Entrevista al portavoz de educación del Grupo Confederal Unidas Podemos
Joan Mena: "La derecha cree que España se va a romper cada vez que algo no le gusta"
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El portavoz de Educación del Grupo Confederal Unidas Podemos–En Comú Podem–Galicia en Común concede esta entrevista a Público sobre la reciente aprobación de la LOMLOE, la nueva ley de educación, lo que significa y la contestación que despierta en la derecha.
Joan Mena es diputado en el Congreso por En Comú Podem desde 2016 y ha sido maestro de lengua castellana y literatura en centros escolares de Catalunya durante más de una década. El jueves pasado, en el debate previo a la aprobación de la nueva ley de educación, declaró satisfecho desde la tribuna que era un gran día.
Don Joan, ¿por qué es tan buena noticia esta ley, según usted?
Es que la política tiene ese lado, sobre todo para la gente que venimos de barrios y familias humildes, como es mi caso, cuando vemos que puedes intentar aportar algo para mejorar la sociedad. Esta ley es muy buena noticia por eso, porque, en tiempos de desconfianza hacia la política, cumplimos con lo que dijimos que íbamos a hacer y porque terminamos con la ley Wert, una ley retrógrada, recentralizadora, mercantilista, que dinamitaba la cohesión social en este país. Y, a partir de ahora, no va a ser solo parar los golpes de la derecha sino intentar avanzar.
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¿Para quién es buena esta ley?
"En España el 67% de la oferta son plazas públicas y la media europea está en el 82%. En Finlandia, el 92%"
Pues para los que crean que España es un país rico, diverso, plurinacional, que una de sus riquezas es la variedad de culturas y de lenguas –que creo que tendría que ser un orgullo– , y, también, para los que creen en la igualdad de oportunidades, en la cohesión social y que un niño o una niña tiene que tener las mismas oportunidades haya nacido en el Barrio de la Mina de Barcelona o en el de Salamanca de Madrid; cualquier persona que crea que, en una sociedad democrática, las oportunidades del futuro no tienen que depender de la renta socioeconómica de tu familia, tendría que alegrarse. Y creo que pese a la polarización y a la crispación política que hay, la mayoría de este país, por suerte, voten a la opción política que voten, piensan eso. Creo que es una ley de sentido común.
Los diputados de derechas y de centro derecha de este país estuvieron varios minutos gritando "libertad, libertad" y golpeando sus escaños durante el debate, en contra de esta ley. ¿Usted qué pensaba en esos momentos?
Pensaba que a mí lo que me gustaría, con lo que sueño, es con que llegue el día en que la derecha se ponga a aporrear sus escaños gritando "igualdad de oportunidades o cohesión social". Creo, sinceramente, que desde la derecha se puede defender también la igualdad de oportunidades y le pido a la derecha española que lo intente.
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Porque aquí lo que hay es una anomalía: en España el 67% de la oferta son plazas públicas y la media europea está en el 82%. Y, en aquellos países que, curiosamente, la derecha pone como referente educativo, como Finlandia, el 92% de las plazas son públicas. Tenemos la obligación política de homologarnos con los países de nuestro entorno.
¿Se puede afirmar que la ley Wert atentaba contra la igualdad de oportunidades?
Sí, claro. Podemos decirlo y confirmarlo. Sobre todo porque era una ley que segregaba por el origen socioeconómico, que dividía entre las escuelas públicas y concertadas y que condenaba a determinados niños a no poder ir a la universidad, a repetir muchas veces curso, que permitía que se segregase por sexo con dinero público –algo que hacía el franquismo–, que introducía la lengua como motivo de confrontación en sociedades bilingües.
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¿Cuántos alumnos se han podido quedar sin ir a la universidad por la ley Wert? ¿Han hecho el cálculo?
La última cifra que daban los sindicatos era de 115.000 alumnos, todos de clases populares, por motivos puramente socioeconómicos; porque una cosa es no ir porque no quieres y otra porque no puedes. Y es que en España tenemos una de las matrículas universitarias más caras de toda la Unión Europea y, además, Wert también impuso un sistema de becas que eliminaba el factor subjetivo e imposibilitaba que los hijos e hijas de las clases trabajadoras pudiesen ir. Hay un ejemplo, que ponía en el Congreso, que me parece que lo explica perfectamente: si la vacuna de la covid-19 estuviese en la mente de una niña del barrio de los Pajaritos de Sevilla y no favorecemos que vaya a la universidad, España pierde también esa oportunidad. Y eso es lo que ha pasado en estos 7 años de ley Wert.
