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Mainar: "Prefiero que me acusen de matar a un tirano que de ampararlo"

Mainar carga contra la víctima y los políticos en la última sesión del juicio contra el crimen de Fago

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"Prefiero que me acusen de dar muerte a un tirano que de ampararlo políticamente, connivirlo (sic) jurídicamente o resignarme como ciudadano".

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Santiago Mainar, el único acusado por el asesinato del alcalde de Fago en enero de 2007, aprovechó el trámite de última palabra en la sesión final del juicio para lanzar ante el Tribunal un alegato "con libertad y sin adoctrinar" de algo menos de cinco minutos en el que reiteró su inocencia, pero en el que también cargo contra los políticos y, en particular, contra la víctima, a la que calificó de "oportunista, arrogante y despótico".

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Mainar, que pidió al presidente del Tribunal que le dejara hablar sentado, inició su discurso con un tono más humilde que el que había utilizado en la primera sesión de la vista, pero pronto tiñó sus palabras de discurso político al asegurar que era su "deber enfrentarse con valor cívico a esa España oficial, coorporativa, autoritaria, caciquil e impune que quiere hacer pasar esta caso como uno más de la España negra".

El guarda forestal, que en algunos momentos interrumpió su alegato como si hubiera olvidado el guión de un discurso preparado, sólo esgrimió en una ocasión su supuesta inocencia: "no he matado nadie".

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"Ni siquiera les pido que me den la razón. Sé el precio que tiene enfrentarse a la verdad oficial, a lo políticamente correcto", afirmó dirigiéndose directamente a los tres magistrados del Tribunal en un momento en el que el acusado pareció asumir que va a ser condenado.

De hecho, insistió que "no huyo de la justicia, llevo años reclamándola", para a continuación acusar a los jueces de no haber actuado por "cobardía" ante la situación de "prevaricación" que, en su opinión, se había vivido durante años en la pequeña localidad oscense. Mainar incluso echó mano de la figura del rey para justificar la muerte del alcalde: "Lo ha dicho muchas veces, que en ocasiones el pueblo llano está por delante de instituciones y políticos".

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"Si en esta sala hubiere alguien que quiera ser esclavo, yo le pido perdón porque a él sí le he ofendido", fue la peculiar forma de disculparse en el punto final de su alegato. Luego, al salir de la Audiencia escoltado por la Policía para montarse en el furgón que le llevó de vuelta a la prisión zaragozana de Zuera, Mainar tuvo tiempo de saludar con las manos esposadas a las cámaras de televisión que le estaban esperando. En su rostro aún tuvo tiempo de dibujar una sonrisa, pero ya no dijo nada.

Durante las horas previas al discurso final de Mainar, el fiscal, las dos acusaciones y la defensa expusieron ante el Tribunal sus conclusiones, en las que se reafirmaron en sus peticiones. El Ministerio Público y los abogados de la viuda y del PP, en la de 21 años de cárcel por asesinato y tenencia ilícita de armas. El letrado de la defensa volvió a pedir la absolución.

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En su exposición, el fiscal jefe de la Audiencia de Huesca, Felipe Zazurca, detalló durante dos horas todas las pruebas que señalaban a Mainar como autor de la muerte de Miguel Grima. Entre ellas, los más de 30 datos concretos que el acusado había incluido en su primera declaración, en la que se confesó autor del crimen, y que sólo podía conocer quien estuviera allí.

El representante del Ministerio Público también hizo hincapié en el hecho de que hubiera ADN de Mainar en el coche de la víctima y en la presencia de restos de disparos en la mano izquierda del guarda forestal.

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Zazurca también dedicó parte de su intervención a desacreditar el testimonio del médico donostiarra Iñaki Bidegain, la única persona que se cruzó con el asesino poco después del crimen y que durante el juicio llegó a asegurar que estaba "casi seguro" que la persona que vio no era Mainar. El fiscal dijo que ese testimonio tenía "un perdigón en el ala" ya que el médico tardó más de 24 horas en comunicar a la Guardia Civil lo que había visto a pesar de que sabía que se estaba buscando al alcalde.

En términos muy similares se expresaron los abogados de las acusaciones particular y popular, Enrique Trebolle y José María Viladés. El primero volvió a recordar el momento del juicio en el que "el subconsciente traicionó" al guarda forestal y éste estuvo a punto de describir cómo había descendido del vehículo de la víctima tras el crimen.

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Por su parte, el letrado de la defensa, Marcos García-Montes, intentó desacreditar todas las pruebas contra su cliente buscando defectos de formas. En lo que parecía más la preparación de un recurso contra una sentencia condenatorio, García-Montes llegó a sugerir la similitud del crimen de Fago con el asesinato de otro alcalde, el de la localidad alicantina de Polop, que el pasado martes había llevado a la detención del compañero de partido del edil muerto. El abogado, en un discurso errático, llegó a sacar a relucir el 23-F, el ‘caso Naseiro', Guantánamo y "esas ratas de ETA".

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