La red de hidroeléctricas públicas del Pirineo vende en el mercado mayorista su energía en ausencia de un plan estatal
Seis instalaciones de las más de veinte cuya titularidad ha revertido al Estado tras caducar sus concesiones son explotadas por la Confederación Hidrográfica del Ebro, un organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica que acaba enviando a la subasta de la luz el grueso de los más de 15.000 Mw.h mensuales que genera, suficiente para cubrir la demanda de 60.000 hogares.
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zaragoza, Actualizado:
La producción de las seis centrales hidroeléctricas que el Estado explota en el Pirineo oscense tras haber recuperado su titularidad supera los 15.000 Mw.h (megawatios.hora, miles de kilowatios) mensuales, un volumen de energía suficiente para abastecer a alrededor de 60.000 hogares cuyo grueso, sin embargo, acaba vendiendo en el mercado mayorista con elevados rendimientos económicos ante la ausencia de cualquier tipo de plan del Gobierno central para darle usos de carácter público y/o social.
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Ese parque de centrales revertidas de las compañías al Estado ha producido 280.394 megawatios.hora en el último año y medio, según los datos sido facilitados por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), un organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) que a comienzos de la década pasada abrió el camino para la recuperación de las concesiones de centrales hidroeléctricas por parte del Estado conforme esas autorizaciones iban venciendo y que ahora explota las que se encuentran en su demarcación.
Ese volumen de energía seria suficiente, según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), para cubrir la demanda doméstica de provincias enteras como Segovia (62.300 hogares), Teruel (54.100) o Soria (37.600), y también supera la de veintitrés de las cincuenta capitales de provincia del país.
Sin embargo, salvo la pequeña porción de esa electricidad que aprovechan los ayuntamientos de Panticosa y de Hoz de Jaca, que suman 917 habitantes, con una notable afluencia de turistas en el primer caso, y la que se dedica a garantizar el suministro de algunos regadíos sociales de esa zona del Pirineo, el destino final del grueso de esa electricidad ha sido desde el inicio de las reversiones consiste en ofrecerla en las pujas del mercado horario mayorista de la electricidad, en el que este miércoles las cotizaciones se movieron entre los 123,10 y los 176,05 euros por Mw.h, según los datos de OMIE, Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad.
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Esa operativa proporciona elevados ingresos a la CHE, ya que, según ha admitido el propio Gobierno a preguntas de diputados aragoneses, los costes de producción rondan el céntimo por Kw.h, es decir, diez euros por Mw.h, cuando el precio medio de ese mismo Mw.h en el mercado mayorista no ha bajado de los 143 euros en lo que va de año y lleva desde agosto del año pasado por encima de los cien, según los datos de OMIE.
La venta de 178.000 Mw.h a más de cien euros la unidad y la de otros 101.000 a un mínimo de 140 con unos costes subncontratados de menos de tres millones y medio de euros deja un margen bruto de más de treinta millones de euros en una estimación de trazo grueso, ya que no hay datos oficiales del rendimiento que ofrece esa "línea de negocio" del Miteco.
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Un rentable modelo de negocio que comienza a ser replicado
"La mayor parte de la producción que se vende es en el mercado eléctrico mayorista", indican fuentes de la CHE, que destacan la variabilidad de los ingresos "debido a que hay que tener en cuenta la carga impositiva, los gastos de representación y venta de la energía, y la minoración de ingresos", al tiempo que destacan la dificultad de calcular los costes por las diferencias entre cada central en "los contratos de operación y mantenimiento, las inversiones y reparaciones realizadas fuera de dichos contratos o los costes propios del personal" de la casa.
No obstante, los contratos de mantenimiento no suponen más de 2,3 millones de euros al año: 1,079 millones para la conservación y el mantenimiento de Lafortunada durante 24 meses; 333.041 para la operación, mantenimiento y gestión de incidencias de El Pueyo, 333.041 para el de Barrosa y 252.774 para la Auxiliar de Campo por un periodo de esa misma duración y, por último, una contrata de igual plazo por 2,505 millones para atender esos mismos servicios en San José y en El Ciego, que en este caso incluye el cuidado de "instalaciones asociadas" en las localidades oscenses de La Puebla de Castro, Graus, Estada y Monzón. Las cinco contratas suman 4,502 millones en 24 meses.
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Los contratos de mantenimiento no suponen más de 2,3 millones de euros al año
Ese modelo de negocio que ha comenzado a llamar la atención de otras administraciones como la Generalitat de Catalunya, que en octubre espera poner en marcha una empresa pública de generación que funcionará de una manera similar. Catalunya es, junto con Euskadi, Galicia, Andalucía, Canarias y Baleares, una de las seis comunidades que gestiona demarcaciones hidrográficas por encontrarse íntegramente en su territorio y una de las cuatro, las peninsulares, que pueden hacerse con centrales.
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De hecho, la Agència Catalana de l’Aigua inició en mayo los trámites para pasar a gestionar tres: una en Ripoll con la concesión vencida, otra en Sant Quirze de Besora cuya autorización caduca en 2924 y una más en Bescanò, en este caso por un supuesto "incumplimiento reiterado" de las condiciones de explotación.
Será, si los trámites concluyen como prevé la Generalitat, el embrión de la segunda compañía eléctrica pública de España, o la quinta en función de a qué ritmo siguen si las confederaciones del Guadalquivir, el Duero y el Segura la estela de la del Ebro.
