La banda intenta disimular su crisis con un comunicado prescindible
ETA plantea la verificación "informal" de su tregua
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El abogado surafricano Brian Currin fechó el pasado lunes en Pretoria una carta dirigida a los partidos políticos vascos anunciando para esta semana una reunión de su Grupo Internacional de Contacto con dos temas a tratar: la legalización de Sortu, que finalmente no podrá inscribirse en el Registro de Partidos tras el fallo del Tribunal Supremo, y la formación de una comisión internacional de verificación del alto el fuego de ETA.
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Para entonces, Currin ya había obtenido una respuesta afirmativa de la dirección de la banda a su propuesta de formar un grupo informal de verificación de la tregua. Se trataba de superar de algún modo la oposición del Gobierno a que fueran instituciones internacionales las que constataran lo que ya sabe todo el mundo: que ya no hay atentados, ni extorsión, ni asaltos a polvorines o empresas de fabricación de tarjetas identificativas.
ETA no informó a Currin de la publicación del comunicado
Lo que desconocía el facilitador surafricano es que la organización terrorista iba a hacer público su respaldo a la iniciativa a través de un comunicado que, por otra parte, no aporta ninguna novedad al último pronunciamiento de ETA el 10 de enero de este año. ¿Qué utilidad tiene entonces para la banda hacerse notar sin informar previamente al facilitador que ella misma ha aceptado?
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La organización terrorista pasa por momentos de extrema debilidad. Las únicas noticias que protagoniza son relevantes detenciones, como la de sus jefes militar y logístico este mismo mes, o la reciente pérdida de 48.000 euros el equivalente al presupuesto de todo el aparato político para un año por un militante obligado a huir a la carrera. ETA necesita alzar su voz en un momento en el que el espectro político que la apoyaba ha creado un partido que rechaza expresamente su violencia, tanto si la ejerce ahora como en el futuro.
La dirección política no ha sido golpeada desde octubre de 2009
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Los movimientos de los líderes de la izquierda abertzale radical han recortado considerablemente el margen de maniobra de ETA, que se ve obligada a emitir comunicados, aunque estos tengan escaso contenido, con tal de recordar que sigue ahí. Acaso sueña con el papel de vanguardia que tuvo durante casi medio siglo e intenta erigirse en garante de un proceso del que ha sido descabalgada.
Para ello, los dirigentes del único aparato que no ha sido golpeado desde octubre de 2009, el político, escriben unos cuantos párrafos cuidándose de no incluir el adjetivo que toda la clase política vasca echa en falta de esta tregua: unilateral, es decir, sin contraprestaciones.