"Artur Mas se ríe de la pobreza"
El Gobierno catalán ha dejado durante días a 34.000 personas sin la Renta Mínima de Inserción
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No dispone de nada más que de una habitación de tres metros cuadrados y los recortes del Govern de la Generalitat han estado a punto de arrebatársela. Francisca Nicolás tiene 58 años y vive en un pequeño cubículo en Hospitalet de Llobregat, por el que paga 220 euros mensuales. "Llevo muchos años subsistiendo como puedo, aunque me resulta imposible acostumbrarme a la pobreza. Por culpa del retraso en la pensión de este mes, he estado a pocas horas de perder mi techo", confiesa.
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Francisca es una de los 34.000 perceptores de la Renta Mínima de Inserción (RMI), popularmente conocida como PIRMI, que hay en Catalunya. Pagaba el alquiler de su pequeña habitación el día 1 de cada mes, pero este agosto no ha podido hacerlo hasta el 11 porque el Govern de la Generalitat ha decidido cambiar la forma de pago sin avisar y, en vez de hacer un ingreso bancario a los perceptores a primeros de mes, envió a domicilio un cheque nominativo para comprobar posibles casos de fraude. Y Francisca se considera una afortunada, pues aún hay miles de familias que siguen esperando a que el cartero les lleve la misiva que contiene su cheque.
En Catalunya aún hay miles de familias que no han recibido el cheque
"Los propietarios del piso me dieron un ultimátum. O pagaba el día 11 o me echaban a la calle. Y a mi edad hubiera tenido que ir a vivir a un cajero automático", explica entre sollozos. Francisca, desesperada, acudió a una oficina de correos tras recibir múltiples evasivas en las oficinas del Departamento de Bienestar Social y Familia, órgano del que depende el PIMRI. Allí tenían su cheque y pudo cobrarlo horas antes de que la echaran de la habitación. "Pasé los peores días de mi vida. No tenía ni un trozo de pan para llevarme a la boca. Artur Mas se ríe de la pobreza. ¿Cómo es posible recortar las ayudas a los más necesitados sin avisar y quedar impune?", pregunta.
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Tras perder la batalla contra el desempleo después de más de 40 años cotizando, Francisca se vio obligada a solicitar el PIRMI, destinado a combatir la pobreza y evitar la exclusión social. Y el Govern le otorgó 459 euros mensuales. Está separada, sin familiares a los que acudir, tiene las cuentas vacías y dos hijos gemelos de 19 años en paro. "He aprendido a sobrevivir. Fue muy duro quedarme con la miseria cómo única compañia, acostumbrada al ajetreo del trabajo y los niños. Mi única alternativa era la muerte", dice. Le pidió a su ex marido que se hiciera cargo de los jóvenes y alquiló la habitación que aún hoy sigue siendo su refugio.
"Me quedo todo el día en casa para no gastar. Cuando pago el alquiler y compro comida sólo me quedan unos pocos euros para pasar el mes", se lamenta. Francisca recibe ayuda del banco de alimentos de la Cruz Roja. "A principios de mes puedo comer pollo y caldo, pero luego ya sólo me queda el arroz y la leche que me dan de ayuda".
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«Tengo miedo de que el Govern me quite la ayuda», explica Francisca
Cristian, uno de los hijos de Francisca, ha aprovechado el mes de agosto para ir a pasar unos días con su madre. "Le pongo un colchón en el suelo y duerme a mi lado", explica Francisca. Cristian está "feliz de poder estar con mamá", a quién ayuda en todo lo que puede y ofrece soporte moral. Y es que el calvario de Francisca no ha acabado tras haber recibido el cheque con retraso. "Ahora tengo cinco días para ponerme en contacto con el Departamento de Empresa para confirmar que he recibido el cheque y no cometo fraude. Pero sólo tengo un número de teléfono para hacerlo y comunica todo el día. Tengo miedo que pase el plazo y me quiten la ayuda", asegura.
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Los afectados por el cambio de regulación del PIRMI han alzado la voz. "No pararemos hasta que el Govern rectifique. No merecemos pasar hambre. No somos mendigos, sólo luchamos día a día por conseguir un trabajo", dice Francisca. En agosto han sido 11 días de angustia pero ante la indefinición del Govern el próximo mes podría ser igual o peor.