Una operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil ha permitido la detención de 65 miembros de una red de narcotraficantes de hachís a gran escala. Los arrestos se han desarrollado en varias fases a lo largo del último año. En las diferentes intervenciones realizadas a lo largo de la investigación se han incautado más de 20 toneladas de hachís, cinco embarcaciones, unos 100 vehículos y alrededor de 175 inmuebles en varias provincias españolas. La suma de los efectos intervenidos podría superar los 250 millones de euros.

La banda desarticulada estaba asentada en Melilla y utilizaba un buque nodriza para transportar los alijos, que procedían sobre todo de Marruecos, con destino a algunos países europeos Italia, Holanda, Reino Unido, España, Emiratos Árabes y Argelia. Las pesquisas se iniciaron en agosto del año pasado. La banda empleaba meticulosas medidas de seguridad a la hora de actuar. Además, los delincuentes usaban a empresas para, supuestamente, blanquear el dinero que obtenían del narcotráfico.

La red tenía en Marruecos una extensa infraestructura. Una vez cargada la droga en el buque nodriza y ya en alta mar, los narcos transferían el hachís a otras barcas de recreo o pesqueros, para llegar a la costa sin levantar sospechas. Una vez en territorio español, la distribución de la droga se realizaba a través de varios medios de transporte, normalmente camiones.

El cabecilla del grupo contaba con asesoramiento jurídico y con un entramado de personas físicas y jurídicas para que no se le pudiera relacionar con la banda. Además, para evitar a la policía, evitaba hablar directamente por teléfonos móviles y contactaba a personas de su confianza para comunicarse.

A los arrestados se les imputa la presunta comisión de delitos contra la salud pública, asociación ilícita, falsificación de documentos, cohecho, tenencia ilícita de armas, resistencia, desobediencia y atentado a agente de la autoridad, así como blanqueo de capitales.