Barcelona se desquita y recibe el segundo premio
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Antes de empezar el sorteo ya se comentaba: Barcelona ha estado gafada durante todo el año, sin AVE, sin Cercanías, con apagones... Algo bueno tenía que tocar. Y así fue: la administración número 97 de la plaza Urquinaona, en pleno centro, repartió el segundo premio de la Lotería de Navidad de forma íntegra. Son 185 millones para el 55.469, lo que corresponde a 100.000 euros por décimo.
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Este establecimiento, abonado al número desde hace 20 años, es reincidente. Sin ir más lejos, en julio vendió en su totalidad un tercer premio. Quizás por eso el cava ya estaba preparado desde buena mañana. Pedro Fortuño, el dueño, abrió la primera botella para compartirla con los periodistas, los primeros en llegar.
De los 850 décimos vendidos, 40 series se fueron para Granada, a la cafetería Jardines del pueblo de Armilla, mientras que otras 30 se vendieron en décimos y participaciones en el bar Manolita, frente al mercado de Sant Antoni de Barcelona. El resto se vendió por ventanilla.
Fortuño no se quedó con ningún décimo premiado, pero parecía más contento que alguno de los afortunados que se acercaron. "Estaba convencido que repartiríamos. Aunque no nos haya tocado a nosotros, estoy feliz por repartir alegría, y también por la publicidad que representa repartir un segundo premio", comentaba con la botella de cava en la mano.
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Pasmado
Cerca de las 12 del mediodía, más de una hora después de conocerse el premio, Martín Yanguas se acercó a la administración porque le llamó la atención ver tanta gente arremolinada. Tímidamente, sacó un décimo de la cartera y al comprobar que era el premiado se quedó pasmado.
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"Siempre compro la lotería de Navidad aquí. No puedo pensar. Estoy muy nervioso", contó Yanguas sin dejar de sujetar el décimo. Qué oportuno, su mujer estaba en la peluquería y sin móvil. Llamó entonces, para serenarse, a su hijo.