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La Junta andaluza, desbordada por la incapacidad de frenar la 'marea sanitaria'

Dimisiones y viejas leyes

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Manifestación en Granada, en protesta por las fusiones hospitalarias que tiene programada la Junta de Andalucía, con el doctor Jesús Candel, conocido como 'Spiriman', en la cabecera de la marcha. EFE/PEPE TORRES

SEVILLA.- La mayor oposición al Gobierno de Susana Díaz en este momento está en la calle, no en el Parlamento andaluz. La ola de manifestaciones ciudadanas contra la gestión de la sanidad pública andaluza, “joya de la corona” del Ejecutivo andaluz, ha ido a más en estos dos últimos meses, culminando en tres macroprotestas que han movilizado a casi 70.000 personas en las calles de Granada, Huelva y Málaga.

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La multitud en la calle evidencia que el discurso firme de Susana Díaz como defensora del Estado de Bienestar hace aguas. Es un duro golpe en la línea de flotación de su Administración y de sus planes para liderar el PSOE federal, pero por mucho que esto beneficie colateralmente a sus adversarios políticos, ni PP ni Podemos están detrás de las manifestaciones. Ni pueden ni les han dejado ni tienen esa capacidad de movilización. Mala noticia para ellos, sobre todo para la formación morada, que acaba de constatar que la calle y la indignación ciudadana se mueve con impulsos propios, y que por mucho que la esencia de Podemos haya surgido de las calles, Podemos es ahora un partido político y está en las instituciones.

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Aquilino Alonso, en el acto de promesa de su cargo como consejero de Sanidad, en presencia de la presidenta de la Junta de Andalucía, en en la Sala de los Espejos del Palacio de San Telmo. EFE

La Junta ha paralizado provisionalmente el proyecto de fusión hospitalaria de Granada que dio origen al tsunami de críticas, pero no tiene un plan b, y lejos de aplacar los ánimos, las protestas del fin de semana se multiplicaron y extendieron a tres provincias. Esta vez, diputados de PP, Podemos e IU intentaron visibilizarse más entre la multitud, lo cual ha facilitado a Díaz una estrategia de defensa más cómoda: denunciar la pinza entre el PP y Podemos, denunciar una especie de complot de la derecha para desprestigiar la sanidad pública y alarmar a la ciudadanía con el oscuro objetivo de abrir la puerta al negocio de las farmacéuticas y las empresas sanitarias privadas.

Dimisiones y viejas leyes

En el aire está el posible cese del consejero de Salud, Aquilino Alonso, que, sin embargo, no es el responsable directo del proyecto sanitario que ha indignado a la gente. La fusión de dos hospitales de Granada o de Huelva se remonta a un plan de racionalización del sector sanitario que se diseñó en 2012, en la cúspide de la crisis y cuando los gobiernos autonómicos se vieron obligados a primar la consolidación fiscal y la reducción del déficit al gasto social.

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Liderazgo en el PSOE

La presidenta de Andalucía, líder de facto del PSOE federal y virtual líder de la oposición al Ejecutivo de Mariano Rajoy, defiende su gestión como una aldea gala irreductible que preserva las políticas de izquierdas y mantiene la estructura del Estado de Bienestar mientras todos los demás recortan gasto social y privatizan. Con ese relato aspira a convertirse en secretaria general de los socialistas, reunificar un partido que ella misma ha contribuido a dividir, recuperar la credibilidad de los suyos y la fidelidad de su electorado y convertirse en la primera presidenta del Gobierno del país.

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