Desahucio de una mujer con fibromialgia
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Teresa Alsina, una mujer de 70 años que padece fibromialgia y depresión tras la muerte de su marido, se ha convertido de forma involuntaria en uno de los símbolos de la protesta de los indignados de plaza de Cataluña.
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Teresa tiene una deuda de 160.000 euros contraída con CajaSol por avalar un préstamo que su hijo, David Colmenero, no puede pagar porque está sin trabajo. Por ello, CajaSol se ha quedado con el piso, situado en uno de los barrios más humildes de Badalona. Concretamente en el número 257 de la calle Marqués de Montroig, uno de los bloques que siguen el trazado de la autopista del Maresme. La entidad bancaria quiere ejecutar el desahucio de la vivienda porque se la ha quedado en propiedad. Pero la presencia de medio centenar de jóvenes y una muralla de carteles en contra de los desahucios el pasado 25 de mayo obligó a suspender la actuación por segunda vez.
El piso avala un préstamo contraído por su hijo, que ha perdido el trabajo
Para la afectada y su hijo la concentración pacífica fue "un éxito inesperado y una alegría muy grande". Y también para los concentrados, que recordaron su oposición a las ejecuciones hipotecarias y los desalojos de las familias afectadas.
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La presencia de jóvenes que se trasladaron desde la acampada de la plaza de Catalunya de Barcelona hasta el barrio de Sant Roc de Badalona no sólo tenía un componente reivindicativo, sino que también era una muestra de agradecimiento hacia Teresa, que pese a su enfermedad estuvo en la acampada apoyando a los manifestantes. "Nosotros también somos una parte de los cabreados", explica David, que considera "una vergüenza" la supeditación del sistema político a las entidades bancarias.
Medio centenar de indignados impiden el segundo intento de desalojar aTeresa
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La orden de desahucio del piso de Teresa Alsina se había fijado, en principio, el pasado 6 de mayo, pero en ese momento su hijo ya había contactado con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). La presencia del colectivo incomodó ese día a la procuradora de CajaSol, que "con una actitud chulesca y provocadora creó momentos de cierta tensión", según definieron miembros de la plataforma. Días después, Teresa recibió una nueva orden de desahucio que las movilizaciones también lograron suspender. David se preguntaba entonces si el juez tenía miedo de ir a casa de su madre porque había solicitado presencia policial, pero finalmente no llegó nadie.
Una vez confirmada la suspensión del desalojo, Teresa se levantó de su cama y bajó al portal de su casa para agradecer la presencia de los manifestantes: "Hoy he sido yo, pero mañana le puede tocar a cualquiera", dijo Teresa, que destacó la necesidad de ir "todos juntos y apoyarnos como ha pasado hoy". Su hijo, eufórico, aseguró no tener palabras "para agradecer la movilización de hoy" y añadió que su lucha tenía que servir "para cambiar alguna cosa" y para que la sociedad se de cuenta que el sistema es "injusto". Con un tono reivindicativo e incitando a los manifestantes a que lo siguiesen, sentenció que "cuando nos ponemos, todos podemos".
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Pese a que Teresa mantiene todas sus pertenencias en el piso, pronto habrá nueva fecha para ejecutar eldesahucio.