Entrevista a Rossana Díaz Costa 'Un mundo para Julius', el clásico de Bryce Echenique, llega al cine 50 años después de su publicación
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Lima, Actualizado:
Se pueden contar con los dedos las producciones peruanas que han adaptado novelas de su literatura en los últimos 20 años. A fines del siglo XX y comienzos del XXI, títulos como No se lo digas a nadie (1998), Pantaleón y las visitadoras (1999), Ciudad de M (2000) o Mariposa Negra (2006) llegaron a la pantalla grande con distinta suerte. Otras, como Perro guardián (2014) o Magallanes (2015), se basan en un libro periodístico, la primera, y en una novela corta, la segunda. Escritores como Mario Vargas Llosa, Jaime Bayly, Óscar Malca o Alonso Cueto estaban detrás de las obras originales que dieron pie a algunas de esas películas.
Sin embargo, desde que fuera publicada en 1970, nadie había logrado adaptar al cine Un mundo para Julius, probablemente una de las más representativas y más queridas novelas del Perú contemporáneo, donde se ponen en evidencia las fracturas que, aún hoy, afectan a su sociedad. De hecho, a pesar de ser un escritor con historias llenas de imágenes capaces de perennizarse en la imaginación de los lectores, Alfredo Bryce Echenique no ha visto ni siquiera un cuento suyo adaptado al cine. Una ironía, considerando que él mismo es un cinéfilo consumado.
La directora Rossana Díaz Costa ha cambiado esa historia y, tras un proceso de poco más de seis años, ha logrado estrenar el largometraje para el que ella misma adaptó el guion. Después de dos semanas en cartelera y a pesar de las restricciones producto de la pandemia, como los aforos limitados o las precauciones aún naturales de muchas personas, ha logrado llevar al cine a más de 30.000 espectadores. Esta misma semana, su película será estrenada en Argentina y en diciembre se espera que Televisión Española la estrene en las pantallas españolas, para disfrute de los seguidores del autor peruano y también de aquellos que aún no han leído la novela, pero quieren ser parte de esta historia narrada a través de la mirada de un niño solitario, hijo de una familia adinerada en el Perú de mediados del siglo XX, que puede ser, también, el Perú de hoy.
¿Qué significó para usted la primera lectura de 'Un Mundo para Julius'?
Bueno, yo lo leí de muy chica, como a los 12 o 13 años. Me chocó, me conmovió mucho la historia de Julius. Recuerdo que lloré después de cerrar el libro. A pesar de que había cosas que no entendía muy bien por mi edad, sí entendí por dónde iban la tristeza y la soledad de Julius. Me entristeció, pero quería leerla de nuevo. Hay cosas que te tocan, pero al mismo tiempo quieres volver a leerla.
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¿Fue esa sensación la que rescatastó cuando decidió emprender el proyecto del filme?
Cuando me he puesto a hacer la adaptación, en 2015, ya la había leído muchas veces. Cuando le di la última lectura, para ponerme a escribir, tenía la sensación inicial intacta, nunca dejó de estar. Siempre estuve con el niño, con lo que le pasó, con su tragedia, y eso que Bryce utiliza mucha ironía para que no duela tanto. En realidad, es muy triste. Desde la primera hasta la última lectura mi foco de interés fue Julius y su mini mundo. Él fue afectado por problemas a nivel colectivo, porque se habla de una sociedad fracturada, de desigualdades, injusticia, racismo, todo lo que sucede. Y, claro, todo ese mundo que pertenece al Perú, es su intimidad. Siempre quise hacerlo así, verlo desde la intimidad del niño frente a ese gran problema colectivo de la sociedad que llega a su cuarto, que es donde principalmente está.
Usted es también escritora, ha publicado libros de cuentos. De todo ese material literario que tenía a su alrededor, incluidas grandes novelas peruanas pendientes de adaptarse, ¿por qué decidió que su proyecto sea 'Un mundo para Julius'?
