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La Fiscalía desmonta la estrategia de Ricardo Costa

El que fue mano derecha de Francisco Camps afirma que apenas conocía a Correa. La fiscal demuestra la complicidad entre ellos con conversaciones grabadas

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"Tú serás el próximo presidente del Gobierno [...]. Dentro de poco, tú vas a ser el que vas a mandar ahí, macho". El autor de esta frase es Francisco Correa, el presunto líder de la trama corrupta Gürtel. La pronuncia en tono adulador por teléfono, en la noche del 12 de noviembre de 2008. Al otro lado de la línea, se oye la risa agradecida de Ricardo Costa, entonces secretario general del PP valenciano. Costa compartía en ese momento mesa y mantel con Álvaro Pérez, el dirigente de la red de empresas en Valencia. El político valenciano despide la comunicación con el cabeza de la supuesta trama mafiosa con voz cariñosa: "Cuídate mucho, un abrazo".

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El contenido de esta conversación se escuchó ayer en la sala en la que se juzga a Costa y al que fue su jefe en el PP durante nueve años, Francisco Camps. Ambos están acusados de un delito de cohecho pasivo impropio por aceptar miles de euros en trajes de la trama dirigida por Correa y Pérez. En el mismo periodo en el que se produjeron las supuestas dádivas, estos empresarios se hicieron con adjudicaciones millonarias de la Generalitat Valenciana, la institución presidida por Camps. Algunas de estas adjudicaciones fueron conseguidas mediante amaños, según informes policiales.

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Ayer se celebró la tercera jornada del juicio. Era el turno del interrogatorio a Ricardo Costa, que, además de figurar como acusado en este juicio, está imputado en otra causa del Tribunal Superior de Justicia valenciano. Se trata de una investigación que también se encuadra en el caso Gürtel y por la que está acusado de supuesta falsedad documental y presunta financiación ilegal del PP regional, para lo que habría usado como intermediarios a los empresarios que dirigían la trama corrupta.

Ayer, el ex alto cargo del PP se esforzó en trasladar una imagen de seriedad y normalidad ante el jurado popular, formado por 11 ciudadanos escogidos al azar. Reconoció que era amigo de Álvaro Pérez, el Bigotes, pero lo explicó por el hecho de que la empresa de este, Orange Market, era proveedora habitual del PP, con lo cual se veían prácticamente todos los días. Pero negó que tuviera intimidad alguna con Correa. Dijo que sólo lo había visto dos veces y que, en la segunda ocasión la boda de Pérez, hubieron de volver a presentárselo porque "no recordaba su físico".

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Esta versión, sin embargo, se hizo añicos ante las grabaciones expuestas por la fiscal del caso. En una de ellas, la fechada en 2008, se escucha a un Ricardo Costa relajado, cariñoso y cercano con Correa. En otro grupo de conversaciones, fechadas el 21 de enero de 2009, los dirigentes de la trama llaman al político para hacerle partícipe de un gran problema que también le atañe a él. En palabras de Pérez, "una cabronada". El Bigotes insiste en verle y le explica que una trabajadora de las empresas de la red en Madrid, Isabel Jordán, "está haciendo el hijoputa" y "a lo mejor podría pasar algo". Añade que quiere explicarle "cómo lo va a arreglar Pablo [Crespo]". Costa promete a Pérez que se verían esa misma noche.

La importancia de esta grabación estriba en que fue precisamente Jordán, administradora de una de las empresas de la trama radicada en Madrid, la que puso a los jueces en la pista del caso de los trajes. En una charla telefónica que fue grabada por su interlocutor sin que ella lo supiera, aseguró que había pagado una factura de 30.000 euros en trajes de Milano para Camps. Jordán está, de hecho, imputada en la investigación de la Gürtel que se sigue en Madrid, y declaró ante el juez Baltasar Garzón en febrero de 2009. Es decir, poco después de que Pérez llamara por teléfono a Costa con insistencia para hablar con él y ponerlo al corriente de un grave problema.

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Con estos precedentes en la mente de todos, la fiscal preguntó ayer a Ricardo Costa qué era aquello tan importante que Pérez y Crespo ansiaban decirle aquella noche. Costa optó por revestir el encuentro de normalidad y explicó que lo que querían los dos empresarios es explicarle que tenían "problemas laborales" con Jordán y que esta, en represalia, estaba difamándolos. Que temían, en fin, que esas calumnias llegaran a oídos del PP valenciano y este decidiera romper la relación empresarial con ellos.

Según su propio relato, Costa fue magnánimo y resolvió la cuestión en "cuatro minutos". "No me habléis de problemas laborales", dijo a sus interlocutores. También les aseguró que estaba contento con su trabajo y que este no se iba a ver afectado por este incidente. El tema le interesó tan poco, dijo Costa, que ni siquiera preguntó cuáles eran las calumnias que habían sido vertidas por Jordán y que habían causado tal preocupación en los dos empresarios.

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El retrato de la relación entre Costa y la trama se completó con el reconocimiento por el acusado de que pidió ayuda a Álvaro Pérez para conseguir dos objetos de lujo: cien gramos de caviar y un costoso reloj. También le pidió, mediante su secretaria, que le hiciera llegar un móvil. Costa, sin embargo, explicó que ninguna de estas tres peticiones fueron satisfechas y que, en el caso de que así hubiera sido, su intención era pagarlo todo.

El ex secretario general del PP valenciano negó los hechos de los que se le acusan: la aceptación de trajes como regalo. Afirmó que sólo recibió un traje de las tiendas en las que, presuntamente, la trama hizo los encargos. Esa prenda, aseguró, la pagó en efectivo a través de Álvaro Pérez, que llevó el dinero a Madrid aprovechando un viaje.

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Ante las preguntas de por qué creía entonces que su nombre aparece continuamente en la contabilidad de las dos tiendas y también en las cuentas de la trama, respondió que no lo sabía. En su turno, su abogado recordó, con vistas a que lo oyera el jurado, que el dueño de las tiendas consideró que había documentación falsa en su propia contabilidad.

La última estrategia de Ricardo Costa fue la de apartar cualquier sospecha de que él pudo influir en la contratación de Orange Market como proveedora de la Generalitat o del PP valenciano. En cuanto a la primera institución, explicó que desde su cargo de diputado no puede tener influencia alguna, puesto que no forma parte de la Administración. Respecto al partido, afirmó que los estatutos no le dan "ninguna competencia de contratación".

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