"Exhumando fosas hemos encontrado dignidades"
Profesionales de diferentes ámbitos se dan cita para hacer balance del trabajo de los últimos diez años recuperando cuerpos de las víctimas del franquismo
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Cuando se exhuma una fosa común del franquismo con métodos científicos lo que se consigue es "documentar la realidad". Los profesionales que durante la última década han trabajado recuperando cuerpos de las cunetas, barrancos y demás parajes donde el franquismo trató de cubrirlos de olvido, lo tienen muy claro.
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"En el año 2000 pensaba que íbamos a abrir dos o tres fosas", indicaba ayer Francisco Etxeberría, médico forense, en la jornada organizada en la Universidad Carlos III de Madrid para hacer balance de diez años de trabajos de las asociaciones memorialistas. "Se creía que las exhumaciones tendrían un valor simbólico, pero los familiares reclaman los cuerpos individualmente". Cuerpos en los que, explicaba el forense, "hemos encontrado la dignidad que trataron de arrebatarles".
La labor técnica que tienen los equipos profesionales a pié de fosa es de vital importancia para "objetivar la realidad", confesaba Etxeberría, ya que "de cada investigación realizada a lo largo de estos diez años tenemos informes técnicos que serían pruebas válidas ante una investigación judicial".
"Los técnicos tenemos que aportar la máxima información para documentar la realidad"
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Señalizar los lugares de la memoria es otro logro conseguido gracias a la identificación de fosas ya que, "el lugar queda dignificado una vez que se sabe donde está", aclaró el forense.
En ese sentido ejemplarizó con el caso de Valdediós (Asturias) donde tardaron diez días en encontrar la fosa. "En muchos casos los testimonios no pueden precisar dónde están los enterramientos".
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En una crítica a la postura de las instituciones, explicó que en España "funciona el raíl de la política pero no el de la justicia", impedimento este último para llevar a cabo los principios del derecho internacional como son la "verdad", a la que, según el forense, "estamos llegando", la "justicia" que "ya se verá cómo se logra" y por último la "reparación" de las víctimas y la garantía por parte de las políticas públicas de la "no repetición".
"A nosotros nos corresponde aportar la máxima información para que la verdad sea reparada", concluyó Etxeberría.
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El abogado Joan E. Garcés planteó la dimensión jurídica de los impedimentos existentes a la hora de investigar la represión franquista. Denunció cómo el Tribunal Supremo impidió a la Audiencia Nacional investigar los crímenes de la dictadura alegando una falta de competencias pero "guardando silencio sobre qué juzgados son los competentes para hacerlo".
De este modo, indicó el abogado, "consigue que la acusación sobre el juez Baltasar Garzón cobre sentido", pero una vez resuelta esta cuestión la imputación que se le hace de prevaricar "no tendría razón de ser", aclaró el abogado.
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"El Supremo está esperando a ver qué sucede con el juez para después pronunciarse sobre a quién compete investigar el franquismo", enfatizó.
Por su parte, Santiago Macías, vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), explicaba el inicio del mecanismo que se pone en marcha cuando reciben la demanda de un familiar que quiere recuperar el cuerpo de un ser querido represaliado por la dictadura. "Se buscan datos de la víctima en archivos y registros para obtener información que pueda ayudar en la posible identificación del cuerpo".
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"No hay ninguna evidencia científica que pruebe que con el olvido se cierran heridas"
Proceso no exento de dificultades porque "los registros civiles no siempre dicen la verdad", indicaba Macías, aludiendo a su experiencia en la ARMH, ya que "no hay ni un solo 'paseado' inscrito como tal y si lo hay figura como desconocido, como un cuerpo sin identificar aparecido en una cuneta".
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Macías lanza sus críticas hacia los jueces que no acuden a las fosas cuando aparecen cuerpos con señales de violencia. "Quien está prevaricando aquí son esos jueces que eluden la propia Ley de Enjuiciamiento Criminal y después no hacen nada con toda la documentación que les ponemos encima de la mesa".
El hilo que articula el trabajo de la ARMH es "el requerimiento particular de las familias". Así se expresó José Ignacio Casado, de la asociación en Burgos, que recalcó el respeto hacia los familiares en todo el proceso de la exhumación que culmina con el acto de entrega de restos.
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Asimismo lanzó críticas al desamparo de las instituciones y la falta de claridad que aún existe cuando, según denuncia Casado, "si se nos deniega el paso a un terreno donde hay un enterramiento, no se sabe ni a quién hay que acudir a reclamar".
El acompañamiento que se hace con las víctimas es otro de los rasgos del trabajo de la asociación que puso encima de la mesa el psicólogo Guillermo Fouce.
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"No hacemos terapia, acompañamos a las víctimas, las escuchamos, damos la oportunidad de hablar", de este modo, "firmamos con nuestro número de colegiado para acreditar la realidad de sentimientos y emociones a pié de fosa y documentar que no se abren heridas, sino que se cierran. Así acallamos a los que dicen lo contrario sin haber estado en su vida en una exhumación".
Fouce reprueba a los que defienden el olvido como mejor modo de ignorar el duelo, "desde la evidencia científica y práctica, abrir fosas cierra heridas y no hay ninguna otra evidencia científica que diga que para curarlas hay que recetar el olvido".