar, los que buscan trabajo sin éxito e incluso los discapacitados inactivos han sido metidos de manera perversa en el saco de los parásitos sociales.
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María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, ha asegurado en varias ocasiones (por ejemplo el 6 de marzo de 2010 en un encuentro de Nuevas Generaciones) que en España "hay un 60% de jóvenes que ni estudian ni trabajan". La política conservadora suma de manera errónea el 30% de alumnos que no consigue titular en ESO junto con el 30% de los que abandona los estudios. "El gran descubrimiento del estudio es que hay jóvenes desorientados, consumistas, pero con futuro, con proyectos que realizar", explica Navarrete.
"Quiero irme fuera a trabajar con una ONG", explica un falso ni-ni'
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Aprovechando su experiencia en el campo de la cooperación al desarrollo, Fernando se ha hecho voluntario de la Cruz Roja y participa en varios movimientos sociales y organizaciones políticas: "Lo importante es no dejar de moverse. Hacer cosas aunque no sean productivas insiste Fernando, que asegura que se siente afortunado- En el fondo, tengo suerte. Estoy activo, tengo tiempo para hacer cosas y no me siento frustrado por estar en el paro".
De hecho, le está sacando partido. Fernando ha aprovechado este parón laboral para retomar el proyecto de final de carrera, que dejó colgado hace años, y tiene previsto terminarlo en julio. "En el fondo no quiero trabajar en nada relacionado con la informática, pero tenía pendiente cerrar esta etapa y creo que ahora es un buen momento", explica. Aunque Fernando dedique casi todo su tiempo al proyecto, no está matriculado en ningún centro educativo y, por lo tanto, tampoco se le puede considerar estudiante.
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Pero de ni-ni tiene poco. A pesar de su situación, no ha perdido el entusiasmo por su trabajo ni tampoco por su educación. Su plan es empezar a buscar empleo después del verano, cuando haya entregado el proyecto. "Mi idea es volver a irme fuera otra vez con una ONG", cuenta.
"Están desorientados pero tienen futuro", dice un sociólogo
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"Muchos han comenzado a ocuparse de las tareas de casa, cuidan a sus mayores o sus menores o han vuelto a la enseñanza reglada", explica el sociólogo Enrique Carreras. En su opinión, la crisis sorprendió también a los jóvenes que, una vez metabolizada la situación económica, han retomado sus proyectos. Eso explica que en dos años los ni-ni hayan bajado en 56.352 personas. Las matrículas de todas las enseñanzas han subido en el último curso. En la Universidad, el incremento llegó al 7%.
Desmontado el tópico, el objetivo del estudio ha sido la clasificación de los 80.358 ni-ni. Se han establecido cuatro tipos. Los peores: los "proyecto ni-ni". Carreras los define como "parásitos" que "no tienen sentimiento de culpa". "La culpa es de mis padres, que no me hubieran tenido", dijo uno de ellos en una de las sesiones de trabajo de campo del equipo dirigido por Navarrete.
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En los siguientes escalones se encuentra el ni-ni "proyecto hogar". Suelen ser los que dejaron los estudios y se han quedado sin trabajo. Son recuperables porque tienen actitudes positivas hacia el trabajo, pero están cómodos en su casa. Después llega el "proyecto amigos" que es el perfil del frustrado harto de ser invitado por no tener dinero. Y en el escalón más alto de los ni-nis, el "profesional", que está desesperado por la falta de trabajo.