Griñán: "Oyendo a Chacón, uno ve que la sucesión está asegurada"
La ministra de Defensa, implacable con Rajoy, vuelve a Andalucía con un mitin casi en clave de primarias
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Comenzó con voz quebrada hablando de Sevilla y se fue subiendo como la leche hablando de Rajoy. La ministra de Defensa, Carme Chacón, pareció estar ensayando ayer, en una pequeña plazoleta de la barriada de Alcosa, corazón socialista de la capital andaluza, su discurso como próxima candidata en las primarias del PSOE. "Rajoy, aunque no os acordéis, estuvo en el Gobierno y ahora lleva apostando todo a unas elecciones anticipadas; no se puede confiar en quien apuesta para que a España le vaya mal para que a ellos les vaya bien", espetó la ministra. "O como Cristóbal Montoro, que ha dicho que España está al borde del precipicio y tal vez lo que quieren ellos es que demos un paso adelante, pero no lo vamos a hacer", continuó. A Rajoy le faltan "las agallas y el coraje" que el ex presidente del Gobierno Felipe González tuvo en mayo de 1980 para explicar su proyecto para España, añadió la titular de Defensa. Después de comparar a Rajoy con Felipe González a Zapatero lo citó como alcalde de Sevilla por los puestos de trabajo que logró con el Plan E se vino arriba el auditorio, mayor y no muy numeroso, un mal síntoma para las expectativas socialistas.
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"Oyendo a Carmen, uno se da cuenta de que la sucesión siempre está asegurada", dijo después José Antonio Griñán, a quien un día antes lo había dejado plantado el otro candidato in péctore, Alfredo Pérez Rubalcaba, por salvar en Madrid a Manuel Chaves de una reprobación en la que nunca se jugó la vida. Dicen que el roce hace el cariño y Chacón ya lleva varias visitas seguidas.
Ella, además, se encargó de recordarlo en más de una ocasión. Que si viene mucho por Andalucía, que si su padre y su abuela son de Andalucía, que si le gusta mucho Andalucía, que si veranea en Andalucía... "El otro día mi abuela, que vine a verla porque está ya mayor y que vive en Olula, en Almería, me dijo que le transmitiera al presidente Griñán que estaba muy feliz por las decisiones que había tomado", contó a modo de anécdota. Según explicó, su abuela, que tiene artritis y tenía que ir al ambulatorio una vez cada dos días para que le recetaran las pastillas, está contentísima porque ahora con la tarjeta electrónica va cada seis meses y puede hacer planes.
"Enhorabuena, presidente [Griñán] por estos logros, por la ley de dependencia, por las células madre (...) por devolver la credibilidad a la política y la esperanza para Andalucía y este país", dijo antes de dar paso a Griñán, a quien calificó como uno de los dirigentes políticos más solventes, honestos y buena gente que ha conocido en su vida. Ayer, desde luego, sólo faltó que le gritaran ¡presidenta, presidenta!
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El mitin en el bastión socialista de Alcosa no fue muy numeroso
Griñán tomó el relevo y siguió metiendo tralla al líder del PP nacional, Mariano Rajoy, y al andaluz, Javier Arenas, pero ayer los socialistas andaluces iban a lo que iban, que es a lo que irán también hasta que termine la campaña: movilizar el voto dormido de la izquierda.
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El PSOE quiere mantener a toda costa la joya de la corona de su poder municipal en Andalucía, que también es clave para las autonómicas del próximo año. No es lo mismo acudir a esos comicios con un gobierno local afín que con uno en contra. Y la clave, en la que hizo hincapié tanto Griñán como el candidato del PSOE en Sevilla, Juan Espadas, está en barrios como Alcosa, en los que tradicionalmente arrasa el PSOE y que, si se decantan finalmente por la abstención, pondrían en bandeja de plata la victoria por mayoría absoluta al PP.
"Ya está bien. Vamos a darle una lección al PP, que llevan muy nerviosos unos días. Tenemos que participar masivamente porque ¿qué democracia es esta si decidimos quedarnos en casa?", preguntó Espadas a los asistentes de abajo. Porque los de arriba, los vecinos de los bloques que rodean la plazoleta, ni siquiera se molestaron en salir a los balcones para echar una ojeadita. Ni a los políticos ni al grupo de trabajadores parados de Tussam que iban con ganas de reventar el mitin a toda costa.
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Arenas, mientras tanto, siguió a lo suyo y se dio una vuelta por su pueblo, Olvera, donde su partido apoyó a IU en las pasadas municipales para impedir que gobernara la lista más votada, la socialista. Contó ayer Arenas, tirando de nostalgia, que cuando era niño veía en su pueblo cómo salían los autobuses llenos de personas para trabajar en la vendimia francesa. Lo que no dijo, ahora que ya es mayor, es si le ha recordado al candidato del PP en Olvera que no debe hacer lo que hizo su antecesor, entre otras cosas, para no parecer "incoherente", como ayer le llamó Griñán por proponer que gobierne la lista más votada. Arenas, de todas formas, insistió: "Dicen que no somos demócratas, pero a mí me parece lo más democrático del mundo".
Griñán, que se rió también a costa del PP por la cantinela del notario y la lista más votada, recordó que, además de en Olvera, el PP de Soledad Becerril ya pactó en Sevilla en 1991 con el PA y le arrebató la alcaldía a los socialistas, entonces con Luis Yáñez al frente. En una esquina de la primera fila, Carmen Hermosín, la esposa de Yáñez, aplaudió al presidente y asintió. Bien que se acordaba.