El asturiano Vicente Álvarez-Areces se suma al aragonés Marcelino Iglesias en la senda de los relevos desde el poder marcada por Manuel Chaves, Juan Carlos Rodríguez Ibarra o José Bono. La decisión estaba tomada desde hace tiempo (Público, 25/I/2009), pero no ha sido oficial hasta ayer, cuando el presidente del Principado de Asturias confirmó personalmente que, después de tres legislaturas, no optará a la reelección en 2011. Aunque nada dijo al respecto en su comparecencia, durante la que no aceptó preguntas, su sustituto será Javier Fernández, secretario general del partido desde el año 2000 y estrechamente vinculado al poderoso sindicato minero Soma-UGT.
Si bien todos tienen alguna particularidad, de los varios modelos de renovación ordenada que ha ensayado con éxito el PSOE, Areces ha elegido, al igual que Iglesias, el que Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara realizaron en Extremadura. El presidente asturiano, como su compañero de Aragón, ha optado por anunciar con 'suficiente antelación' a los comicios que no volverá a ser candidato, pero agotará su mandato como presidente autonómico. Y, como Chaves en Andalucía, ha elegido a alguien de su generación.
El final de un ciclo de 12 años
El relevo de Álvarez-Areces ya se había puesto sobre la mesa durante la legislatura pasada, pero cuando llegó el momento de designar a los candidatos se resistió a la retirada y quiso optar a un tercer mandato, asumiendo ya entonces que sería el último. Con este precedente en la memoria, fue hace un mes cuando se acordó que el anuncio ya no podía demorarse más el PSOE abre la próxima semana el proceso oficial de selección de candidatos para las elecciones municipales y autonómicas de 2011, que serán proclamados en septiembre .
El presidente asturiano, según el guión acordado con la dirección federal del PSOE, presentó su renuncia como una decisión personal que viene a poner el broche a un ciclo político de doce años de gobierno. Durante este tiempo, según destacó, la comunidad ha avanzando en su modernización y, gracias a los cambios realizados en un largo proceso que hunde sus raíces en la reconversión minera, está demostrando mayor fortaleza que otros territorios para hacer frente a la crisis actual.
La renovación para los comicios de 2011 puede superar el 50%
Pero su trayectoria también ha estado marcada por momentos convulsos. En su primera legislatura, el partido que arrastró en la división a su grupo parlamentario estuvo a punto de romprse en dos a raíz de un conflicto interno sobre las cajas de ahorros. En la actual, también se han registrado divergencias con la dirección del PSOE asturiano, aunque apenas hayan trascendido, y dificultades de entendimiento con Izquierda Unida, que no aceptó hasta 2008 entrar en un gobierno de coalición.
La posibilidad de que el cartel del PP sea Francisco Álvarez-Cascos es ajena al cambio de candidato en el PSOE, aunque fuentes de la dirección asturiana opinan que la identificación del ex secretario general del PP con 'la derecha más dura' contribuiría a movilizar al electorado de izquierdas.
Álvarez-Areces, que a lo largo de la semana adelantó su comparecencia de ayer a José Luis Rodríguez Zapatero, Javier Fernández, Leire Pajín y José Blanco, se va 'sin pedir nada', según aseguran personas directamente involucradas en el proceso, aunque no se descarta que el presidente pudiera repescarle para su Gobierno, como ya ha hecho en otras ocasiones con dirigentes territoriales. Tampoco se descarta que eso pudiera ocurrir en el caso de Iglesias.
Iglesias lo anticipó en 2008
Lo que ayer anunció Álvarez-Areces, lo hizo el presidente de Aragón en el otoño de 2008. Pero si la marcha del asturiano está asumida de manera unánime, la de Iglesias, que continuará como secretario regional del PSOE para asegurar la transición, no tanto. Un sector de la dirección federal aún intenta que cambie de opinión, si bien el presidente aragonés se reafirmó públicamente este miércoles en su decisión. El relevo previsto es Eva Almunia, secretaria de Estado de Educación y ex consejera autonómica, que competiría con otra mujer: Luisa Fernanda Rudi, por el PP.
Segunda renovación
La marcha de Iglesias y Álvarez-Areces, unida a la sustitución en Andalucía de Manuel Chaves por José Antonio Griñán, viene a culminar la segunda renovación de las baronías socialistas durante la etapa de Zapatero y puede superar al 50% de los candidatos. Curiosamente, de los que eran presidentes autonómicos cuando en el año 2000 asumió el liderazgo del PSOE, en 2011 sólo optará a la reelección el balear Francesc Antich, que en esta década perdió el poder y lo volvió a recuperar.
Además de José Antonio Griñán en Andalucía, y de los sustitutos de Areces e Iglesias en Asturias y Aragón, se da por seguro que serán cartel electoral por primera vez Jorge Alarte (Valencia), Óscar López Águeda (Castilla y León), Roberto Jiménez (Navarra), José Miguel Pérez (Canarias) y José Antonio Carracao (Ceuta). La candidatura valenciana de Alarte ha sido cuestionada, pero se da ya como prácticamente segura ante la falta de una alternativa de garantía.
Asimismo se considera seguro que repetirán como candidatos Dolores Gorostiaga en Cantabria, Francisco Martínez Aldama en La Rioja y Dioniso Muñoz en Melilla. Y, por supuesto, Guillermo Fernández Vara en Extremadura y José María Barreda en Castilla-La Mancha.
Iglesias, que impulsa a Eva Almunia, rechaza la presión para continuar
Todos ellos son los líderes del partido en sus respectivos territorios, salvo Eva Almunia, cuya designación obligará a ensayar en Aragón el modelo de la bicefalia que raramente ha funcionado en el PSOE, como se demostró recientemente en Andalucía entre Chaves y Griñán.
La sombra de la bicefalia pesa sobre las decisiones en Madrid y Murcia, aún abiertas. El murciano Pedro Saura, que ya ha sido candidato en dos ocasiones, no plantearía trabas a otro cartel electoral si se encuentra y seguiría como secretario general.
El pulso en Madrid
El territorio más conflictivo sigue siendo Madrid. A falta de alternativa clara, el secretario general, Tomás Gómez, ha jugado sus cartas llevando la defensa de su candidatura hasta el Comité Regional, donde obtuvo un respaldo mayoritario, de modo que se abriría un conflicto interno con la imposición de un candidato alternativo por la dirección federal, en la que hay división de opiniones.
Para un sector de la ejecutiva, vinculado a José Blanco, la de Gómez es una candidatura perdedora que tendría una prolongación negativa en las elecciones generales, en las que Zapatero nunca ha logrado ganar en Madrid. Para otro sector, afín a Leire Pajín, Gómez ha demostrado que tiene el apoyo de la mayoría de los militantes y no hay una alternativa que asegure la victoria electoral.
Todas las miradas se dirigen a la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, pero Zapatero, que dirá la última palabra, siempre ha reivindicado el respeto a la figura de los secretarios regionales. El desenlace se espera para este mes, cuando pase el debate de la nación de la próxima semana.
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