La bomba-trampa de ETA contra la Ertzaintza contenía cinco kilos de cloratita
El artefacto, colocado en un monte cercano a Bilbao, estaba preparado para estallar en el momento en el que fuera manipulado por los agentes
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La bomba trampa que estalló el pasado sábado en un repetidor del monte Arnotegi, de Bilbao, contenía cinco kilos de cloratita, según ha informado el departamento vasco de Interior.
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La bomba, que fue depositada en la ventana de la caseta que albergaba los equipos eléctricos del repetidor, estalló a las doce del mediodía en el momento en que el robot de la Ertzaintza movió la caja que contenía el artefacto para intentar su desactivación. Un comunicante anónimo que dijo hablar en nombre de ETA había anunciado previamente que la bomba iba a estallar a las diez de la mañana, lo que no ocurrió.
El explosivo estaba dotado de un sistema antimovimiento que activó la bomba en el momento en que se intentaba retirarla de la ventana para su neutralización. Esa circunstancia ha hecho sospechar que se trataba de una trampa dirigida a "cazar" a los artificieros de la policía autonómica cuando intentaran abrir la caja o cambiarla de sitio. Gracias a que para realizar esa operación utilizaron un robot se pudo evitar que hubiera desgracias personales.
Contra la policía en plena campaña
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El atentado del pasado sábado es la segunda acción terrorista con trampa que ETA preparada contra la Ertzaintza en apenas tres meses. El 11 de noviembre, la banda terrorista intentó también causar bajas entre los efectivos de la policía vasca preparando un atentado con dos bombas -una de ellas oculta- en el Palacio de Justicia de Getxo.
El artefacto oculto estaba programado para estallar después de que hubiera explosionado la bomba visible con el propósito de alcanzar a los agentes que se hubieran acercado a examinar los restos de la primera explosión. Fallos en las dos bombas evitaron que se consumaran los planes de ETA.