Japón nos lleva 70 años de ventaja
Los expertos achacan los daños en Lorca al incumpliendo de la normativa sismorresistente
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"Japón nos lleva más de 70 años de ventaja porque ha desarrollado estructuras muy resistentes desde los años 20, tras el terremoto que devastó Tokio en 1923". Así opina Alex Barbat, presidente de la Asociación Española de Ingeniería Sísmica (AEIS), al referirse a la normativa sismorresistente que se aplica en España y a los daños que ocasionaron los dos terremotos registrados en Lorca la semana pasada.
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Los expertos, reunidos en Granada en el IV Congreso de Ingeniería Sísmica, achacaron los daños a fallos en la construcción, fundamentalmente en cerramientos y albañilería. "No planeamos los edificios desde conceptos sismorresistentes", indicó el arquitecto y especialista en vulnerabilidad sísmica estructural Patrick José Murphy Corella, que colabora con el Grupo de Investigación de Ingeniería Sísmica de la Universidad Politécnica de Madrid y que ha participado, junto con la Unidad Militar de Emergencias (UME) en la evaluación de los daños sufridos en la localidad murciana.
Según este arquitecto, a pesar de que la normativa antisísmica entró en vigor en 1997, se siguen planteando "estructuras estáticas" en los bloques de cuatro plantas, que conforman la gran masa del parque inmobiliario de las ciudades españolas. "Los elementos no estructurales matan", explicó, y destacó que de las nueve víctimas mortales registradas en Lorca, todas, salvo una, fallecieron a causa de caídas de cubiertas" y de otros materiales constructivos.
En su opinión, la albañilería aplicada en los inmuebles "modifica, secuestra, altera y condiciona la respuesta estructural" ante un terremoto, como ha sucedido en Lorca. "El diseño sismorresistente se limita a una comprobación de cálculos que no siempre se corresponde con la realidad del movimiento sísmico", agregó.
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Para el presidente de la Asociación Española de Ingeniería Sísmica (AEIS), Alex Barbat, "las normas no son infalibles". "Eso no quiere decir que las normas sismorresistentes estén mal, las normas se sirven de estos sucesos para mejorarlas y siempre las mejoras se producen a partir de estas desgracias". Esa es, a su juicio, la única parte positiva de un terremoto: "que todos aprendemos algo, especialmente los ingenieros y los sismólogos, para que, de esta manera, en un futuro proyectemos mejor".