José Luis Rodríguez Zapatero ha pedido a la dirección del PSOE tiempo y respeto sobre su decisión de si volverá a presentarse como candidato a la Presidencia del Gobierno en 2012. Esa espera, sin embargo, no hace más que alimentar el debate sobre su futuro y el hipotético relevo que muchos personalizan en el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba. Esta es sólo 'una opción', señaló ayer el vicesecretario general de los socialistas y ministro de Fomento, José Blanco, a preguntas de los periodistas en un desayuno informativo del Foro Nueva Economía.

Blanco añadió que 'algunos dicen que es la mejor' opción, pero evitó aclarar si Rubalcaba era su candidato para suceder a Zapatero en caso de que este renuncie a volverse a presentar. Blanco sostuvo que se pronunciará cuando 'el presidente y secretario general del partido anuncie, si es que lo hace en contra del deseo de los socialistas, que da un paso atrás'. Hasta la fecha, el líder de los socialistas sigue esperando el momento adecuado para hacer pública su decisión, que ya ha tomado, según comentó el pasado mes de diciembre en un encuentro informal con periodistas.

En este sentido, el ministro de Fomento subrayó que entre los socialistas 'hay un deseo de continuidad' en la candidatura a la Presidencia del Gobierno y que Zapatero 'tiene el apoyo unánime del PSOE para que vuelva a ser candidato'. Una afirmación que contrasta con el debate interno que ha surgido sobre si el líder suma o es un lastre para optar a la victoria en las elecciones generales de 2012, a tenor de la baja valoración del presidente y la pérdida de confianza en él, según las encuestas.

Sin llegar al optimismo antropológico que se atribuye a Zapatero, Blanco se mostró convencido de poder dar la vuelta a los sondeos en los próximos 14 meses y auguró que los socialistas volverán a lograr una mayoría en 2012: 'Estoy muy contento de que el PP organice un festín para celebrar las encuestas. El partido socialista lo va a organizar para celebrar los resultados electorales'.

Para lograr este giro demoscópico, los socialistas siguen a lo suyo, dijo, que es explicar el proceso de reformas que están impulsando y que persigue responder a los retos del futuro. 'Hacemos reformas para que el Estado del bienestar no sea un recuerdo del siglo XX sino el eje vertebrador del siglo XXI', subrayó el dirigente socialista.

Los procesos para reformar el sistema financiero y las pensiones, que pretende garantizar su sostenibilidad 'para 50 años' y cuya negociación entra en su recta final esta semana, van en esta dirección, resaltó. El Gobierno y el PSOE trabajan 'con determinación' para superar la crisis, si bien la orientación de las reformas será la que marcará el futuro.

'Puede que no se reconozca el mérito inmediatamente, pero acaba ocurriendo', apuntó Blanco, destacando la importancia de las reformas realizadas por los socialistas en la reciente historia de la democracia, tanto en materia económica como en derechos sociales.

El ministro contrapuso la responsabilidad de los socialistas con la actitud que mantiene la derecha. De una parte, porque sólo dicen que hay que hacer reformas, pero no dicen cómo. Esto, 'no contribuye a salir antes de la crisis'. Y, por otro lado, porque los conservadores 'tratan de conseguir el desistimiento del electorado progresista y de izquierdas', apelando a que todo es un desastre.

El número dos del PSOE subrayó que 'el pesimismo no es inocuo. Es un instrumento de control social que tiene una utilidad antipolítica: diluir las conexiones entre los ciudadanos'.

El ministro también defendió las bondades del Estado de las autonomías, que ha permitido grandes avances en cohesión territorial y social a España. Ante las deficiencias, dijo, 'la solución no es recentralizar como defienden algunos, sino racionalizar'. Así, abogó por eliminar las duplicidades que se pueden dar en los dos ámbitos, en las autonomías o en la Administración central.