Los ex presos piden que se conserve parte del edificio
Múgica reclama a Rubalcaba que atienda la demanda
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"Es necesario recordar nuestro pasado para aprender de él y construir un futuro mejor", recuerda una carta enviada al ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, por el defensor del Pueblo, Enrique Múgica -que estuvo preso en Carabanchel-. Múgica pide que se atienda el "razonable deseo" de sindicalistas, ex presos y vecinos de Aluche de construir un centro de la memoria en un lugar "especialmente significativo como símbolo de la represión".
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Ramón Tamames, catedrático de Estructura Económica
Aquello tiene un recuerdo para cientos de miles de personas que estuvimos dentro, pero también para los que nos iban a ver, que sufrían mucho". Por este motivo, este ex militante del PCE pide que se mantenga como memorial la cúpula de la cárcel de Carabanchel, porque allí era donde estaba el sistema de vigilancia y la apertura de las galerías. Le parecería "muy mal" que se derribase por completo el penal, pero si fuera así, cree que debería instalarse un monolito a modo de recordatorio.El 10 de febrero de 1956, durante sus años como universitario, fue detenido e ingresó en la prisión madrileña, por participar en un congreso a favor de la libertad en los medios universitarios. Cuando salió, se afilió al PCE. De sus cinco meses como reo, tres en 1956 y dos en 1976, recuerda la disciplina militar. La primera etapa fue "más peligrosa", con el rumor de que iban a fusilar a alguno de los universitarios encarcelados si moría un falangista herido en una manifestación.
Nicolás Sartorius, vicepresidente de la Fundación Alternativas
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Estuvo allí en varias ocasiones. Fueron unos seis años en total de "frío, calor, cucarachas, ratas y comida bastante asquerosa" en la sexta galería de Carabanchel, en la que los presos políticos se defendían, se ayudaban como podían y compartían la comida que les llevaban sus familiares. Se daban clases unos a otros en lo que llamaron la Universidad de Carabanchel. "Nos defendíamos leyendo, estudiando", recuerda Sartorius, que ingresó en la cárcel madrileña por primera vez en 1962, tras un consejo de guerra. Para este ex secretario primero del PCE supondría "un crimen, un delito democrático" que se derruyera toda la prisión. "Me parecería una vergüenza nacional que derribaran todo y no dejaran ni rastro", afirma. A su juicio, el simbolismo de este penal radica en que la "inmensa mayoría" de los presos políticos pasaron por allí. Así, cree una obligación de los poderes públicos mantener una parte, por ejemplo, la cúpula, como "recuerdo de lo que allí sucedió" .
Marcelino Camacho, miembro fundador de CC.OO.
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"Lo recuerdo como de lo más negativo de mi vida militante". Con su debilitada memoria, Marcelino Camacho no olvida aún cómo transcurrieron sus 10 años en la represiva cárcel de Carabanchel, en la que vio reducida su libertad "al máximo". Acusado de sindicalista y de auxilio a la rebelión, Camacho cree que debe conservarse en ese lugar "algo que acredite que aquello fue muy negativo". "Esa cárcel es un monumento a la lucha por la libertad. Fue la prisión fundamental de la represión y uno de los recuerdos más negativos", explica. Allí dentro lo pasó mal, pero no renunció a seguir defendiendo sus ideas con movilizaciones, reuniones y concentraciones en la propia prisión. "No era muy fácil hacerlo", reconoce, y destaca lo mala que era la comida. Sin embargo, Camacho asegura que si tuviera que volver a empezar, lo haría todo de nuevo. "La paz, la libertad, la democracia y la igualdad siguen siendo la base de mis ideas", argumenta este fundador de CC.OO.