La dieta desequilibrada, principal causa de la obesidad y el sobrepeso
Según datos de la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética, en España somos infieles a la dieta mediterránea y amantes del sedentarismo.
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Un 56% de los adultos y un 27% de los niños y adolescentes en España sufren obesidad y sobrepeso, pero, a diferencia de lo que podemos intuir, estos datos no se deben a la ingesta de cantidades desorbitadas de comida, sino a que comemos de forma desequilibrada y llevamos una vida sedentaria.
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La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha dado a conocer la primera encuesta realizada a la población española sobre Ingesta Dietética. La muestra escogida esta compuesta por 3.000 españoles de edades comprendidas entre los 18 y los 64 años.
De esta encuesta se extraen numerosos datos preocupantes. Entre los más significativos encontramos que sólo el 43% de los españoles consume hortalizas diariamente, suponiendo este dato que más de la mitad de la población no ingiere este tipo de alimentos. Además, tampoco hacemos caso a las recomendaciones que advierten que es saludable comer tres piezas de fruta diarias.
Pero no sólo en cuanto al consumo de alimentos ricos en vitaminas y bajos en grasas somos despreocupados, sino que tampoco realizamos deporte de manera activa. Concretamente, el 46% de la población no realiza ninguna actividad deportiva.
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Y para agravar todavía más la situación, nuestro consumo de proteínas y grasas supera los índices recomendados, y por contra, se consumen menos hidratos de carbono de los debido.
Otro de los datos más preocupantes del estudio concluye que, en el listado de alimentos diarios figuran en el cuarto y quinto puesto las bebidas alcohólicas y las refrescantes, por detrás de alimentos básicos como la leche, la fruta y la verdura.
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Lo cierto es que nuestros hábitos de consumo no pueden ser saludables si tenemos datos como este que también extrae la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética: el 30% de los españoles mayores de edad comen fuera de casa a diario. Con este porcentaje no es extraño que casi la mitad de la población se vea inmersa en problemas de mala alimentación, puesto que el ritmo de vida frenético es consecuencia directa de ello, sobre todo por la falta de tiempo que lleva al consumo de comida rápida.