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Esperanza Aguirre presume de que en el PP la consideran "lideresa nacional"

La presidenta madrileña reabre la disputa interna para ganarse el favor de Mariano Rajoy. 

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En el último suspiro. Al final del final. Pero Esperanza Aguirre no se contuvo. Apretó en una frase aparentemente inocente su mensaje del día para sus rivales en el PP.

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A punto estaba de concluir la rueda de prensa posterior a la reunión de la ejecutiva de los conservadores madrileños. Un periodista preguntó a la presidenta sobre sus compromisos con el partido para las elecciones generales. Empezó bien: “Tengo un calendario durísimo de cuadrar. Ya he estado en Barcelona capital, Cerdanyola, Terrassa, Rubí, Valencia y Melilla y pasaré por Andalucía, Álava, Murcia... Mi jefe de gabinete del PP [Borja Sarasola] está haciendo encaje de bolillos para compatibilizar todo, sin mermar mi dedicación como presidenta de la Comunidad”.

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Bien. Pero Aguirre acabó con la cuña: “Como me consideran [en el partido] lideresa nacional, saldré mucho fuera de Madrid” para acompañar al candidato, Mariano Rajoy.

En el PP madrileño se asustaron. Precisaron enseguida. Aguirre no había comentado en ningún momento que el PP la viese “la lideresa nacional”, sino que como dirigente nacional que es, reconocible en todo el país, el partido quiere sacarle provecho. Como ocurre con María San Gil, líder del PP vasco, o con Regina Otaola, la alcaldesa de Lizartza (Guipúzcoa) y símbolo de los populares contra ETA.

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"Que lo diga Génova"

La “guasa” con la que Aguirre se refirió a sí misma –“sin maldad”, repiten en el PP– no evita reavivar, sin embargo, la enésima disputa por el poder interno y la confrontación total con Alberto Ruiz-Gallardón a cuenta de las listas por Madrid, en las que el alcalde podría concurrir como número cinco.

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Oficialmente, la guerra no existe, pero desde los círculos de la presidenta y el regidor no ocultan las discrepancias. “Que Aguirre diga lo que quiera. Nos tiene acostumbrados. No vamos a entrar en su juego”, comentaban ayer fuentes próximas a Gallardón. “Si es líder nacional o no, lo tendrá que decir Génova. No ella misma o nosotros”. Rajoy vuelve a recibir la pelota de la discordia.

En el Ayuntamiento de la capital guardan con celo los comentarios ácidos de la presidenta, que siempre recalca su “disciplina” frente a los otros. Como cuando Aguirre le dijo a Gallardón que estaba “más guapo” callado. O cuando su lugarteniente, Ignacio González, acusó al regidor de no “hacer caso” al guardia (Rajoy) y pasarle “por la izquierda”.

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Entre tanto fuego amigo, poca atención a la lideresa. Habrá que preguntar a la Real Academia Española si compra el palabro.

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