Probablemente ha sido la novela peruana que a mí más me ha conmovido. Me han conmovido varios autores, los cuentos de Ribeyro, por ejemplo, o Conversación en la catedral de Vargas Llosa, de la que siempre pensé que debía ser una película. Hay varias que me han gustado mucho. Pero con Julius, no sé si es porque la leí de niña y el personaje es un niño, me tocó más. Me parece interesante contar una realidad social a través de la mirada infantil o juvenil, cómo la sociedad se ve a través de los ojos de personas que son inocentes y no tienen la culpa de lo que está pasando y no pueden hacer nada para solucionarlo.
¿Qué tan difícil ha sido para usted cumplir con mantener la óptica desde el punto de vista de alguien más vulnerable que el resto? ¿Cómo fue el reto de poner su lente de directora en esa posición?
Primero hubo que hacer una planificación para tener claro el punto de vista de Julius a nivel visual. Pero había que conseguir a Julius. Si no conseguíamos al niño indicado, la película no podía funcionar. Él está en todas las escenas, en todos los planos. Todo se sostiene alrededor suyo. Es un riesgo. Claro que Un mundo para Julius se puede contar desde distintos puntos de vista. El de Vilma (la criada más cercana a Julius), el de Susan (su madre) o de Juan Lucas (su padrastro), que sería la "antiversión" de Un mundo para Julius (risas). Todo vale al momento de adaptarlo y yo quería que todo fuera desde el punto de vista de Julius y el mundo que estaba conociendo.
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Para eso se hizo un casting con más de 100 de niños. Se vieron miradas, gestos, movimientos, yo debía imaginar a Julius cuando viera al niño correcto. Hubo niños muy talentosos y muchos de ellos quedaron en otros papeles como sus amigos del colegio, pero no daba con el protagonista. Hasta que apareció por la puerta Augusto Linares y vi a Julius. Su mirada era importantísima y él la tenía. Aunque llegaba sin experiencia alguna, no había actuado nunca en nada. Ese fue otro reto.
¿Siente que, de alguna manera, el cine peruano le tenía una deuda a un libro que muchos deben haber imaginado hecho película desde su primera lectura?
Sí, lo siento. Porque en realidad no ha habido ni siquiera un cuento adaptado al cine de Bryce Echenique y a él le encanta el cine. Él estaba muy ilusionado con este proyecto porque es un cinéfilo. Más que leer, lo que hace ahora es ver películas.
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Antes ya hubo cinco cesiones de derechos de esa novela y ninguna de las veces se ha hecho la película. Las otras veces ni se escribió el guion, se quedó solo en proyecto. Era como una especie de maldición. Desde el año 70 se intentó y no se logró. Creo que el problema fue que, a la hora en que se sentaron con las 600 páginas del libro, vieron que era imposible hacerlo. Y hay que tener mucha paciencia, son muchos años de trabajo.
En este caso, lo he hecho yo misma, pero pedí los derechos ya con el guion listo, al revés que los intentos anteriores. Lo escribí en el verano del 2015, basándome en un borrador que hice sobre el mismo libro cuando era estudiante de cine en España en 2003. Luego me puse en contacto con la agencia literaria de Carmen Balcells y fueron muy claros: Alfredo está muy mayor y no va a hacerse otra vez ilusiones con un proyecto de película si no se va a hacer. Se quedó muy triste con uno que hubo el 2002 o 2003 que quedó también en nada. Así me exhortaron a hacer la película de todas maneras (risas).
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¿Cómo fue su primer contacto con Bryce al saber que quería adaptar su novela? ¿Fue haciéndole nuevas consultas y precisiones?
Una vez que hago el contacto con la agencia literaria, ellos me presentan a Bryce y su editor, Germán Coronado. Tuvimos una reunión después de que la agencia literaria le mostró el guion. Allí vimos cómo seria todo y a partir de ese día lo único que él ha hecho ha sido apoyarnos.