El Partido Popular está recogiendo firmas contra la LOMLOE, recién aprobada. De hecho, Pablo Casado firmó en una mesa que había a las puertas del Congreso, antes de la votación. Además, han convocado manifestaciones en su contra ¿Les preocupa?
Ya les hemos visto recoger firmas contra Catalunya, contra los matrimonios homosexuales, contra cualquier avance social que llega a este país. Yo lo que le diría al señor Casado es que cualquier movilización es bienvenido, venga de donde venga, pero las firmas ya se recogieron con los votos de mayoría absoluta a favor de esta ley en el Congreso de los diputados y que se recogen en cada elección, que para eso estamos en una democracia.
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¿No temen la rebelión de la derecha contra esta ley? El PP anuncia insumisión contra ella en las comunidades en las que gobierna.
A mí su amenaza de incumplirla, creando leyes autonómicas, me parece curiosa, por no decir política cínica. Precisamente aquellos que niegan la España plurinacional, que siempre ponen la bandera da la legalidad por delante, ahora se parapetan detrás de las comunidades autónomas para el incumplimiento de una ley orgánica que ha aprobado una mayoría legítima y democrática.
¿Y a Vox, le temen? Esta semana presentó una proposición no de ley a favor de la enseñanza solo en castellano y consiguió el apoyo de Ciudadanos, que no del PP, que la tildó de inconstitucional.
"No soy muy optimista sobre un pacto de estado de educación"
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Pues no. A mí sinceramente no me preocupa tanto hasta dónde pueda llegar Vox, porque ya sabemos que va siguiendo el manual del trumpismo y de la ultraderecha europea. Lo que me preocupa es la capacidad que tiene de arrastrar a lo que tendrían que ser derechas democráticas, como el PP y Ciudadanos. El voto a favor de Ciudadanos a esta enmienda lo que demuestra es que el trilingüismo que dice defender es mentira, que detrás del trilingüismo lo que se esconde es un intento de evitar que los hijos e hijas de las familias castellano parlantes, salgan de la escuela siendo competentes en lengua catalana, como es mi caso.
Usted dice que la derecha cree que España es como un jarrón que siempre está a punto de romperse ¿Cree que España es mucho más fuerte de lo que ellos creen?
Claro, es que ellos se creen que España son ellos y que yo no soy España (y se ríe). Y eso me parece que es entender España desde un punto de vista tan, tan, tan excluyente y tan minoritario que hacen un flaco favor a España. En ese sentido, creo que no hay ningún problema.
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Si Catalunya mira con respeto a Andalucía, si Madrid mira con respeto a Euskadi, si Galicia mira con respeto a Murcia, me parece que somos un país que nos entendemos y que tenemos claro cuál es el objetivo. No me da ningún miedo. Lo que tiene la derecha de este país es un complejo brutal, no sé de qué tipo, que hace que crean que España se va a romper cada dos por tres, cada vez que pasa algo que a ellos no les gusta.
¿Y usted entiende la batalla por cuál sea la lengua vehicular en las comunidades en las que hay varias?
Yo siempre hablo de dos lenguas que se miran de igual a igual con respeto y defiendo que en Catalunya la lengua vehicular sea el catalán porque es lo que dice la ley de Educación de Catalunya, que se aprobó en el parlamento catalán con una mayoría transversal y que no impugnó el Tribunal Constitucional; pero lo defiendo desde un punto de vista pedagógico no político.
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Es que este modelo ha demostrado que funciona para que los alumnos salgan del sistema manejando las dos lenguas, independientemente de cuál sea la lengua que se hable en sus casas. Por eso me parece mal que se defienda la lengua vehicular desde un punto de vista político, sea la que sea. Lo hemos visto con la derecha española queriendo que el castellano sea lengua vehicular, pero también con la derecha catalana, Junts per Catalunya, queriendo también politizar la lengua y politizar la educación. Yo les hago una reflexión a los compañeros de Junts: es muy fácil defender el modelo de inmersión lingüística en el Parlament de Catalunya porque tenemos una mayoría transversal que la defiende, porque la sociedad catalana mayoritariamente la defiende y porque hay un consenso pedagógico en la escuela pública de Catalunya. Dónde es más difícil y más falta hace es en el Congreso de los Diputados y ellos esta vez no lo han hecho.
Y quiero añadir que tenemos datos objetivos, en las últimas pruebas de selectividad, de acceso a la universidad. Los alumnos catalanes que han estado escolarizados en el modelo de inmersión lingüística están un punto por encima de la media en la asignatura de lengua castellana y están varios puntos por encima de varias comunidades que son monolingües. Por lo tanto, la lengua no es el problema que tiene el sistema educativo, ni en Catalunya ni en España.
