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Del comedor social a Rodiezmo

El debate del estado de la nación deja un puñado de anécdotas

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Los dos máximos líderes políticos, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, ya tienen plan para un día de sus vacaciones de verano si siguen los consejos que hoy se han ofrecido mutuamente . El primero visitará un comedor social y el segundo se codeará con los mineros en Rodiezmo (León)

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Consejos que se han atrevido a dar en el "cara a cara" que han mantenido durante la primera sesión del debate sobre el estado de la nación, donde hemos descubierto que Zapatero ya llevaba la réplica escrita en ordenador y no con máquina de escribir, como le había parecido ver a Rajoy.

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Verse descubierto ha "picado" a Zapatero, que ya en sus siguientes respuestas ha salido a la tribuna sin papel alguno para continuar un "cuerpo a cuerpo" muy duro e interrumpido en numerosas ocasiones por los aplausos de sus correligionarios.

Comenzó el debate a las doce en punto de mediodía, veinte minutos después de que la esposa del presidente del Gobierno, Sonsoles Espinosa, se sentara en la tribuna de invitados muy cerca de su suegro, que tampoco ha querido perderse la intervención de su hijo.

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Sonsoles Espinosa ha elegido un vestido blanco y gris claro para esta ocasión, en sintonía con los tonos también veraniegos de muchas de las ministras y las dirigentes del PP, que esta vez no han disfrutado de la compañía de la "lideresa" Esperanza Aguirre, a la que el año pasado se vio en animada charla con la mujer del presidente.

Desde la tribuna de prensa se contaba el número de corbatas rojas y el de diputadas que vestían de ese color en honor de nuestra selección de fútbol.

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Apenas una docena de parlamentarias han optado por el rojo, entre ellas la socialista Elena Valenciano, que ya por la tarde decidió volver al blanco quizá porque, en contra de lo que se esperaba, "la Roja" ha pasado bastante desapercibida en el debate.

Sólo por la tarde, y cuando el ambiente se había caldeado lo suficiente, desde la bancada socialista se coreó el "soy español" que cientos de miles de aficionados han entonado en la euforia del triunfo de Sudáfrica.

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Y como este año el debate se ha celebrado ya bien entrado el verano, entre los diputados y senadores se podía apreciar alguna que otra chaqueta clara, como la del andaluz Javier Arenas.

Mientras, en el banco azul, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, no ha temido una posible reprimenda del presidente del Congreso, José Bono, y ha acudido al hemiciclo sin corbata en coherencia con las medidas de ahorro energético de su departameno.

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Esta vez, Bono no ha intentado prestarle una, como sí hiciera hace dos años en un pleno extraordinario a través de un ujier, pero entonces Sebastián rehusó el obsequio.

Una hora y seis minutos ha durado el discurso inicial del debate, el de Zapatero, que ha ocupado su escaño a las 11.55 horas cuando todavía no lo había hecho la totalidad de su gabinete.

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Al abrirse la sesión tampoco se encontraba sentado en su escaño el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, que, junto a otras señorías, ha secundado en la entrada al hemiciclo el minuto de silencio que se ha guardado en memoria del que fuera presidente del Congreso Félix Pons.

Sin contar la ovación inicial y la final, Zapatero ha sido interrumpido once veces por los aplausos de los socialistas. En espera de lo que dentro de unos días diga el CIS, en este aspecto Rajoy ha ganado por goleada al ser interrumpido en 23 ocasiones durante su primer discurso.

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Luego, en réplicas y contrarréplicas, el "partido" ha estado muy igualado y Bono se ha tenido que aplicar para pedir respeto a los oradores e, incluso, ha llamado al orden al diputado del PP José Madero, y avisado a otro de la misma bancada, Carlos Manuel Cotillas, de que le tenía "identificado". Dos señorías de La Mancha.

El "cara a cara" ha servido para acordarnos un poco más de los pobres y de todos aquellos que sufren las consecuencias de la crisis, pero sobre todo de los pensionistas, en una pugna de Zapatero y Rajoy por ver quién les defiende más.

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Mientras los dos se daban consejos mutuos, en ambos lados del hemiciclo se sucedían los murmullos e, incluso los improperios.

"Estás muerto", le han espetado al jefe del Gobierno desde las filas del PP . Éste, por su parte, ha salido muy cabreado por un insulto "no identificado" que ha lanzado un diputado del PSC. Zapatero se ha visto ganador. "Esta asignatura la tengo aprobada", ha sentenciado. Pero Rajoy opina que el "santo" debe irse porque no vale con "cambiar la peana".

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En cualquier caso, y según Zapatero, ninguno "está para tirar cohetes".

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