El Gobierno se empeña en tapar la próxima subida del IVA
Montoro se refiere al aumento de la carga fiscal como cambio en "la ponderación de los impuestos". Santamaría ni menciona el alza del tributo ante el PP de Madrid
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"Llamaremos al pan, pan, y al vino, vino". Más contundente, imposible. Mariano Rajoy se presentaba así, como adalid de la transparencia y de la "verdad", sin medias tintas, en su discurso de investidura. Sin embargo, sus cuatro meses en el poder se han llenado de eufemismos... o de vacíos clamorosos. La amnistía fiscal es una "regularización de rentas y activos"; la subida del IRPF, un "recargo temporal de solidaridad", y el abaratamiento del despido, una simple "flexibilización de las condiciones de trabajo para que el despido sea el último recurso". Y con el aumento del IVA anunciado ayer tras el Consejo de Ministros hoy se hace directamente como si no existiera –caso de Soraya Sáenz de Santamaría– o se le llama "cambiar la ponderación de los impuestos en España", como ha afirmado Cristóbal Montoro.
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Las dos alternativas se han dado este sábado. La vicepresidenta, durante su breve intervención ante el plenario del XV Congreso del PP de Madrid, no ha citado la palabra maldita. Sí se pudo intuir una defensa de una medida que el Ejecutivo ya sabe que es tremendamente impopular y tremendamente lesiva para sus intereses electorales. Más aún cuando renegó de ella por activa y por pasiva cuando estaba en la oposición e incluso en todo este tiempo en la Moncloa. "Son momentos de esfuerzos y sacrificios. Hay una cosa que te da aliento. Cuando venía hacia aquí, mucha gente te encuentra y te dice: 'Haced lo que tengáis que hacer'. Este Gobierno está para hacer lo que hay que hacer. Aquí no sirven electoralismos, aquí no sirven populismos, aquí no sirve prometer lo que no se hizo en el pasado". Básicamente, Sáenz de Santamaría ha deslizado la idea de que el Ejecutivo acometerá todas sus reformas sin importan si desdicen o no su programa, y sin caer en el "populismo" que atribuye al PSOE, por prometer ahora políticas que no se atrevió o no quiso hacer en sus años en el poder.
El Ejecutivo asegura que no valen ahora "electoralismos" ni "populismos"
Como ayer tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta ha subrayado que al Gobierno de Mariano Rajoy no le importa la imagen de soledad parlamentaria, porque cuenta con la "estabilidad política" que le proporciona su comodísima mayoría parlamentaria, tiene "tiempo" por delante y tiene "decisión", como han probado sus cuatro meses en la Moncloa, los de "mayor impulso reformista". "Habrá que hacer muchísimas reformas, pero podemos hacerlo y lo vamos a hacer", ha reiterado, para después agregar dónde reside la fuerza del Gabinete: "Sentimos el aliento de un pueblo que nos ha votado y de los afiliados que nos habéis dado programa, ideas, impulso y apoyo para sacarlo adelante".
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Pero Sáenz de Santamaría, que se definió como una orgullosa militante "de base" del PP del exclusivo barrio madrileño de Salamanca, no podía abstenerse de caer en brazos del argumento favorito del Ejecutivo: el legado recibido del PSOE. "Nos dicen que no hablemos del pasado y de la herencia. Y no lo voy a hacer. Pero el presente es consecuencia del pasado. Es lo que viven muchos españoles. No hace falta hablar del pasado. Las consecuencias de esa deuda son las que nos han colocado en esta situación", ha insistido. La vicepresidenta ha hilvanado entonces su rejonazo al PSOE, apenas unas horas antes de las movilizaciones convocadas por los sindicatos: "Algunos invitan y dicen que hay que salir a la calle. Si yo hubiera dejado el país como lo han dejado ellos, me daría vergüenza salir de casa". Más tarde, lo ha vuelto a repetir: "Va a haber que hacer muchísimos esfuerzos. Lo que nos han dejado es peor incluso de lo que se esperaba". La andanada también era una respuesta a la vicesecretaria general de los socialistas, Elena Valenciano, que ayer viernes, en la apertura del 24º Congreso de Juventudes, llamó a los jóvenes de su partido a que salgan a la red y a la calle a expresar su rechazo frontal a las políticas "intolerables" del Gobierno de Rajoy.
