El precio de una boda Cuando Hacienda se 'autoinvita' a tu boda
Según los expertos, los regalos a los novios, salvo los que van invitados como padres o hijos, son donaciones que están obligados a tributarse, aunque se trate de un sobre entregado en mano de 200 o 300 euros.
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madrid, Actualizado:
Javier Marcos es el pseudónimo de un hombre de prefiere no revelar su identidad por motivos obvios. Recuerda que él se casó hace 14 años en Ávila y que el restaurante, en el que celebró la boda, no sólo le pidió que pagase con dinero en efectivo para no dejar pistas. También le propuso facturar “por cien, en vez de los casi 200 invitados reales, que acudieron al banquete", La idea era clara, "tributar por la mitad de los ingresos”, y a ellos tampoco les pareció mal “porque también se ahorraban la mitad del IVA”. Y nunca pasó nada con la Agencia Tributaria, pero lo que Javier y su pareja difícilmente olvidarán es que “al año siguiente, nos llamaron del restaurante para recordarnos que si nos preguntaban de Hacienda por el número de comensales no se nos olvidase decir que sólo habían sido 100. Nunca nos lo preguntaron, pero…”.
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Los temores del restaurante, sin embargo, no eran injustificados. Aquel no era el primer ni el último restaurante del mundo que lo hacía en un banquete de boda. “Yo recuerdo el caso de un restaurante de Pruvia, en Asturias, que hizo eso mismo y que fue cazado”, explica Rubén Gimeno, asesor fiscal del Consejo General de Economistas (REAF). “El lunes siguiente al banquete un inspector de Hacienda fue a la lavandería a preguntar cuántos manteles procedían de la boda y, al comprobar que eran el doble de los invitados, que se habían facturado, el restaurante fue acusado de fraude fiscal”.
La conclusión demostró que Hacienda está llegando hasta donde haga falta para acabar con la economía sumergida. Incluso hasta un territorio como las bodas como le pasó a Rosa Lujan y a su marido cuando regresaron del viaje de novios “y nos encontramos una carta en el buzón de la Agencia Tributaria, a nombre de mi marido, en la que nos daban un plazo de 10 días para mostrar todas las facturas de los regalos de boda”. Naturalmente, Rosa Luján también utiliza un pseudónimo con es el que es incapaz de ocultar el susto que se llevó ese día y que les hizo consultar lo antes posible con un asesor fiscal que les contestó lo mismo que Rubén Gimeno explica ahora. “Hacienda puede hacerlo, porque la Ley le capacita para ello. Excepto en el caso de que sea de padres a hijos, los regalos están obligados a tributar si son de amigos, de primos o de compañeros del trabajo…, porque un regalo es una donación que tiene 30 días para declararse y para presentar el impuesto de donaciones y pagarlo”.
"El problema viene en las clases adineradas que regalan coches o pisos"
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Por lo tanto, los regalos de boda no están exentos de IVA como avisa Rubén a todas aquellas parejas que ahora crean una página web para anunciar su boda y reflejan el número de cuenta corriente para los invitados. “Si son cantidades pequeñas de 200 o 300 euros no tiene por qué pasar nada. Aunque puede pasar, no es lo normal que pase”, insiste. “El verdadero problema es en las clases adineradas donde los invitados pueden llegar a regalar coches y hasta pisos..., y ahí es donde Hacienda difícilmente con las manos quietas, porque eso es una ganancia de patrimonio injustificada”.
Pero, claro, son casos excepcionales, ajenos a la clase media, a la que más o menos pertenecen Javier Marcos o Rosa Luján, entre los que todavía se estila el regalo del sobre en mano con 200 o 300 euros y al que Hacienda no puede llegar de ninguna forma. “La única manera de hacerlo es que a la pareja se le ocurra unos días después de la boda ingresar todo el dinero recaudado en el banco y que entonces debería tributar como una sola donación”, explica Rubén Gimeno. “El coste entonces será más alto, porque cuánto más alto sea el ingreso, más gastos. No es lo mismo tributar al 1% de 200 euros que al 20% de 4.000”. Pero, en cualquier caso, la conclusión, por extraño que parezca, nos lleva al mismo lugar: casarse también tiene sus riesgos con Hacienda. No porque sus inspectores quieran, sino porque legalmente están capacitados para llegar adónde haga falta. Incluso hasta el servicio de lavandería en el que se lavan los manteles del banquete.