Yo lo conocí muchísimos años antes en La Coruña, en 1997, cuando fue a dar una charla y yo era la única peruana probablemente ahí. Me acerqué al final y nos quedamos conversando un rato. Con Alfredo en La Coruña fue un cuento que hice luego. Hablo de otras cosas más personales, pero parto de ese evento. El cuento fue publicado en antologías como Pasajeros perdurables y en varios otros momentos. Entonces, él sabía que yo era la chica que había escrito alguna vez un cuento sobre eso y también había visto Viaje a Timbuktú, mi primera película, y le había gustado mucho. Por eso, en todo momento apoyó el proyecto.
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De hecho, en su agencia de representación me pidieron un precio muy alto por los derechos y le pregunté a él si podía hacer algo para que sea menos, porque si no sería imposible financiarlo. Y nos ayudó a lograrlo. Eso sí, Alfredo me dijo desde un primer momento: "Yo soy escritor de literatura, tú eres cineasta. Tú adapta a tu manera, haz tu versión y yo considero eso". Él no participó en la escritura del filme. En el proceso tuvimos, eso sí, conversaciones informales sobre diversos temas y yo a veces le consultaba sobre tal o cual personaje para tomar algún detalle en cuenta para mi casting, por ejemplo. Pero nosotros conversamos de otras cosas, de películas, de libros, de lo que pasa en el Perú, es un amigo con el que he conversado varias veces por teléfono durante la cuarentena, pero me ha dejado hacer las cosas a mi sola, confiando mucho.
¿Y qué le pareció la película a Bryce?
Mis mayores nervios eran si le gustaría la película, ninguna opinión me importaba más que la suya. Era un homenaje por los 50 años de Un mundo para Julius, coincide con el aniversario, con la publicación de una edición conmemorativa de la novela. Pero le ha encantado la película, se conmovió mucho, la ha vuelto a ir a ver con sus amigos. Le gustó mucho, me dijo que le pareció estupenda, se quedó impresionado con los niños. Ellos ya lo conocen, lo han visto varias veces. Eso es una cosa muy bonita, una cosa mágica. Mayella Lloclla (quien interpreta a Vilma) le fue a preguntar si Vilma realmente había existido y fue un momento muy bonito para ella cuando Alfredo le dijo que sí, que había sido su propia nana. Mayella se quedó emocionadísima.
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Sé que es un proyecto que le tomó varios años, pero este momento parece un estreno propicio. Hay temas de nuestra sociedad que se han tratado de forma muy brusca durante estas elecciones y que son latentes en la novela. ¿Cómo los aborda en el filme?
Los temas están en la novela y están en la película. La misma casa de Julius tiene una organización donde está la familia, por un lado, y, por otro, los empleados de la casa. Son como dos casas diferentes. Y ese es el Perú, es como que estamos divididos en dos planetas distintos muchas veces. La brecha es profunda.
Entonces, he hecho que se sienta en esta casa esa división entre un mundo y otro, de una manera en que Julius va descubriendo de a poquitos lo que pasa en el Perú, pero a través de su casa, su casa es un espejo del país. Ahí lo ve todo: racismo, violencia de género, machismo, desigualdad, injusticia, todas las taras del Perú. Así va aprendiendo de a poquitos cómo funcionan las cosas en el sistema en el que vivimos.
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Ahora, estos temas vistos en una época como la actual, tan polarizada, espero que puedan generar un diálogo. A mí me pareció muy bonito, entre tantas cosas que me escriben, que una señora contó que salió de la sala de cine con su hijo pequeño a hablar sobre estos temas y reflexionar, y él le preguntaba de todo. Eso es lo bueno, los niños van a salir del cine con las mismas preguntas de Julius. Ya les queda a los padres explicarles porqué son así las cosas en nuestro país.
¿Es imprescindible leer la novela antes de ver la película? ¿Qué puede esperar de ella alguien que no ha leído 'Un mundo para Julius'? Porque hay cuestiones sobre la desigualdad o la injusticia que son universales…
La película se ve sin problemas si no has leído la novela, por supuesto. De hecho, está hecha para que la vea cualquier persona que no sepa siquiera la existencia de la novela. Es más, está hecha para que le dé curiosidad leer la novela. Se puede leer sin la experiencia previa. La desigualdad es universal.
