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La nueva fiscalidad catalana al turismo es insuficiente para regular la actividad, según los expertos

Tanto la Generalitat como el Ayuntamiento de Barcelona plantean incrementar los impuestos al turismo, pero los especialistas y los representantes de los vecinos apuestan por un control riguroso de los pisos turísticos ilegales y para frenar las nuevas licencias a establecimientos hoteleros.

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Varios turistas sentados en la terraza de un bar ante el paso de la manifestación organizada por entidades ecologistas, vecinales y sociales, el sábado 6 de julio de 2024 en Barcelona, para reclamar "poner límites" al turismo en la ciudad. — Toni Albir / EFE

BARCELONA,

Con la sensación de que tanto Barcelona como el conjunto de Catalunya se acercan a su límite de acogida de turistas y la certeza de que los malestares ciudadanos por los impactos negativos de la actividad van a más, las Administraciones exploran el incremento de la fiscalidad al sector como una de las vías para regularlo y limitarlo. Ahora bien, los expertos consultados por este diario lo ven como un paso insuficiente y defienden otras medidas como más adecuadas.

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Tanto el Ayuntamiento de Barcelona como la Generalitat de Catalunya han planteado en las últimas semanas la necesidad de aumentar los impuestos al turismo y la creación de nuevos tributos. Así lo ha confirmado en una entrevista reciente la directora general de Turismo de la Generalitat, Cristina Lagé. Después de definir a los turistas como "residentes temporales", Lagé aboga para intensificar el pago de impuestos por parte de este colectivo.

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Atendida esta filosofía, la directora señala que el Ejecutivo catalán estudia constituir una tasa por los visitantes que lleguen en autocar, además de incrementar las tasas por estancia en un alojamiento hotelero o por los cruceristas que atracan en el puerto en barco. "El turista tiene derechos y obligaciones y tiene que colaborar para que la sociedad funcione", comenta Lagé.

Ante este anuncio, los expertos muestran su oposición a la medida, arguyendo que la creación de nuevas tasas que graban la actividad no tiene un efecto directo en la reducción del volumen de turistas y además critican que las estrategias solo van destinadas a trasladar las plazas de las Viviendas de Uso Turístico (VUT) a los hoteles.

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Este debate sobre la expansión del turismo y su impacto económico, social y urbano también ha llegado a la esfera política. De hecho, el precio de la vivienda y la regulación de la actividad turística se han situado en la agenda diaria desde la vuelta al curso político después de las vacaciones de verano. La misma Cristina Lagé manifiesta que el Govern está llevando a cabo políticas para limitar la llegada de turistas y pone como ejemplo que en la temporada alta, entre junio y agosto, la cifra de visitantes solo creció un 0,3%. Lagé habla de una reorganización de la actividad en un sector que aporta el 15% del Producto Interior Bruto (PIB) de Catalunya y que aspira a conseguir puestos de trabajo de calidad.

En el ámbito municipal, el PSC, que gobierna el Ayuntamiento de Barcelona, ha llegado a un acuerdo con el grupo de Barcelona en Comú para intentar regular los alquileres de temporada en la ciudad, modalidad que queda fuera de los topes de precios que marca la ley. El acuerdo se enmarca en las negociaciones en orden a la aprobación de las ordenanzas fiscales y de los presupuestos municipales del año próximo.

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La iniciativa señala el camino de un futuro Pacto de Vivienda

La medida implica declarar como vivienda permanente todos los pisos de la ciudad y posteriormente fijar las excepciones. La iniciativa forma parte de un conjunto de acciones dentro de un futuro Pacto por la Vivienda, que tendría que priorizar el incremento del parque de pisos protegidos de alquiler y los destinados a los colectivos vulnerables.

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Nueva fiscalidad en Barcelona

En el marco de los presupuestos de la capital catalana para el año 2025, el alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, ha presentado las ordenanzas fiscales, que contemplan un incremento de los impuestos al sector hotelero de Barcelona, subiendo el IBI medio del 1% actual hasta el 1,08%. Además del IBI de los hoteles de lujo, la propuesta también prevé encarecer los tributos a los inmuebles especiales, entre los cuales se encuentran las terminales de cruceros, las infraestructuras portuarias y los túneles de peajes. En este caso, el tipo medio pasaría del 0,80% actual al 1,30% de aquí a tres años.

"Los destinos ya no son capaces de controlar su flujo turístico. Los viajes han pasado de ser un lujo a casi un bien de primera necesidad"

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Preguntado por la eficacia de estos movimientos, el director de la Cátedra Escenarios de Futuro del Retail, Turismo y Servicios de la UPF Barcelona School of Management (UPF-BSM), Josep Francesc Valls, recuerda que estamos en un momento en que "los destinos ya no son capaces de controlar su flujo turístico, puesto que los viajes han pasado de ser un lujo a casi un bien de primera necesidad que se llevan a cabo de forma habitual".

Ante un escenario de saturación extraordinaria, la receta que defiende Valls alude a controlar el fenómeno. "No se trata de frenar ni reducir su dimensión, sino de organizar el crecimiento que podemos asumir". El descontrol reconocido en la gestión de las viviendas turísticas acaba afectando el grueso de la población. Para frenar la situación, el profesor universitario defiende "un control riguroso del registro de viviendas turísticas".

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Comercios cerrados con más turismo

Josep Francesc Valls aboga por un control riguroso del registro de viviendas turísticas

Valls considera que el incremento moderado de las tasas turísticas no acaba teniendo ningún efecto, puesto que "a un turista le resulta indiferente pagar 150 o 160 euros por una noche. Es decir, el aumento del precio no aleja el visitante". Por esta razón, se muestra partidario de articular una normativa estricta y que se cumpla. "Tenemos que ser capaces de vigilar y supervisar la actividad turística, marcando objetivos de crecimiento alcanzables y que el negocio sea rentable". El experto se interroga sobre la paradoja de que cierren comercios tradicionales en Barcelona, mientras a la vez, la densidad turística no para de crecer.

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Por su parte, la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (ABDT) critica los anuncios del Ayuntamiento de Barcelona y del Govern. Subraya que "se destina dinero público para facilitar todavía más el trabajo a la industria turística". En relación con el intento de reducir la capacidad de alojamiento en la ciudad, dice que las medidas proponen trasladar las plazas turísticas de los HUT a los hoteles. La ABDT lamenta que la entidad encargada de gestionar las inversiones sea el consorcio público-privado Turisme de Barcelona, que "ha demostrado usar el dinero para favorecer a la industria".

Los agentes y expertos del sector instan a encontrar una nueva gobernanza turística, en la cual se priorice la planificación, una normativa clara con criterios estrictos y con un control de su cumplimiento. Además, existe cierto consenso en que los impuestos solo sirven para recaudar más, pero no solucionan el problema. Las mismas fuentes recuerdan que el escenario posterior a la pandemia de la covid-19 tan solo ha permitido descubrir la demanda interior, pero no se han dado pasos adelante en aspectos básicos como planificar, diagnosticar, gestionar, regular y controlar.

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