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Maryam Touzani: "Las mujeres somos mucho más combativas que los hombres"
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madrid,
La ópera prima de la cineasta, Adam, revela la situación de 'ilegalidad' de las mujeres solteras embarazadas en Marruecos y la exclusión social que viven las viudas que no quieren volver a casarse.
Maryam Touzani tenía 23 años cuando volvió a su casa en Tánger, después de terminar la Universidad. Sus padres habían acogido a una mujer embarazada que no estaba casada y había huido de su pueblo. En Marruecos, quedarse embarazada siendo soltera es un delito que hasta hace muy poco se castigaba con la cárcel. Hoy siguen siendo ilegal, pero la pena de prisión es muy rara ya. Aquella mujer entregó a su hijo en adopción, era la única posibilidad de regresar con su familia.
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Pasado el tiempo, cuando la directora se quedó embarazada comprendió la auténtica tragedia que había vivido esa persona y la dignidad que demostró durante el tiempo que convivió con su familia. Entonces quiso contar su historia. Adam, su debut en el largometraje, es una película de denuncia y compromiso, de solidaridad entre mujeres y de retrato de una sociedad que sigue 'robando' la vida a las mujeres, a las que también les 'roba' la muerte. En Marruecos es una vergüenza que da pie al escándalo ver a una mujer en el entierro de un ser querido. Ellas van el tercer día.
Estrenada en Un Certain Regard de Cannes, la película, que pasó por la Seminci y representó a Marruecos en la carrera por el Oscar, está protagonizada por Lubna Azabal y Nisrin Erradi. Ellas son Abla, una viuda que vive con su hija de ocho años, y Samia, la joven embarazada que llama a su puerta buscando trabajo y un lugar donde dormir. Una inesperada joya, con una fotografía que recuerda la pintura italiana del XVI, una mirada vitalista y positiva y una firme apuesta por la solidaridad femenina.
Usted vivió la experiencia de aquella mujer embarazada a la que acogieron sus padres, pero ¿por qué saltó de repente tantos años después?
Saltó por mi embarazo. Yo volví a casa de mis padres en Tánger después de la Universidad y ellos habían acogido a aquella mujer, yo la acompañé todo el embarazo hasta que dio a luz y también fui con ella cuando dio al hijo en adopción. No sabía hasta qué punto me había marcado. Más tarde hice una película documental de encargo en la que querían mostrar a mujeres marroquíes exitosas, pero yo también quería hablar con mujeres que habían sido madres estando solteras y decidieron quedarse con los hijos. Luego cuando me quedé embarazada, se produjo una reacción muy intensa en mí y fue plenamente consciente de la tragedia terrible que había vivido esa mujer. Y empecé a escribir de un modo instintivo.
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¿Cómo es la situación hoy de las mujeres embarazadas solteras en Marruecos?
Ha evolucionado un poco y se han creado algunas normas para proteger a las madres, pero sigue siendo un delito. Es ilegal, porque las relaciones sexuales fuera del matrimonio son ilegales. Esas mujeres están condenadas al ostracismo social, sus padres las echan de sus casas porque son una vergüenza para ellos, y ellas viven en la calle, en la precariedad, solas... Hay muchísimos niños que se dan en adopción, aunque ahora los niños por fin tienen derecho a una identidad. Aunque esos niños en sus documentos llevan escrito que son hijos de madres solteras y es un grave problema para ellos toda la vida.
¿Y la situación social de las viudas?
Una viuda joven que decide no volver a casarse va a interpretarse de cualquier manera mala, no lo va a aceptar nadie. En Marruecos decidir ser una mujer sola independiente es realmente difícil.
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En cualquier caso, a todas esas mujeres, como a las dos de su película, les están robando la vida.
Sí, en la película a una le han robado la vida y a otra le han robado la muerte. A la viuda le han robado la posibilidad de despedirse de su marido como ella quería y con ello está en una situación en la que no es capaz de afrontar el presente y mucho menos de imaginar un futuro. A la otra le roban la vida al obligarla a dar en adopción a su hijo.
"La muerte no pertenece a las mujeres", dice la viuda. ¿Es verdad que no pueden ir a los entierros el primer día?
Sí. No es una ley, pero es una tradición muy arraigada. Es rarísimo ver a una mujer que va a enterrar a un ser querido, las mujeres van el tercer día al cementerio. Es una de las cosas más crueles que se le pueden hacer a un ser humano, pero es una tradición que la gente tiene miedo de gestionar.
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Pero, ¿de dónde procede esa tradición?
De la idea de que la mujer es débil y no va a poder soportar el dolor, se supone que es para proteger a las mujeres. Una crueldad.
'Adam' es una historia de solidaridad femenina, ¿cree que es una de las armas más poderosas con que cuenta hoy la mujer?
Sin duda, la solidaridad femenina es esencial. Por eso me duele mucho ver cómo a veces algunas mujeres son el peor enemigo de las mujeres.
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Estas dos mujeres de su película se ayudan a rebelarse y a buscar la vida que quieren con los que ellas quieren...
...es que las mujeres somos muy combativas, lo llevamos en todo lo que vivimos físicamente y en los genes. No sé si somos más o menos positivas que los hombres, pero somos mucho más combativas.
Pues usted incluye el personaje de la niña ¿la nueva generación de mujeres ve la vida más en positivo?
En mis películas siempre hay personajes de niñas pequeñas, porque su inocencia las protege de muchas cosas y todos nosotros deberíamos proteger eso, la capacidad de ilusionarnos y ver la vida con otros ojos. Y eso no quiere decir que seamos unos inconscientes, es algo que nos ayuda a seguir adelante.
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Ha rodado con mujeres jefes de equipo, ¿por compromiso feminista?
No, por compromiso con el talento. Me he rodeado de personas que tenían una comprensión verdadera de la película que quería hacer yo. Lo que me interesaba era el talento.
Hay secuencias en 'Adam' que están fotografiadas como si fueran pinturas, ¿es una influencia de la pintura o buscaba dar un significado?
Yo me inspiro mucho en la literatura y en la pintura. Trabajando la luz, el color y las materias me di cuenta de cómo habían influido en mí algunos pintores, como Caravaggio.
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¿Cómo ha sido la reacción a la película tras el estreno en Marruecos?
Muy muy buena. Se han abierto muchos debates sobre las mujeres en estas circunstancias y sobre los niños y me he dado cuenta de hasta qué punto la sociedad tiene ganas de debatir y hablar de cosas que en Marruecos todavía son tabú. Hay que saber buscar y provocar el debate.