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Por ejemplo, he estado en cuatro festivales de Estados Unidos y uno de estos tiene un programa interesante, Cinema for Students. Aparte de la selección oficial para el público, ellos han mandado una selección de filmes para que sean proyectados en 200 escuelas secundarias en el Noreste de ese país y han elegido Un mundo para Julius entre ellas. Era una de las pocas películas extranjeras y la han elegido para que se hable de discriminación, racismo o violencia de género. Me parece muy bueno que esos chicos puedan analizar esos temas con mi película. Pienso que eso mismo podríamos hacerlo en los colegios aquí en el Perú.
¿Qué condiciones sienteque deben mejorar en el Perú para llevar adelante más proyectos similares? 'El Mundo es ancho y ajeno', 'Redoble por Rancas', 'Conversación en la catedral' tienen aún una película pendiente…
Bueno, número uno, no tenemos una industria sólida de cine. Por ejemplo, no todo el mundo hubiera tenido la paciencia de buscar el dinero durante cuatro o cinco años y aguantar que te tiren la puerta en la cara varias veces. Recibir 20 "no" y un "sí, puede ser". Hay que tener mucha paciencia para conseguir la financiación. A la empresa privada no le interesan los proyectos culturales. Te dicen "Qué bonito", pero no quieren participar porque piensan que no va a ser un proyecto que se venda mucho, que no lo verán los millones que ven las comedias. Hay prejuicio en contra del drama.
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Cuando, curiosamente, los dramas son los usuales ganadores de los principales premios en los festivales más importantes del mundo…
Sí, sí, pero es al revés todo acá. Falta que el estado impulse una escuela de cine, falta una cinemateca, que haya más apoyo real a las películas cuando se estrenan. Por ejemplo, mañana se estrena Un mundo para Julius en Cine.ar, una plataforma de Argentina. Y aparte, en el cine Gaumont que es del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (INCAA). No te van a sacar de ahí porque entra Matrix, que es lo que nos va a pasar a nosotros. Y luego viene Spiderman, así que nos sacan dos veces (risas). Eso no pasa en ese cine. Protegen a su película nacional. No solo la premian, sino que tienes espacios donde la proyectas. Luego de eso se va a hacer una gira en espacios INCAA para que la puedan ver en todo Argentina. Todo eso podría hacerse aquí en el Perú.
Y en España se estrena en los próximos días…
Sí. Televisión Española estrenará una versión exclusiva en diciembre, aún no tengo confirmada la fecha exacta. De hecho, ya estamos nominados a los premios Gaudí para Mejor Película de Televisión. Para el próximo año, nuestra idea es que entre en Netflix, Amazon Prime o Disney +.
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Imagino que ahora mismo debe estar un poco cansada, pero ¿tieneen mente adaptar algún otro libro de Bryce u otra novela peruana?
Yo imaginaba que podía suceder algo como lo que está pasando con Julius, pero no en esta magnitud. Hay una expectativa muy grande y me sorprende, aunque es complicado lidiar con todo lo relacionado a la película y mi propio trabajo como profesora universitaria. Sí he pensado adaptar otro libro, pero ahorita, la verdad, como próxima película no me metería a desarrollar un proyecto de adaptación, porque ha sido muy difícil, es mucho trabajo. Llevo los últimos 3 años durmiendo no más de seis horas nunca, apenas cuatro o cinco. Es demasiada exigencia, porque además debo trabajar para comer, y del cine no se puede.
Para mí ha sido un alivio, he respirado recién el día en que Bryce me dijo que le había gustado la película. Con eso yo tenía suficiente (risas). Están todos muy contentos alrededor de él, están felices. Su editor está vendiendo más libros (risas), se ha reflotado el tema, se está hablando mucho de Bryce, es un buen momento y homenaje por los 50 años de Un mundo para Julius.
Yo he estudiado literatura y cine, son mis dos grandes pasiones, me encanta la idea de meterme otra vez en el mundo literario para una película, pero más adelante. Ahora quisiera descansar un poco de tener una presión tan fuerte como la que ha habido alrededor del filme. Que Julius siga teniendo su momento.