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Jan Ole Gerster: "Los padres proyectamos en los hijos nuestras derrotas"

El director alemán Jan Ole Gerster.
El director alemán Jan Ole Gerster.

El cineasta alemán narra en La profesora de piano el drama de una vida, la historia de un sueño roto, con la que reflexiona sobre la influencia de los padres en los hijos y la forma en que proyectamos en ellos nuestras derrotas.

La herencia que los padres dejan a sus hijos fue una obsesión entre los artistas alemanes durante un tiempo. Algunos descubrieron que sus padres o sus abuelos habían colaborado o habían sido directamente nazis. No pudieron evitar preguntarse qué habían recibido ellos de todo aquello y, la inmensa mayoría, dedicó su arte a resarcir de alguna manera los actos de sus antepasados.

La misma inquietud abordó al cineasta Jan Ole Gerster, demasiado joven para preocuparse por ese capítulo siniestro de la historia reciente, pero lo suficientemente alemán como para sensibilizarse con el asunto de la herencia inmaterial familiar. La profesora de piano, su segundo largometraje, es una precisa disección de las consecuencias de un legado nocivo.

Protagonizada por Corinna Harfouch y con la presencia del actor Tom Schilling, la película −que se alzó con el Premio Especial del Jurado y el de Mejor Actriz en Karlovy Vary y el Premio FIPRESCI de la Crítica Internacional en Munich− transcurre a lo largo de un día. Es el sesenta cumpleaños de Lara, ahora jubilada, ella ha dedicado su vida a preparar a su hijo como pianista, y esa noche él debuta estrenando su primera composición.

La disciplina extrema a que le ha sometido su madre, las dudas que le ha transmitido, el deseo de que él consiga todo lo que ella no pudo alcanzar como pianista han infectado a su hijo, que sufre de una seria falta de confianza en sí mismo y en su talento. Además, por supuesto, él se ha apartado todo lo posible de ella.

Usted debutó con 'Oh Boy', una especie de retrato de su propia generación, también con el actor Tom Schilling. Aquel joven ahora ha crecido y tiene más o menos su edad, ¿está proyectando algo de usted mismo en el personaje?

La verdad es que con la primera película no intentaba hacer un retrato generacional, pero surgieron coincidencias, aunque fueran no deseadas y Oh Boy, aunque no era un retrato generacional consciente, sí conseguía que mucha gente de la misma generación se identificara con ella. Es verdad que he vuelto a trabajar con Tom Schilling, pero no es una continuación esta película de la anterior.

¿Entonces no hay nada de usted en esos personajes?

Algo hay. Yo estudié en una escuela de cine que concentraba a un grupo de tiburones de egos artísticos. Y ellos me hicieron pensar, como piensa Viktor por culpa de su madre, si yo podría hacer bien el trabajo de director. De hecho, consideré dejar espacio a otros que podrían ser mejores. Lara, el personaje de la madre, lamentablemente manejó su duda de la misma manera y después se lo transmitió a su hijo.

¿Pero usted siguió?

Sí. Lo consideré nuevamente. En realidad, sí, la película retoma motivos que afectan a personas como yo. Personas que sienten una gran pasión por algo, pero al mismo tiempo sufren dudas patológicas y un miedo permanente de no ser lo suficientemente buenas en lo que hacen.

En la película no es una escuela, es una madre...

Claro, es más grave. Viktor se hace compositor al comprender que es la continuación de su madre, pero al mismo tiempo también porque necesita reinventarse como persona por sí mismo, sin depender de su madre. El amor más grande en la vida de ella, de Lara, es la música, y la necesidad de Viktor de componer es una prolongación subconsciente de la madre. Quiere conseguir lo que su madre no alcanzó. Es su camino de rebelión, su necesidad de cortar el cordón umbilical.

Las elecciones equivocadas de los padres ¿marcan entonces las vidas de los hijos?

Sí. La película en realidad es el drama de una vida, de la vida de Lara. Una vida malgastada, de malas decisiones que la han llevado a la soledad y a la amargura y a aislarse de las relaciones sociales. La historia es el sueño roto de Lara. Pero con esta película yo me preguntaba todo el tiempo ¿qué se pasa de una generación a otra? Esta es una película sobre un amor desafortunado hacia un hijo, pero haciendo la película yo me pregunté seriamente cuál era la relación con mi padre.

Y ¿qué se transmite de padres a hijos?

Se les transmite, o se intenta, transmitir cariño, pero también a veces los sueños rotos. Se les transmite amor, pero también proyectamos en ellos nuestras derrotas. Ese proceso lo pasé con mi padre también y también tuve que hacer mi propia rebelión. En el rodaje me convertí en padre y ahora vuelvo y vuelvo a preguntarme ¿qué voy a dejar en herencia a mis hijos?

La actriz Corinna Harfouch.
La actriz Corinna Harfouch protagoniza la película.- ALFA PICTURES

¿Por qué nos obsesionamos tanto con lo que vamos a dejar a nuestros hijos? Y no me refiero a nada material.

Ya, es algo inconsciente, porque los hijos tienen la influencia de los padres buenos o malos. Para el padre es una responsabilidad, un gran reto. Es una herencia incontrolable, una personalidad que se desparrama y que interfiere en la educación de nuestros hijos. Es una influencia inevitable. Lo que hay que hacer es aceptar a los hijos en su individualidad y autonomía y apoyarles, no forzarles a nada. Pero Lara tiene las mejores intenciones.

¿La herencia que recibimos es entonces ineludible?

Sí, la herencia de los padres, de lo bueno y lo malo, es inevitable. Lara quiere lo mejor, pero no es consciente del precio que hace pagar a su hijo. Es una ambivalencia, se mezclan lo positivo y lo negativo. Viktor al final de concierto no le da las gracias, dice: "Todo lo que soy es por ella". Todo, ¿el talento, la inseguridad?

Y la disciplina, una disciplina extrema, que podría ser muy poco saludable. ¿Es ése un rasgo propio del comportamiento alemán?

Sí, o más bien, yo diría que la palabra es minuciosidad, precisión, eso es muy alemán. De todos modos no hay una respuesta corta para hablar de la mentalidad alemana. Desde luego no nos distinguimos por la dolce vita y la vida loca. Por otro lado, en el cine alemán, aunque no les guste a algunos de mis colegas lo que voy a decir, hay una querencia por mostrar cierta sensualidad. Y mi película se desarrolla en Berlín, que es más internacional y avanza constantemente, entonces ahí lo de la disciplina...

El actor Tom Schilling.
El actor Tom Schilling en una escena de la película.- ALFA PICTURES

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