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David Suárez: "No voy a pedir perdón por un chiste, sería darle la razón a gente que me parece idiota y fascista"

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Madrid, Actualizado:

No es plato de buen gusto ver a un cómico explicar su chiste; es señal de que o no se ha entendido (algo infausto para todo aquel que pretenda hacer reír) o de que el receptor se ha sentido ofendido. David Suárez (Santiago de Compostela, 1992) ha tenido que pasar por ese trago, lo ha hecho en la Audiencia Provincial de Madrid, en un juicio por un tuit sobre mujeres con síndrome de Down que puso a prueba hace más de dos años esa cosa tan difusa llamada "límites del humor". El fiscal pide por su comentario un año y 10 meses de prisión y más de 3.000 euros de multa, así como que quede inhabilitado para ejercer su profesión en Twitter durante cinco años. Ahí es nada. Pero por si hubiera alguna duda, Suárez lo tiene claro: "Lo volvería a hacer, otra cosa es que uno intente mejorar y hacer chistes más ofensivos pero mejores".

Han pasado dos años desde el chiste de marras. ¿Qué factura le ha supuesto a nivel personal?

Que no sabes cuándo va a acabar este ostracismo, a fin de cuentas mi nombre va a estar asociado a "síndrome de Down" o a "cárcel". Doy por hecho también que se me han cerrado las puertas de todo, afortunadamente me queda internet, puedo autogestionarme y montarme mi rollo a mi estilo, sin depender de nadie.

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¿Es este país una excepción en materia de humor negro?

Tenemos una herencia católica muy fuerte, tenemos instalada esa idea de que en el regocijo hay pecado, de que no debemos reírnos de las desgracias, de que no podemos mezclar risa y muerte. El humor en otras sociedades está vinculado con algo liberador, pero en nuestro país se entiende como una burla o una afrenta.

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Su humor siempre ha ido al límite. Uno podría pensar que era cuestión de tiempo. ¿Se esperaba acabar en los tribunales?

Sabía que iba a llegar en algún momento, pero no imaginaba que sería con un chiste sobre el síndrome de Down. Entiendo que forma parte de mi trabajo meterme en charcos, disfruto haciéndolo pero no con intención vejatoria, tiene que haber comedia de cosas de las que nadie quiere hablar. Creo sinceramente que una sociedad va a ser más coherente e interesante cuantos menos tabús tenga. Quizá estemos en el peor momento para hacer este tipo de comedia, por eso para mí es el momento más interesante. 

¿Cómo le ha afectado esto a nivel creativo?, ¿se repiensa ahora los chistes?

Lo que he aprendido de todo esto no es tanto a censurarme, sino a intentar refinar mi humor, a asegurarme de que el chiste que he pensado sea más divertido que bestia. Puedes concebir el chiste más bestia del mundo, pero asegúrate que cumpla con el principal objetivo, que es hacer reír, que conlleve más felicidad que sufrimiento. Y en el caso de que genere también sufrimiento, pues me disculparé, pero ese no debe ser un motivo para no hacer según qué chistes.

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¿Cuánto hay de generacional en lo que le ha ocurrido? Da la impresión de que la gente más joven lidia mejor con el humor negro.

Es obvio. Si tienes 50 o 60 años, que entiendo que son las edades que maneja la gente que legisla, y te encuentras con un chiste como el mío en Twitter, entiendo que te parezca algo descabellado y que pienses quién es este loco. El humor es generacional y por eso es tan difícil de explicar. 

¿Cada generación le pone sus límites al humor?

Pensamos los millennials que no hay tabús, que somos completamente libres, pero es mentira. Nuestro tabú es la incorrección política, tenemos miedo a decir lo que pensamos porque podríamos ofender a una minoría. 

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¿Se ha sentido cancelado?

Es innegable, cuando te metes con un colectivo como el de síndrome de Down no te ganas el apoyo de nadie. Es un tema delicado, tanto la izquierda como la derecha se van a desentender. Se podría decir que las dos Españas me odian por igual. Y luego hay otra cuestión importante, cuando la gente te apoya, muchas veces lo hace porque quiere mostrarle al mundo que te está apoyando, o lo que es lo mismo, te apoya en relación al beneficio moral que puede extraer de ese apoyo público. Y obviamente poco beneficio se puede sacar de apoyar mi causa.

¿Qué opina de las denuncias de censura de la extrema derecha en Movistar?

Siempre hay temas que no tienes que tocar porque te piden que no lo hagas. Ahora bien, lo que me resulta escandaloso es que no puedas hacer chistes de Vox en La Resistencia, o que una marca dé el visto bueno a una censura tan grande como la de no mencionar a determinadas formaciones políticas en sus espacios, o que se ignore por completo que hemos tenido 40 años de dictadura. 

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¿Por qué es necesario reivindicar según qué humor?

La comedia es un método de llegar a verdades universales. Hay cosas que sólo se pueden abordar desde la comedia, porque la gente no quiere hablar de determinadas cosas y la comedia permite reventar esos tabús. Una sociedad será más igualitaria y más tolerante cuando resuelva las cuestiones que tiene en el armario. Al final, si niegas estas cosas y no quieres hacer comedia con ellas, te estás tapando los ojos, estás negando realidades que existen, como la homofobia, el machismo, la violencia de género, etc. La comedia desenmascara a la gente y creo que ahora más que nunca necesitamos que nos desenmascaren, vivimos tiempos en los que la gente ni siquiera está interesada en ser buena persona, sino en fingir que se es buena persona.

¿Siente algún tipo de responsabilidad como cómico?

Si hay un colectivo que tiene que hablar de estas cosas sin atenerse a ningún tipo de responsabilidad son los cómicos. Me llama la atención que se le pidan responsabilidades a los cómicos pero que no se le pidan a los cargos públicos, a quienes por cierto les pagamos la fiesta.

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¿Volvería a escribir ese tuit?

Claro que lo volvería a hacer, otra cosa es que uno intente hacer chistes más ofensivos pero mejores.

¿Se disculpa por ello?

No tengo ningún problema en pedir disculpas. Soy una persona empática y si veo a alguien a mi lado que siente dolor por un chiste mío, no me cuesta transmitirle que no es nada personal. Pero no voy a pedir perdón por un chiste, primero porque es absurdo, y segundo porque es darle la razón a gente que me parece idiota, que me parece fascista y que no me parece democrática.

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