El estribillo de la canción política del verano será el mismo de la de primavera y, si el presidente del Gobierno no lo remedia en el BOE, sonará aún con más fuerza en el otoño: 'Váyase, señor Zapatero, y convoque elecciones'. Lo entonaron, por orden inverso de aparición, Rafael Merino, Cristóbal Montoro y Soraya Sáenz de Santamaría, después de que el primer tenor del PP, Mariano Rajoy, considerara que en su caso basta con tararear la música: 'Ustedes no resuelven los problemas, los perpetúan, y con su Gobierno no es posible ni generar confianza ni que vuelva el crédito pronto a nuestro país, y por tanto, que haya recuperación y empleo'.
No podía resultar más previsible la última sesión de control parlamentario al Gobierno antes de las vacaciones, otra innovación de José Bono, quien ha conseguido en este julio que los plenos del Congreso tengan carácter 'extraordinario' y contenido 'ordinario'. Los ordinarios, si antes no hay convocatoria electoral, serán en septiembre.
Rajoy critica la reestructuración de la banca por hacerse «tarde y a rastras»
El toma y daca entre Zapatero y Rajoy se atuvo al perfil plano de sus últimos duelos, a la espera de que el cambio de temporada traiga nuevo libreto e intérpretes. El líder de la oposición, tras el habitual manejo de datos discordantes con los del presidente, se mostró tan seguro del favor de crítica y público que se permitió despedirse con un desplante: 'No voy a discutir las cifras'.
Previamente cuestionó el proceso de reestructuración de las entidades financieras, que según dijo 'se está haciendo tarde, mal y a rastras'. 'Les han obligado a recapitalizarse y, por tanto, todo ese dinero no lo pueden dedicar al crédito. El nivel de recapitalización es mucho mayor que el del resto de las entidades del mundo', criticó Rajoy. Y respondió Zapatero que esa reestructuración, que implica sanear activos por valor de más de 90.000 millones y una recapitalización superior a los 50.000, es 'condición imprescindible' para que se normalice el flujo de créditos.
El duelo de damas
Salgado pide al PP 'más rigor2 que cuando habla del 'percance de Camps'
Pero, desde que Zapatero anunció en abril su retirada, es de general conocimiento que el momento cumbre de estas sesiones lo protagoniza la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, y quien le pongan por delante. Primero fue Teresa Fernández de la Vega, a la que llegó a coger la medida; después, Alfredo Pérez Rubalcaba, que casi la dejó hablando sola al borrarse del banco azul; y ahora, Elena Salgado, en la que parece haber encontrado la horma de su zapato.
Santamaría presentó a la vicepresidenta como la más mala de entre las malvadas: 'No le ha bastado con subir los impuestos. Suyos son también los recortes sociales más duros. Nos cuesta mantenerla en la vicepresidencia económica 213.000 millones más de deuda. Con su balance, nadie debería permanecer en su puesto ni un minuto más'.
Desde la bancada socialista se escuchó a la coordinadora electoral del PSOE, Elena Valenciano, ejercer de apuntadora: '¡¿Y Camps?!'. Salgado ni se inmutó: 'Don Mariano Rajoy pedía hace unos días huir de la demagogia como de la peste, porque sólo causaría daño a España. No sé si se refería a la presidenta de Castilla-La Mancha, al señor de Montoro, al señor González Pons o a los tres a la vez, o tal vez anticipaba su intervención en el día de hoy'.
Chaves emplaza a la derecha a 'gobernar2 donde ganó el 22-M
El impacto de la respuesta inesperada se percibió en la intensidad con que la bancada conservadora arropó con aplausos los comienzos titubeantes de Santamaría en la réplica: 'Los datos son bochornosos, su balance es injustificable... y la continuidad de su Gobierno, insostenible'. Ni así. Salgado respondió: 'Ustedes preferirían seguir flotando estilo muertito, a ver si la marea los lleva a la Moncloa. Si fuera así, al menos no estorbarían. Pero ahora tiene prisa, mucha prisa, demasiada prisa, y por eso hacen declaraciones irresponsables'.
Ascendida a número dos en el escalafón del Gobierno, no sólo demostró tener guante de hierro, sino también el oído fino. En la pregunta siguiente, cuando Cristóbal Montoro cuestionó su capacidad para gobernar la economía española, sacó a pasear a quien a esas horas todavía era presidente de la Comunitat Valenciana. Lo hizo para pedir al portavoz económico del PP que tenga 'un poquito más de rigor' que cuando 'califica de simple percance el procesamiento del señor Camps'.
Antes del tradicional visite nuestro bar de esas horas, el andaluz Merino López quiso hacer el quite y poner la puya, todo a la vez, y calificó los ERE de Andalucía como 'el mayor caso de corrupción de la historia de España'. Le respondió el vicepresidente Manuel Chaves: 'Ahora que han ganado las elecciones en muchas comunidades, gobiernen'. La esperanza del PSOE es que les dé tiempo a sacar la 'tijera social' de forma tal que atemoricen lo suficiente a los que serán llamados a las urnas.
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