Uge Sangil, de la FELGTB: "La ultraderecha sigue en las instituciones, pese a que a veces quiere parecer LGTBIfriendly"
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Uge Sangil es una persona trans activista por los derechos de las personas LGTBI y feminista. Comenzó en el activismo impartiendo cursos sobre diversidad en las escuelas en Canarias para, poco después, fundar junto a otras compañeras y compañeros Algarabía, entidad de la ciudad de Tenerife que presidió en su nacimiento. Desde hace tres años preside la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Trans (FELGTB).
¿Qué le parece la posición que ha tomado el PSOE en relación a las personas trans?
Este aspecto afecta mucho más al partido que al colectivo. En el sentido de que no son, en primer lugar, las voces de todo el PSOE. En segundo lugar, tampoco beneficia a la buena relación que ha tenido el partido con el colectivo LGTBI. Acaban negando la realidad; las mujeres trans son mujeres y los hombres trans son hombres. Niegan los Derechos Humanos a las personas trans. Creo que ningún partido debería posicionarse ideológicamente en la negación de los Derechos Humanos. No se debaten ni negocian.
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Al colectivo LGTBI nos hace levantar la voz la defensa de nuestras hermanas y hermanos trans; no tengo ninguna duda de dónde tenemos que estar. La transfobia no puede seguir penetrando en la sociedad. Estamos ahí como desde el año 1969, de frente, en la lucha por los Derechos Humanos. No tenemos otra bandera.
Este tipo de comunicados, en pleno mes del Orgullo ¿son una provocación al colectivo?
"El año pasado se vivió un momento de unidad y no nos podemos desviar"
Creo que ha sido una provocación, no muy medida en el tiempo y en las formas. Nos ha hecho juntarnos, sumar fuerzas, que es lo que tiene que hacer ahora mismo el colectivo, para hacer frente a estos discursos que nos niegan la libertad. El discurso estaba ahí, la salida ha sido virulenta pero no nos cabe duda de que lo combatiremos.
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Esta situación, como pasó el año pasado con la irrupción de la extrema derecha en las instituciones, debería servirnos para unirnos todas las personas LGTBI para hacer un frente común. A veces el enfado no nos deja ver el camino a seguir, pero si, creo que el año pasado se vivió un momento de unidad y no nos podemos desviar. La ultraderecha sigue en las instituciones, pese a que a veces quiere parecer "LGTBIfriendly".
La supuesta irrupción de la Teoría Queer ha hecho que una parte del feminismo se levante en contra de las personas trans ¿cree que en España hay activismo Queer?
Lo primero que tenemos que preguntarnos es ¿qué es lo queer? Hay que definirlo. La Teoría Queer, por lo que he leído, no solo habla de las identidades y de las orientaciones, es una teoría filosófica en la que se denuncia cómo se ha construido el mundo y las sociedades. También se habla de cómo se ha construido las identidades que el patriarcado quiere para poder dominar a una parte de la sociedad.
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No creo que haya un activismo queer. Creo que todas las personas LGTBI queremos romper al patriarcado; si a eso lo quieren llamar activismo queer entonces sí que hay activismo queer.
"El objetivo del feminismo y el activismo LGTBI es el mismo: abolir el patriarcado"
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El objetivo de todas, del feminismo y el activismo LGTBI es el mismo: abolir el patriarcado que nos oprime tanto a las mujeres como al colectivo. Hay que romper la estructura social y repensarnos, también, como seres humanos.
Una de las reivindicaciones que hace el feminismo es la abolición de los vientres de alquiler ¿cuál es su postura al respecto?
Estoy totalmente en contra. No entiendo que se comercialice con los cuerpos y, ante situaciones de vulnerabilidad, no podemos permitir que a las mujeres se les de la posibilidad de prestar su cuerpo a esta práctica. Soy feminista. Estoy en contra de los vientres al igual que lo estoy de la trata de personas. Es una forma de esclavitud.
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La transacción económica que se crea con los vientres de alquiler no viene de la libertad, viene de la necesidad.
Usted, públicamente, se autodefine como una persona trans ¿qué le ha supuesto en su día a día?
Autodefinirme fue doloroso. Muy doloroso. Porque, aunque siga reivindicándome como lesbiana, me di cuenta bastante tarde que era una persona trans. Uno vive sin saber nada, sin tener información, y cuando empiezas en el activismo conoces a gente que empieza a mostrarte la realidad; te das cuenta de que nunca has estado cómoda con tu definición en la casilla donde te han metido.
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No me siento parte del binomio hombre-mujer, no me siento ni mujer ni hombre en la definición que impone la sociedad. Cuando vi que me podía salir de la norma, me sentí cómoda.
Me siento abolicionista del género como constructo social. Soy Uge, sin más. Es lo que se ve. Lo que más me duele de cómo me siento, porque esto no lo he decidido yo, es lo que sientes dentro de ti, es el miedo. Me duele el que no se me reconozca, ni siquiera mi autodeterminación.
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¿Será posible la autodeterminación con este Gobierno?
Soy optimista. Creo que sí. Es la gran línea roja del activismo español; la libertad, los Derechos Humanos y su defensa y en esta línea roja no podemos ceder nada. Al igual que ocurrió con el matrimonio igualitario. Tenemos que hacer pedagogía, bajarnos al suelo y hablar desde el corazón. Convencer de que hablamos de Derechos Humanos. Lo vamos a conseguir, será un camino largo, pero llevamos la razón y llevamos el corazón.
Convenceremos para vencer.