Santamaría: "Si yo hubiera dejado el país como ellos, me daría vergüenza salir de casa"
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En La Rioja se celebraba hoy la clausura del segundo de los congresos regionales programados para este fin de semana, en el que se ha reelegido a Pedro Sanz como líder del PP autonómico por el 98,6% de los votos de los compromisarios. En Logroño, Montoro ha tirado de la neolengua de su partido: "No vamos a subir impuestos en España. Vamos a cambiar la ponderación de los impuestos en España para favorecer el crecimiento y, sobre todo, la creación de empleo", informa Efe. Sin embargo, las previsiones del Gobierno son más que negras: según el programa de estabilidad que el Ejecutivo remitirá a Bruselas, la tasa de empleo de 2015, para cuando Rajoy acabe su legislatura –si no hay anticipo electoral– será del 22,3%, aún peor de la que se registró en 2011 (21,6%) . Otro tanto se puede predicar de la recuperación de la economía: el Ejecutivo prevé una tibia recuperación para 2013 (0,2%) y un lento crecimiento en 2014 (1,4%) y 2015 (1,8%).
Montoro ha recogido la doctrina oficial: que conforme vaya cambiando la situación económica, se cambiará "la ponderación" de tributos. Esto es, que se subirán los impuestos al consumo (IVA y especiales) para rebajar las cotizaciones sociales. El Gobierno alega que es lo que recomienda la UE. El ministro de Hacienda ha repetido que el Ejecutivo aumenta los impuestos de forma "equitativa" y "temporal", "hasta que la tempestad amaine" y no por convicción, ya que la prioridad absoluta es la reducción del déficit a toda costa. "Es muy importante reducir el déficit público. No nos lo tiene que imponer nadie. No nos tiene que venir nadie a decir, ni ninguna institución europea ni ningún otro Gobierno europeo lo que tenemos que hacer porque lo sabemos", ha apuntado, en un ejercicio de patriotismo más retórico que real.
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Los dos ministros insisten en la prioridad del déficit por encima de todo
Santamaría también ha hecho en su discurso alusión a la necesidad de atajar el déficit y de utilizar la crisis como "oportunidad para cambiar lo que va mal" y se ha quedado "anquilosado". De ahí que el Ejecutivo considere preciso "modernizar todas las administraciones públicas", para que no "malgasten" y sean "austeras" y "transparentes", que haya que poner "alfombra roja" a los emprendedores o hacer reformas en educación y sanidad.
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La vicepresidenta ha cubierto de elogios a quien esta tarde será reelegida presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, por haber capitaneado desde 2003 un Gobierno con "ideas decididas, firmeza y a la vanguardia". Abrazos, sonrisas, besos y todo tipo de alharacas para visualizar buen rollo y sintonía frente a los enfrentamientos (no tan lejanos) entre Génova y la lideresa.
La incoherencia del PP respecto a la subida del IVA es blanco fácil para los socialistas. Ayer Elena Valenciano ya decía con sorna que con 25 Consejos de Ministros más, el Gobierno acabaría violando todo su programa electoral. Hoy, Tomás Gómez, secretario general del Partido Socialista de Madrid preguntaba a la impulsora de la rebelión de 2010 contra el alza del impuesto, Esperanza Aguirre, si también se va a dedicar ahora a recoger firmas contra el Ejecutivo central. Mismo requerimiento que lanzó también hoy su jefe de filas, Alfredo Pérez Rubalcaba, desde Badajoz.
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"Me gustaría saber qué va a hacer la señora Aguirre, si va a poner otra vez mesas en la calle para recoger firmas contra el IVA o si va a pedir perdón a los madrileños por haber estado engañándolos durante todos los últimos años en los que hemos sufrido la crisis", ha reprochado Gómez. Desde el 15º Congreso del PP de Madrid, le ha respondido el consejero Javier Fernández-Lasquetty con un no rotundo: no habrá insumisión.
El líder del PSM defendió, una vez más, su modelo económico: "Hay que crear una banca pública y renovar el sistema de impuestos, porque pagan impuestos los de siempre, los trabajadores y las capas medias".