Seguir en la lucha contra la cláusula suelo
Indignación y rabia entre los afectados
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MÁLAGA.- Ya ha comenzado la cuenta atrás para descubrir el final de las cláusulas suelo. Unas condiciones abusivas en las hipotecas de cientos de españoles, que firmaron sin ser informados, sin que el notario ni nadie alertara de este engaño. La mayoría de los afectados empezaron a sospechar a partir del año 2009, cuando el euríbor bajaba, pero no las letras mensuales de sus hipotecas. Fue el momento de acudir a las oficinas bancarias, descubrir este concepto y qué alcance tenía. La respuesta, en todos los casos, siempre era la misma: la cláusula suelo era legal.
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“Limitar a mayo de 2013 es politizar la justicia. El poder legislativo, la norma, dice que hay que devolver desde el principio"
Hoy todos esperaban las primeras conclusiones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Sin embargo, la realidad ha sido bien diferente y temen que esta decisión haga que los consumidores ya no denuncien, que empiecen a aceptar acuerdos individuales con sus entidades. “Lo que hoy hemos conocido es la opinión del abogado, pero todo indica que el veredicto irá en la misma línea. Tendremos que esperar unos meses y hoy mismo empezaremos a estudiar ese informe para valorarlo. Por ahora, en nuestra opinión, Europa nos ha vendido a la banca”, recalca Israel Orozco, responsable de la plataforma.
Indignación y rabia entre los afectados
“Estoy indignada con esta primera conclusión. Siento asco porque esto es siempre lo mismo, que gana la banca. Piensan en el perjuicio que ocasionará a la banca, cuando siguen en la bolsa con buenos resultados. Pero no piensan que si nosotros tuviésemos nuestro dinero, el que pagamos de más, no estaríamos tan ahogados. Con esas cantidades podríamos reactivar parte de la economía porque podríamos consumir más. Sería bueno para la economía en general, porque en esta situación no podemos plantear nada”, confiesa Carmen Almagro una de las afectadas.
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"En muchas cuestiones este sobrecoste mensual ha frenado algunos proyectos y nos ha hecho pasarlo mal, siempre con el miedo y la inseguridad”, lamenta Carmen
“Nos avisó que eso ya estaba firmado, y nada más, era legal y no se podía hacer nada”, relata Juan, su esposo. Recuerdan esa incertidumbre, la sensación de estar perdidos, sin saber dónde acudir ni qué hacer. “Yo les avisé de que me iba a llevar la nómina, el plan de pensiones, los recibos, todo… pero ellos jugaron con el miedo, con respuestas como subir el diferencial, el asegurarte que no iba a servir de nada, o que si me llevaba las tarjetas se iban a cambiar las condiciones del préstamo”, relata Juan. Nunca les ofrecieron negociar aunque ahora saben que en algunos de esos acuerdos extrajudiciales, se benefician de la “desesperación de la gente”, subraya Carmen.
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Pensaban denunciar, pero hacían cuentas y los gastos eran desorbitados para ellos. Hasta que encontraron la solución de Stop Cláusula Suelo. Otro obstáculo en su camino fue cuando se produjo el cierre de sus oficinas, cuando Unicaja se hizo con Caja España. En ese instante se sintieron en tierra de nadie. “No sabíamos dónde acudir. En Unicaja hay un señor que lleva estos temas, de los antiguos clientes de Caja España, pero nadie de la anterior oficina puede ya personarse en juicio. Todo eso ha desaparecido”, concreta Juan.
Cláusula suelo y estar en paro
“Hoy estoy resignado. He perdido mucho tiempo hasta ahora, y esperamos poca cosa, la verdad”, comenta Pablo Segura. Desde el año pasado, él respira más aliviado. El banco le retiró su cláusula suelo, pero atrás quedan unos años muy amargos. Su historia arranca en el año 2004, donde él y su esposa, junto a sus dos hijos, se trasladan a vivir a su nuevo hogar. A través del banco, tienen tres préstamos con cláusula suelo, uno para la vivienda, otro para el parking y otro de reformas de la casa.
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Desde el año pasado, Pablo Segura respira más aliviado. El banco le retiró su cláusula suelo, pero atrás quedan unos años muy amargos.
En su caso, también se empezó a sospechar cuando en las noticias escuchaban las bajadas del euríbor, pero su situación se complicó por sus condiciones laborales: “Mi mujer es autónoma y yo soy fijo discontinuo. Todos los años estoy tres meses en el paro. Acudí al banco para que no me cobraran intereses en la hipoteca en esos tres meses y me lo denegaron porque tenía la cláusula”, relata Pablo. También tuvo una etapa peor, cuando estuvo en desempleo durante quince meses y acudió a la oficina en busca de ayuda. La solución ofrecida fue parcial: cesar los cobros esos meses, pero debería de reembolsarlos de golpe una vez se normalizase su situación. Pablo no podía aceptarlo. “Eso no era hacer un favor. Era un gasto posterior inasumible”, confiesa. Desde entonces esta pareja vivió haciendo números y en condiciones muy justas.