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Adiós a los votos del más allá

La reforma electoral deja a más de 372.000 emigrantes gallegos sin derecho a voto. Los partidos se preguntan cómo puede afectar al mapa político

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El pasado 29 de enero el BOE le amargó el café a un buen puñado de alcaldes gallegos. El diario oficial publicaba una profunda reforma de la Ley Electoral que, entre otras disposiciones, prohibe el sufragio emigrante en los comicios locales. Los residentes en el exterior sólo podrán participar, solicitando previamente el voto, en los comicios autonómicos y estatales.

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Si en otras comunidades este cambio pudo pasar casi desapercibido, en Galicia los partidos aún tiran de calculadora para hacer cábalas sobre cómo puede afectar al mapa político. No es para menos. En el Censo de Residentes Ausentes (CERA) figuran más de 1,4 millones de ciudadanos con pasaporte español, casi un 26% (más de 372.000) son gallegos.

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El secretario de Organización del PSdeG, Pablo García, considera que los cambios son "razonables" y justifica la tardanza : "El voto emigrante siempre estuvo en el punto de mira, pero estamos hablando de un derecho fundamental. Discernir sobre estos asuntos es delicado". García cree que la ausencia de este voto en los próximos comicios va a suponer un "vuelco" en municipios en donde el censo CERA tiene un fuerte peso y que incluso puede afectar a algún escaño en la Diputación de Ourense. Sostiene que el principal perjudicado puede ser el Partido Popular.

El portavoz del BNG en el Parlamento Gallego, Carlos Aymerich, no tiene dudas: "La reforma tardó tantos años porque beneficiaba a PSOE y a PP. Quien tuviese el gobierno en Madrid controlaba el voto emigrante a través de los consulados. En la comisión de investigación abierta en el Parlamento quedó claro cómo se contrataba a agentes electorales, cómo se abrían con vapor los sobres en Sudamérica o cómo votaban personas fallecidas". Los nacionalistas advierten que son necesarias más garantias para las elecciones autonómicas y al Congreso, en donde los emigrantes seguirán pudiendo ejercer su derecho al voto.

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José Antonio Armada (PPdeG) es acalde de Bande, un municipio ourensano con más electores en el extranjero (2.045) que en el propio término. A pesar de que su partido la apoyó en el Congreso, a Armada no le agrada la reforma: "es cierto que hay emigrantes que non conocen su tierra o que llevan cincuenta años sin venir. Ahí puede ser comprensible el cambio. Lo que ya no se entiende es que no tengan derecho a elegir emigrantes que vienen cada año y que incluso tienen aquí sus casas". El alcalde conservador propone una solución que parece difícil de poner en práctica: "Quizás habría que identificar a aquellos emigrantes con más vínculos, los que pagan sus impuestos..."

El escritor Manuel Suárez a menudo aborda temas relacionados con la emigración. La conoce de primera mano. Siendo niño partió de su Vimianzo natal rumbo a Montevideo ,en donde pasó su infancia y juventud. Aunque ya hace años que regresó a su tierra natal, mantiene fuertes lazos con la comunidad gallega en Uruguay. A su juicio, la reforma es una afrenta: "Para mi es tan ciudadano gallego un residente en Compostela como el que está en Australia o Buenos Aires".

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Suárez culpa a los grandes partidos de tomar esta solución drástica después de años de voto emigrante sin ninguna garantía: "Lo que necesitaba el voto exterior era transparencia, no recorte de derechos. ¿Por qué no se estableció en su momento el voto en urna?". Sostiene que el sufragio en los consulados, con representantes de todos los partidos, habría acabado con el fraude. Para los emigrantes alejados de estos centros subraya que pudo haberse ensayado el voto electrónico.

La reforma de la ley electoral ha hecho perder a algunos de los mejores clientes a las aerolineas que operan en Galicia. Comicio tras comicio era habitual ver como decenas de alcaldes cruzaban el Atlántico en "business class". Con el dinero de los consistorios y alegando visitas institucionales, los regidores recababan los votos necesarios para dormir un poco más tranquilos en las jornadas de reflexión. En un mismo hotel podían coincidir regidores de distintos partidos políticos que, para más pasmo, compartían cenas, juergas e incluso agentes electorales.

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En un correo electrónico al que ha tenido acceso Público, un agente electoral explica como se organizó en 2007 en Buenos Aires la campaña de un regidor socialista de la provincia de A Coruña: "Primero se recibe dinero de parte del alcalde, luego se va casa por casa con los padrones electorales (...) Los sobres se reciben abiertos para realizar el voto en el Hotel Ailen o en casa de los agentes. Se convencen a los electores utilizando promesas de parte del alcalde, que después las confirma en el almuerzo". Por una semana de trabajo intensivo puerta a puerta un agente, en este caso se habían contratado diez, cobraba 1.000 dólares.

Los presidentes de las diputaciones provinciales tampoco son ajenos a los escándalos del voto emigrante. En la precampaña de 2007, el de Pontevedra, Rafael Louzán (PPdeG), participó en una tan multitudinaria como esperpéntica comida en Montevideo. A los asistentes al ágape, en su mayoría ancianos, se les exigía que entregasen una fotocopia del pasaporte para poder solicitar el voto por correo.

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Al presidente de la Deputación de Ourense, José Luís Baltar, el voto emigrante le pasa factura incluso en esta campaña. Hace escasos días un antiguo trabajador del organismo provincial, José Vázquez, El Argentino, reconocía en la edición gallega de El País que en 2007 había sido enviado por el PP a Buenos Aires para "gestionar" votos para distintos alcaldes conservadores. El Argentino cambiaba durante meses su trabajo de peón de obras por el de conseguidor. Después de que los populares amagasen con denunciarlo por injurias, Vázquez no ha dudado en facilitar fotos suyas con Baltar y el propio Feijóo en actos electorales.

En mayo de 2003, apenas 20 votos separaron al nacionalista Ramiro Recouso de la Alcaldía de Ordes, un municipio de 12.000 habitantes que se encuentra a medio camino entre A Coruña y Santiago. Teodosio Martino conseguía por quinta vez consecutiva el bastón de mando para la derecha gracias a la ajustada mayoría absoluta que le otorgaba el voto emigrante.

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En el colegio Castelao, en donde pasada la medianoche aún se escrutaba el voto de los residentes ausentes, no faltó ni la Guardia Civil. Los interventores de la oposición (BNG, PSdeG e independientes) bajaron a gritos buena parte del santoral tratando de impugnar los sufragios que consideraban irregulares. Varias decenas de votos estaban escritos con el mismo puño y letra.

La polémica llegó hasta los juzgados que, pese a reconocer la existencia de indicios de irregularidades, consideraron que no había pruebas determinantes para repetir la votación. Al otro lado de la línea telefónica, Recouso, que sigue en la política local pero que ya no volvió a repetir como candidato, se limita a recordar lo ocurrido hace ocho años: "Como muchos otros alcaldes, Martino tenía su red de contactos en Sudamérica y viajó a Argentina semanas antes de las elecciones". Da por concluída la conversación con un lacónico "ya llovió". Sabe que en la historia reciente de la democracia gallega, el suyo no ha sido, ni mucho menos, un caso aislado.

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