El 'Grexit', el último órdago europeo a Grecia
Aunque la eurozona parece preparada para soportar un eventual abandono del euro por parte de Grecia y amenaza con esa posibilidad, los analistas aseguran que en ese escenario "todos perderían" y que nadie realmente lo desea.
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"Esperamos lo mejor, pero hay prepararse para lo peor". Esta frase pronunciada el viernes por el ministro de Finanzas de Reino Unido, George Osborne, retrata perfectamente el estado de ánimo de la Unión Europa con respecto a la falta de acuerdo con Grecia sobre el pago de la deuda: incertidumbre, desasosiego, mucha preocupación pero también, y eso no presagia nada bueno, un cierta resignación de algunos países del norte de Europa con una situación que ha colocado a Grecia al borde del Grexit, el palabro que los europeos se inventaron hace unos años para referirse a la salida de Grecia del euro.
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"La hipótesis con la que trabajamos es que Grecia no va a salir, porque en ese caso todos, Grecia y la UE, perderían", dice un analista de AFI
Es cierto que se lleva mucho tiempo hablando de la posibilidad de que Grecia se vaya de la moneda única, pero nunca antes como en esta semana que está a punto de terminar ese escenario fue tan real. Las posiciones están tan enquistadas —la troika pide a Grecia más reformas, entre ellas otro recorte de las pensiones, a lo que el Gobierno de Alexis Tsipras se niega— que ni la amenaza del Grexit parece capaz de reconducir la situación.
"En la Comisión de Economía de la Eurocámara tenemos cálculos que indican que muchos miles de millones de euros de los griegos han sido transferidos a Suiza desde el inicio de la crisis en 2010", denuncia Ernest Urtasun, eurodiputado de ICV
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Cuestión aparte es que pasará con la deuda pública griega, que suma unos 317.000 millones de euros y equivale al 175% del PIB del país. El 60% de esa deuda pertenece a países europeos y unos 141.000 millones corresponden al Fondo Europeo de Rescate (predecesor del actual Mecanismo Europeo de Estabilidad y que articuló el segundo salvamento) en el que España ha aportado de forma directa unos 6.600 y ha avalado otros 17.000, en números redondos.
"El problema para Grecia", añade este analista, "sería el de la credibilidad. Dependiendo de si la confianza que inspirara su política, a largo plazo la situación del país podría mejorar". Pero todo eso es, por ahora, pura especulación: lo que importa es el cortísimo plazo, este lunes, donde todo, en un sentido u otro, puede decidirse.