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Octava ley de educación de la democracia, esta también condenada a ser derogada cuando cambie de color el Gobierno. ¿Es imposible un pacto de estado de educación?
Primero, creo que que tengamos la octava ley de la democracia no tiene porqué ser una mala noticia. Creo que las leyes tienen la obligación de actualizarse. Si tuviéramos la misma ley educativa que en los años 80, no nos serviría porque la sociedad ha cambiado como un calcetín. A mí lo que me preocupa es que muchas de esas leyes se han hecho de espaldas a la comunidad educativa, que es quién la tiene que llevar a las aulas. Como la ley Wert, que tenía a toda la comunidad educativa en frente y el grueso estaba esperando y movilizada para derogarla y quién no lo vea es que tiene un problema de miopía política.
Y sobre el Pacto de Estado, estuve en la subcomisión que hicimos en el Congreso de los Diputados y no soy muy optimista porque la educación es un reflejo de la sociedad que perseguimos y la sociedad que yo persigo no tiene nada que ver con la sociedad que persigue Vox. Creo que esta ley ha aglutinado – y las mayorías lo han demostrado– a una parte importante de este país.
Desde el punto de vista de la izquierda, yo sería muy crítico con esta ley, a la que le faltan muchas cosas, pero creo que es una ley que busca el progreso de España, en clave de igualdad de oportunidades y de cohesión social y es una ley que ha aglutinado a los progresistas de este país, pero también a la España plurinacional, no a esa España monocolor que defiende la derecha.
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Creo que en el futuro no deberíamos aspirar a que no se derogue la ley si no a que se respeten algunos de los consensos que debería haber en la democracia. En la Subcomisión por el Pacto de Estado por la Educación, siempre he dicho que me conformaría con que acabáramos el pacto de estado con el compromiso de todas las fuerzas políticas de no politizar la educación, de no tirar a la educación al barro de la arena política.
Sí, Joan, pero los informes internacionales sobre nuestra educación siguen siendo preocupantes, ¿cuánta responsabilidad de eso tiene el hecho de que hayamos cambiado tanto de sistema educativo? Los sistemas necesitan un tiempo para implantarse y que den sus frutos, ¿no?
Pues yo creo que el problema no son los cambios legislativos. Es que esas leyes tienen que ir acompañadas de presupuesto y de eso se habla poco. Es decir, hemos hecho muchas leyes que pretendían una gran revolución en el ámbito educativo, pero que luego no se podían implantar al 100% porque no había unos presupuestos generales del estado que las acompañasen. Entonces, creo que el principal problema que tiene la educación en España no es tanto los cambios legislativos, que obedecen al avance de la sociedad, sino que España siempre ha invertido muy por debajo de la media de Europa en educación. En los últimos presupuestos estaba en un 4,2% la inversión educativa, cuando la media europea está en el 6% y los países a los que nos queremos referenciar como, por ejemplo, Finlandia están entre el 8 y el 9%. Es que estamos casi a la mitad.
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En ese sentido, soy optimista porque esta ley va acompañada por una presupuestos, que espero que se aprueben, que incrementan la inversión educativa en el 70% y que va a lo nuclear de la ley, a la cohesión social.
Y esto mismo es aplicable a todo. En Catalunya siempre digo que hay dos maneras de atacar la escuela pública catalana. Una es, como hace la derecha, poniendo en cuestión el modelo de inmersión lingüística y otra es, como hacen ERC y Junts per Catalunya, que es infrafinanciando la escuela. En Catalunya la inversión educativa está por debajo de la media española. La ley catalana dice que tendría que ser el 6% pero el Gobierno catalán ha invertido el 3,9%, y eso es lo que de verdad lastra al sistema educativo.
Y, por último, usted dijo desde la tribuna del Congreso: "No hay arzobispo, señorito o lobby de escuela elitista que pueda amedrentar la seguridad que tenemos en el potencial de cada niño y de cada niña de esta país". ¿Hay mucho arzobispo, señorito y lobby de escuela elitista contra esta ley?
Sí, hay muchas presiones que vienen de la Iglesia, que vienen de las élites de este país y que vienen de los que piensan que las clases populares estamos condenados a trabajar en la precariedad y que no tenemos que tener acceso a la dirección del país. Y esta ley pretende romper con esas presiones para que cualquier hijo o hija de un trabajador pueda tener el futuro que decida.