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Carrillo: "En la guerra hubo una eclosión de libertad sexual"

El escritor Carlos Cañeque interroga a diez mentes libres sobre dolor, placer y amor

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Xavier Rubert de Ventós, catedrático de Estética: "El que el asesinato y el incesto sean las dos únicas cosas prohibidas en todos los códigos no quiere decir sino que el hombre es un ser fundamentalmente asesino e incestuoso". Fernando Savater, divulgador de filosofía: "La envidia es optimismo. Es no creer que la vida es horrorosa, sino que es horrorosa la tuya, no la de los demás [...] Amar a dios es ridículo". Nuria Amat, escritora: "Kafka era chistoso". Carlos Moya, catedrático de Sociología: "El hachís [en los sesenta] fue la quinta columna del islam".

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Las anteriores son sólo un puñado del aluvión de frases difíciles de adjetivar contenidas en Queridísimos intelectuales (del placer y el dolor), cinta proyectada hoy en el Festival de Málaga dentro de la sección documental.

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En la película, el profesor de Ciencias Políticas y escritor Carlos Cañeque (Barcelona, 1957), premio Nadal en 1997, entrevista a diez voces de la cultura española, a diez mentes libres, del exministro Luis González Seara al historiador de cine Román Gubern, del escritor Antonio Soler a la psicóloga Elena Ochoa. ¿Los temas? Los de siempre: sexo, amor, muerte, suicidio, placer, dolor, risa, erotismo y un par de universalidades más... ¿Estaba entonces psicoanalizando a sus entrevistados? "Un poco", admite Cañeque sonriente.

Ocurre que darle carrete a un pensador es algo que se sabe sólo como empieza, no cómo acaba. Aquí el resultado es un torrente de perlas, reflexiones, confesiones, anécdotas, humoradas, alguna que otra vaguedad y un ramillete de brillantes boutades. "Los ajos en realidad no son eficaces contra Drácula", señala en un momento, con toda seriedad, el escritor Javier Tomeo.

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¿Qué tienen todos en común? "Hablan contra la religión", responde el director

Santiago Carrillo es caso aparte. De las revelaciones bélico-sexuales salta a su trayectoria antifranquista: "En la guerra hubo una eclosión de libertad sexual". "En el año 47 me planteé esa posibilidad [atentar contra Franco], pero mis camaradas no estuvieron de acuerdo". Y confiesa que durante la noche del franquismo se planteó la rendición final. "Yo mismo he pensado en el suicidio. En esa época muchos militantes comunistas hubieran sido capaces de hacer lo que hacen hoy los terroristas suicidas", cuenta.

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¿Y qué tienen en común estos diez intelectuales de la película? A Cañeque, que compone la música de la cinta y salpica el metraje de imágenes evocadoras de los temas troncales de la misma, le cuesta encontrar la respuesta exacta. "Son humanistas", contesta primero. Y luego añade: "Todos hablan en contra de la religión".

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