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"Darlo todo hasta morir en el intento"

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"Lo vamos a dar todo y, si es preciso, aunque sea un poco melodramático, moriremos en el intento", prometió ayer el nuevo ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, al asumir su cartera, que se desgaja de las competencias heredadas de la ex vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega.

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Recién llegado de Estrasburgo, Jáuregui apenas tuvo tiempo de despojarse de su papel de eurodiputado y tintó sus primeras palabras con un tono europeísta con el que pidió agilidad frente a la voracidad de la crisis. "No podemos quedarnos quietos", subrayó al esbozar el "momento histórico" que vive Europa. A su juicio, es necesario preservar la "difícil ecuación entre competitividad, sostenibilidad y cohesión social" frente a la "codicia financiera" y las cada vez más frecuentes "expresiones de ultraderecha" que nublan la política en democracias como Holanda o Suecia.

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Con ese compromiso se estrenó en la Moncloa Jáuregui en su regreso a la primera línea política. Su perfil de vieja guardia se acentuó en compañía del otro gran veterano recién promocionado, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su mención al director del Gabinete de Zapatero, José Enrique Serrano, que escoltó en las mismas funciones a Felipe González. Juntos, según dijo, forman "una máquina bien engrasada".

Para curarse el jet lag europeo y aterrizar en la política española "De la que no me he ido del todo", precisó , Jáuregui mostró su confianza en que le basten "dos tardes" de lecciones "magistrales" de Rubalcaba. Gobernar es "muy difícil", se sinceró desde su larga experiencia. "Todo lo que tengo, todo lo que sé se lo voy a entregar a este Gobierno", se comprometió tras recibir su cartera de manos de De la Vega, a quien definió "con dos palabras, todo trabajo", en el mismo acto en el que se estrenó su partenaire en la Moncloa, Alfredo Pérez Rubalcaba.

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