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Una década de pleitos para cambiar la política energética
Tras una década de expedientes y de pleitos con las compañías eléctricas que explotaban los saltos, con fallos que en todos los casos han sido favorables a la CHE, el organismo de cuenca se ha hecho con la titularidad de una veintena de centrales activas en las provincias de Huesca y de Lleida a las que ahora se van sumando otras como la del Canal de Lodosa en Navarra.
El procedimiento consiste en aplicar los plazos temporales que recogen las concesiones, aunque para ello los responsables de la CHE tuvieron que impugnar y cambiar este flanco de la política energética de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y de Mariano Rajoy, cuando las concesiones, ahora específicamente limitadas por ley y jurisprudencia a un máximo de 75 años, llegaban a superar el siglo e incluso a acercarse al siglo y medio a base de prórrogas.
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Esa política con las concesiones, que comienza a aplicarse en otras demarcaciones hidrográficas como la del Guadalquivir, donde han revertido tres, y también en las del Duero y el Segura, con un caso en cada una de ellas, consiste en aplicar las condiciones que figuran en las autorizaciones, que permitían a los promotores construir y explotar las centrales para entregarlas al Estado una vez transcurridos los plazos inicialmente establecidos y sus eventuales prórrogas.
¿Cuál es el plan del Gobierno para las centrales que vayan revirtiendo?
El grueso de las centrales hidroeléctricas españolas se construyó por ese procedimiento entre los años 20 y 60, en ocasiones por empresas públicas como Enher que luego fueron absorbidas por otras durante los procesos de privatización y fusiones iniciados en los años 80, algo que sitúa al Estado, en plenas crisis energéticas de seguridad, precios y soberanía, ante el reto de asumir, o no, la gestión de 90 centrales esta década y de 157 más en la próxima, con otro paquete de 733 entre 2041 y 2061 mientras las 83 restantes decaen a partir de esa fecha.
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Pero el Gobierno sigue sin decidir si ese parque va a integrarse en el patrimonio del Estado para salir del perímetro de las grandes compañías eléctricas y ser gestionado al margen del actual sistema de subastas mayoristas; si, por el contrario, va a ser privatizado de nuevo mediante nuevas licitaciones o si, como tercera vía, va a hacerse con las centrales para dar otro tipo de uso a la energía.
Por lo pronto, la CHE ha comenzado a registrar a su nombre la titularidad de las instalaciones y las conducciones de las centrales que han ido revirtiendo a su favor, caso de la de Lafortunada, en la confluencia de los ríos Cinca y Cinqueta en el norte de Huesca.
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Fuentes del organismo de cuenca señalan que esos trámites no afectan al futuro de las centrales, ya que se trata de una regularización documental; aunque, en cualquier caso, su formalización sí parece apuntar a que cuando menos va a transcurrir algún tiempo antes de que pudieran ser enajenadas de nuevo.
Las 1.063 centrales hidroeléctricas censadas por el Miteco han producido en los últimos cinco años entre el 7,9% y el 13,8% de la electricidad generada en todo el país por el conjunto de las tecnologías, con una horquilla de 20.699 a 36.111 GW.h (Gigawatios.hora, millones de kilowatios), según los datos de Red Eléctrica.
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Las centrales hidráulicas fueron el año pasado con 32.244 Gw.h la cuarta tecnología que mayor aportación hizo al sistema eléctrico, por detrás de la eólica (60.496), la nuclear (54.040) y la térmica de ciclo combinado (44.493), y por delante de otras como la solar (25.659) o la cogeneración (26.077).
Una red de siete centrales en el Pirineo oscense que crece hacia Navarra
En el caso del Ebro, las reversiones alcanzan ya a 23 de las 360 centrales en explotación que, según una respuesta del Gobierno al senador de Compromís, Carles Mulet, hay censadas en la cuenca.
Catorce de ellas integran un paquete de minicentrales que se ubican en los canales de Aragón y Catalunya y de Zaidín, a las que se añaden las centrales de Urdiceto, El Ciego, Barrosa y los dos grupos de Lafortunada en el río Cinca, la de San José y la Auxiliar de Campo en el Ésera, la de El Pueyo de Jaca en el Gállego y, de manera inminente, la de la presa de Los Mártires en Lodosa, con capacidad para turbinar hasta 130 metros cúbicos por segundo de agua con una potencia instalada de 2,2 Mw y cuya titularidad lleva ya más de cuatro meses inscrita a favor de la CHE en el Gobierno de Navarra.
En el caso del Ebro, las reversiones alcanzan ya a 23 de las 360 centrales en explotación
Mientras decide si reanuda la explotación de Urdiceto, compleja por tomar el caudal de un ibón (lago pirenaico) situado a más de 2.300 metros de altitud, y mientras ultima la incorporación al parque de la de Lodosa, la CHE explota de manera continuada las otras seis centrales revertidas, siete si se desglosa en dos grupos la de Lafortunada.
La producción se acercó a los 180.000 Mw.h el año pasado para sumar algo más de 100.000 entre enero y junio de este año, lo que apunta a un aumento de la generación al cierre del ejercicio si el régimen de los ríos pirenaicos lo posibilita.
Dos tercios de la producción se concentran prácticamente en San José (92.671 Mw.h en 18 meses) y en Lafortunada (93.632), con el grueso del resto en El Pueyo de Jaca (55.352).
Eso da una media de 15.577 Mw.h mensuales, suficiente para cubrir las necesidades de entre 57.700 y 62.300 hogares en función de qué estimaciones de consumo se toman como referencia, que suelen oscilar entre los 250 y los 270 Kw.h al mes para una familia media.