Juanma Bajo Ulloa: "El poder nos quiere consumidores, aborregados y enfrentados unos con otros"
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madrid, Actualizado:
El cineasta regresa a la ficción después de cuatro años con Baby, un cuento macabro y, al mismo tiempo, hermoso, en el que sobran los diálogos y donde solo hay personajes femeninos. La película, aunque imperfecta, revela el enorme talento de su creador.
Grandes corporaciones y grupos mediáticos que mueven los hilos del cine, creadores al servicio del sistema, un público manipulado y convertido en censor, plataformas cómplices del consumismo feroz, gobiernos interesados... todo ello contribuye, según Juanma Bajo Ulloa, a convertir esta sociedad en "una sociedad bulímica y narcisista, una humanidad conectada a la máquina pero desconectada de su propio ser. Una civilización infantilizada consciente de su autodestrucción pero incapaz de detener su carrera hacia el abismo".
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Tal vez demasiado lúcido y, sin duda, escrupulosamente coherente, el cineasta ha vuelto al cine de ficción después de cuatro años dedicado al cine documental musical, y a intentar inútilmente mantenerse a bordo de proyectos, películas de encargo, que parece han terminado por minar cualquier mínima confianza que albergara todavía. Baby es su regreso, una obra personal, puro cine, que entierra al Bajo Ulloa gamberro y descarado y rescata al cineasta superdotado, de enorme talento, que experimenta con el lenguaje del cine sin imponerse ni un solo límite.
Baby, "una historia sobre la vida" –una madre vende a su bebé y luego, arrepentida, intenta recuperarlo–, no es perfecta, pero contiene tanto arte dentro que es imposible no perdonar algunas de sus debilidades. Ni una sola línea de diálogo –queda patente que es absolutamente innecesario–, un meticuloso trabajo de sonido, una música estimulante, solo cinco personajes todos femeninos, una naturaleza de una belleza y un detalle sorprendentes, envuelven un cuento macabro que, al mismo tiempo, aunque pareciera una gran contradicción, es por momentos luminoso.
"Aquí vale todo, así se hacen las películas que se hacen". Estamos saludándonos, no hemos empezado aún esta entrevista, y Juanma Bajo Ulloa, un torrente de palabras y de ideas, enlaza una reflexión con otra y con otra y... "Esta película no es un encargo, es una película personal. Pero hoy es muy difícil hacer cine independiente en España, no el cine progre que hacen las grandes compañías. La verdad es que la gente no sabe lo que hay detrás del cine".
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Eso de cine 'progre'...
...es una manera de decirlo, lo que quiero decir es que se ha vuelto muy complicado hacer cine cuando se hace desde una autoría y con un deseo de expresión libre. La mayor parte del cine está en manos de corporaciones y de grupos mediáticos y hay creadores del sistema, creadores que trabajan para él.
¿Y usted ha querido reflejar lo macabro de esta sociedad en esta película?
La palabra que más escucho cuando me hablan de la película es belleza. Hay hermosura en la película. Una de las máximas con el equipo ha sido que sea lo que sea que contemos, incluso lo más terrible, ha de tener belleza. En la película no hago ningún juicio de valor sobre si la vida es mala o buena.
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Una madre que vende a su bebé a una red de trata de niños, aunque luego quiera recuperarlo... no es especialmente hermoso.
Bueno son síntomas de esta sociedad, pero no es un retrato de lo tóxico, intento ver el contraste con lo hermoso. Incluso en el terrible dolor de alguien, metido en un pozo de autoagresión, la vida continúa, con crueldad y con belleza. No se hace distinción entre humanos y no humanos. Nosotros somos elementos orgánicos, es parte de la narración. Baby muestra el mundo como yo lo veo, terrible y hermoso, y creo que en la película se están viendo las dos caras. Es terrible una madre entregando a un niño y es hermoso recuperándolo y dándole el pecho. La vida dual, así es como la veo.
¿Por qué son solo mujeres los personajes?
Hemos ido llegando a la esencia. Fuimos prescindiendo de figurantes, de textos, de decorados... no nos hacían falta. La película de lo que habla es de la creación, de la madre naturaleza, necesitaba un universo femenino. En Rambo solo hay hombres. En el cine se usan demasiados elementos superfluos, por miedo a que el espectador no te comprenda. Luego hay un público más dogmatizado que otro y cada uno hará una lectura y dentro de unos años la lectura será otra también.
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Hay en 'Baby' una conexión directa con la realidad que estamos viviendo hoy, sobre todo en lo que respecta a la naturaleza.
Sí, conecta con esta época directamente. Cuando presentamos el teaser en San Sebastián dije en una entrevista: "Somos un organismo que está enfermo", y no había llegado la pandemia aún. Esta sociedad está en una huida hacia delante, en un abuso permanente de los recursos y de las personas. Los poderosos, el poder, nos quieren consumidores, aborregados y enfrentados unos con otros. Y este mundo tiene gravísimos problemas medioambientales que van a más y que tal vez ya no tengan solución. Yo creo en la acción – reacción. La reacción hoy ha sido la pandemia, mañana serán inundaciones...
¿Qué acciones necesitamos poner en marcha?
Todo esto solo lo detiene el amor, que hoy es una palabra revolucionaria. Ya no hay educación en el amor. Ya no sirve ni la religión, no confiamos en ella después de todos los abusos que ha cometido. Ya nadie habla de amor. Y la película sí habla de eso, de un personaje desconectado de sí mismo que tiene una segunda oportunidad, una oportunidad de aprender a amarse y ser entonces capaz de amar al otro.
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Entonces, ¿en esta sociedad nos queremos muy poco a nosotros mismos?
Sí. La película hace el viaje desde el temor al amor, el viaje que no está haciendo esta sociedad. Este es un mundo hermoso, pero ahora es muy tóxico, las ciudades son tumores que se extienden. El ser humano se quiere muy poco, evidentemente. La sociedad española de hoy es la más polarizada de Europa, aquí no aceptas al otro, solo le toleras si piensa como tú.
Usted defiende que el suspense, la incertidumbre, es la sal del cine. Hoy vivimos tiempos de incertidumbre, ¿tal vez ésta no es tan mala como pensamos?
Claro, cualquier situación podemos verla desde lo positivo. ¿Qué hay detrás de todo esto? La pandemia ha hecho que se paralice el mundo después de años de autodestrucción. Cuando un organismo no para y lo necesita, te da fiebre, paras por las malas. Ahora el organismo se ha parado. Hay, desde luego, consecuencias terribles, pero en el todo no son terribles. El ser humano es solo una pieza y hoy hay otras especies sobreviviendo. Creo que lo que está ocurriendo es lo que tiene que ocurrir.
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¿Y tiene confianza en el ser humano?
Sí, parte del aprendizaje del ser humano es la confianza. Yo creo en las personas y en este planeta.
Antes se refería al cine que se hace hoy...
...el cine está agonizando, confío que por una buena razón y que veremos ese amanecer.
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¿Las plataformas han contribuido o no a esta situación?
Generalizar no es justo y en las plataformas se puede encontrar alguna gran obra, pero en lo que tiene que ver con el consumo... Tienen facilidad para rodar los que coinciden con el pensamiento imperante. El resto son visiones peligrosas para el sistema. El poder quiere controlar y lo que vivimos ahora es la dictadura perfecta. No se puede ser inocente. Las plataformas, los estados... son muy interesados.
Pero ahí está la inteligencia del espectador ¿no?
Antes había censura, era el sistema, hoy ya no es necesaria porque el sistema controla a las masas, el propio espectador es el censor. Hay mucha gente hoy que te censura.